En el contexto de la pandemia del coronavirus y en el inicio de la tercera fase de la contingencia que es más restrictiva para la movilidad de la gente y también por el riesgo mayor de contagio, se han registrado decenas de agresiones al personal médico a lo largo y ancho del país, como si ellos fueran la causa del mal; al mismo tiempo, los médicos y enfermeras han protestado porque no cuentan con el equipo e insumos necesarios para enfrentar con éxito el virus invisible pero mortal, riesgo que por ejemplo ya se ha traducido en contagio de 9 médicos y enfermeras en los hospitales de Morelos, quienes están en la primera fila de la emergencia. Es un deber elemental de todo mexicano bien nacido condenar dichos ataques y respaldar en todo momento la mejora de las condiciones de seguridad del personal médico, ya que es lo más valioso que tenemos en tiempos de la pandemia que nos azota, pues de ellos depende la vida de millones de personas.
Pero hay más. El pasado 10 de abril fueron asesinados a sangre fría tres médicos del IMSS en la zona sur de Morelos y es hora que la Fiscalía y el Gobierno del Estado no han dado con los responsables de dicho crimen artero contra personas tan valiosas que hoy serían de gran utilidad en los tiempos críticos que vivimos, por lo que es doblemente condenable lo sucedido y nos unimos a la causa para que se haga justicia pronta y expedita. Pues bien, a pesar de que los mismos compañeros y colegas del gremio se han manifestado públicamente, no se ve hasta hoy que la autoridad correspondiente le preocupe en grado sumo, pareciera que, como en muchos otros casos, engrosarán a los fríos datos de las estadísticas oficiales de violencia, pero no deberíamos permitir qué tal cosa suceda y se vuelva normal.
Por otro lado, en cuanto a la capacidad que tiene el Gobierno Estatal para enfrentar el coronavirus, nos han vendido la idea de que están preparados, y el gobernador hasta un video publicó en un campo de futbol donde a propósito, fue montado un hospital ambulatorio, al tiempo que lo desmontaron y desapareció por arte de magia. Este montaje dio lugar a críticas y con justa razón, pues contrasta el alto precio de compra del ambulatorio (14 millones de pesos) y la terrible carencia de insumos y de equipos médicos, así como la falta de pruebas contra la covid-19 y la adaptación de espacios suficientes y adecuados para encarar lo que viene. Veamos algunos datos.
Hasta el corte de ayer, según la Secretaría de Salud del Estado, había por coronavirus 101 casos confirmados y 101 casos sospechosos, así como 15 decesos. De igual forma se informó que de los tres hospitales a cargo del estado son 224 camas de su capacidad instalada (de esas sólo están destinadas 116 para covid-19), mientras que en el IMSS son 124, el ISSTE cuenta con 93, para un total de 333 camas, para las que hay poco más de 240 ventiladores disponibles, pues el ISSTE no precisa el dato.
Ahora bien, según cifras estimadas dadas a conocer por la coordinadora de planeación y enlace institucional del IMSS, doctora Anita Romero Ramírez, se espera que 1990 pacientes requerirán hospitalización en el momento más crítico de la pandemia. A todas luces la diferencia es abismal con respecto a las camas disponibles, como bien lo reconoció el Director del Sector Salud, puesto que lo habilitado hasta ahora será insuficiente en la etapa más crítica y quedará rebasada la capacidad instalada, si todo se dedica a la pandemia, incluso por la misma población donde se asientan los nosocomios, pues solo el 17 por ciento de enfermos tendrá garantizada la hospitalización en los servicios públicos de salud. Así las cosas, ahora sabemos que se están improvisando espacios ambulatorios en algunas regiones del estado, además de convenios con hospitales privados, pero nada de eso se precisa hasta hoy, lo cual es prueba de que el problema nos ha rebasado y los tiempos no esperan. Por lo tanto, no se deben escatimar recursos públicos para que se atienda a toda la población, aunque ahora el costo sea mayor por la falta de previsión y de subestimación de la pandemia; no caben ahora excusas y se debe mostrar la altura de miras de los gobernantes en tiempos de crisis. Exijamos a una sola voz que el Gobierno Federal y Estatal atiendan las necesidades del pueblo en materia de alimentación y salud, así también demandemos le den protección especial a nuestro invaluable personal de la salud. De no hacerlo, que el pueblo los ponga en su lugar en las urnas del próximo año.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario