La crisis social y económica que está provocando la pandemia del Covid-19, y que apenas inicia (ya pronostican que la economía mundial se contraerá, y en México será esta contracción de un 7%), ya nos muestra con una claridad diáfana el rostro de las dos superpotencias económicas del orbe, en otras palabras, nos muestra el carácter de dos regímenes económico-sociales, opuestos: el capitalismo salvaje o neoliberalismo, representado por EE.UU., expoliador, belicista,...en fin, el país imperialista por excelencia, por una parte, y, por otra, el socialismo humanitario y solidario de China, la China heredera de Mao Zedong.
EE.UU., en plena contingencia mundial y local (la pandemia se muestra incontenible en este país, con alrededor de 164 mil contagios de coronavirus, principalmente en Nueva York), envió en días pasados miles de soldados a Europa dentro de su estrategia belicista de dominio mundial, y los envía a los países del viejo continente donde el sistema de salud ha quebrado, puestos entre dicho, por la pandemia; Donald Trump acusando a Nicolás Maduro, presidente legítimamente electo por el pueblo venezolano de "narcoterrorismo", preparando, con ello, el terreno para una feroz arremetida con la finalidad de imponer un gobierno títere y apoderarse de las riquezas de ese país. Por su parte China, no sólo contuvo el avance del Covid-19, con medidas acordes a la gravedad y protegiendo así a su población, sino a mandado (como lo ha hecho la Cuba de Fidel y el Che, desde 1963), asistencia médica a decenas de países como Italia, España, Venezuela, entre otros, mostrando con ello, que el régimen socialista chino es humanista y solidario con los pueblos del mundo.
A la clase del dinero de los países de "libre mercado", y sus juntas representativas, sus gobiernos respectivos, sólo le interesa proteger que sus negocios comunes marchen bien, y eso significa que tenga máxima ganancia para seguir acumulando y concentrando la riqueza. Así, por ejemplo, en esta contingencia, a las grandes farmacéuticas (Johnson & Johnson, Pfizer, Roche Holding, Novartis, Merck) este año esperan en conjunto un mercado de ¡1.43 billones de dólares!), sólo les interesa ese mercado inmenso que les deja enormes ganancias, tan sólo la gigante farmacéutica Johnson & Johnson dice que tendrá la vacuna contra el Covid-19 en el 2021 y producirá ¡mil quinientos millones de unidades! No le interesa al gran capital, el hombre y su salud, sano en plenitud de sus potencialidades físicas e intelectuales. Su interés (que se asemeja al interés del dueño de una casa funeraria: entre más muertos, mejor, pues más cajas mortuorias se venderán) le interesa la máxima ganancia a costa de una población enferma, con problemas de desnutrición, obesidad, diabetes, presión arterial, cáncer, etc. Así, entre más enfermedades y más persistentes sean éstas entre la población, las farmacéuticas en manos privadas de los países capitalistas se enriquecen fabulosamente. Lo mismo diremos de los hospitales privados, de las industrias alimentarias, de...en fin de toda empresa capitalista. Lo importante es la máxima ganancia.
En los regímenes socialistas, como el de China, con su régimen mixto de economía de empresas estatales y privadas, pero conducido por el Partido Comunista, la cosa es muy distinta. Se les "cortan las uñas" a la propiedad privada y se da preferencia al bienestar del trabajador. No es de extrañar que China, antes de que iniciara esta terrible pandemia, ya hablaba que en corto tiempo declararía superada la pobreza en su territorio de alrededor de mil cuatrocientos millones de habitantes. Han transformado su suciedad bajo el régimen socialista, en la segunda economía mundial. Algunas teorías, no muy alejadas de la realidad, incluso hablan de que el Covid-19 fue creado en los laboratorios gringos para asestarle un duro golpe y desacelerar su economía. Pero no sólo es una economía pujante, sino la más importante, y a diferencia de la sociedad capitalista, es una economía en que se basa el tipo de sociedad más justo para el hombre.
Hoy, en el momento en que el mundo enfrenta una pandemia por el Covid-19, de insospechadas consecuencias en la salud, en lo económico, en lo social, es la clase trabajadora la que padece, carga sobre sus espaldas el sacrificio, el dolor y la muerte. Sí; porque serán ellos los que más padecerán las consecuencias de la pandemia, sin duda. En México, las autoridades de la 4T, le piden al vendedor ambulante, al taxista, el trabajador de la fábrica, al empleado pobre, a la trabajadora doméstica, que no salga de su casa para evitar que se incrementen los contagios, lo cual es correcto sin lugar a dudas. Sí, nada más que hay un detalle: la gente humilde vive literalmente al día ¿Qué obrero se puede encerrar en su casa y dejar que "el mundo" ruede? Arriesgarse a contraer el coronavirus en busca del mendrugo o morirse de inanición cerrando a piedra y lodo su casa. Esa es la disyuntiva para la clase trabajadora. ¿Y qué alternativa le ha dado el gobierno de López Obrador a la clase trabajadora hasta el momento? Nada, absolutamente nada. Sólo demagogia. No se han tomado a tiempo las medidas de contingencia contra el Covid-19, pues éstas, se decía, debían ser "en el momento preciso", pues implementarla antes era poner en riesgo la economía ¡Y acaso no saben estos asnos, que la parte más importante de todo proceso de producción es el hombre con su capacidad transformadora!, y, que por lo tanto, no solo es decirle que se quede en casa, sino darle alternativas para resolver su sustento diario, apoyando al obrero, al campesino, a los comerciantes pobres. No se ve, por ejemplo, qué empresas paraestatales como la CFE propongan que se condonen pagos; que el gobierno, en esta contingencia, asegure un ingreso mínimo para la población humilde ¿Por qué en Rusia se está mandando a los trabajadores a cuarentena con goce de sueldo? Muy sencillo: es un régimen humanista, muy al contrario del fallido gobierno de la 4T con sus vaciladas y torpezas de estampitas de la virgen, o lo del mole de guajolote, o eso de que "los pobres estamos inmunes".
Nos recordó Marta Harnecker en su libro los Conceptos elementales del Materialismo Histórico, lo que decía V. I. Lenin en 1919, cuando la naciente República Soviética en medio de la guerra civil que provocaba hambruna y desbarajuste, provocado y alentado por los países capitalistas que veía en el naciente régimen una amenaza. "En un país arruinado, la tarea principal es salvar a los trabajadores. La principal fuerza productiva de la sociedad humana en su conjunto son los obreros, son los trabajadores. Si ellos sobreviven, lo salvaremos y lo restauraremos todo".
Traigo esta cita, pues, hoy, se ve con claridad las posturas que han asumido los gobiernos de países donde reina el neoliberalismo, capitalismo salvaje, de sólo interesarle la sobrevivencia y fortalecimiento del gran capital; y donde hay un régimen socialista, más humanitario, más justo, donde lo principal es el hombre, creador de la riqueza.
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