Sin lugar a dudas el avance del capitalismo en su fase Neoliberal en México, trae conforme avanza el tiempo pruebas cada vez más evidentes de que el sistema no va a resolver los problemas de las grandes mayorías, y así lo dicen los datos 53.3 millones de pobres hay en el país según el CONEVAL, aunque algunos estudios de personalidades como Julio Boltvinik han llegado a decir que existen 85 millones de pobres. Dada esta situación podría pensarse que los gobiernos de todos los niveles tendrían que estar preocupados por dicha situación.
Sin embargo, todos somos testigos de los innumerables comerciales que se dan tanto en la televisión, la radio, periódicos y sobre las avenidas principales respecto a los programas sociales que hay en nuestro país, sin duda alguna somos testigos de que estos programas pocas veces son aplicados como se debe, puesto que son utilizados como un botín político el líder de tal o cual partido, da el programa a cambio del voto, o sin más lo condiciona para que de manera paulatina se asista a las labores del partido, que van desde eventos hasta marchas, y además de ello se pide una aportación económica a cambio de dar el programa, de esto no se salva ningún partido actualmente (incluido MORENA que tanto se ufana de no hacerlo). Existe también por otra parte el uso de los programas sociales como una estafa, se le pide dinero a la gente para meterlos a los programas, pero nunca les llegan. Eso es muy conocido en todo la capital del país. Este tipo de actos se acrecientan en la capital dada la coyuntura política actual, donde principalmente MORENA y el PRD se debaten el poder político, para claro, seguir sirviendo a sus propios intereses.
Además de esto hay que agregar la penitencia para llegar a un programa social, sin la "ayuda" de algún partido político, trabas burocráticas absurdas, reglas de operación que nadie puede cumplir, y una vez cumplidos los requisitos esperar un tiempo absurdo, incluso años, sin una respuesta a su petición. Como puede concluir amable lector los programas sociales, lejos de convertirse en una salida a la ya tan consabida precaria situación en que vivimos los mexicanos, son otra forma de seguir apretando el cinturón de los más pobres.
Los antorchistas de Tláhuac hemos sido testigos de esta situación, el pasado 22 de febrero, acudimos a las oficinas de LICONSA, en Santa Catarina, una pequeña comisión de pobladores de Mixquic, del pueblo de Tetelco y habitantes de la humilde comunidad de Atotolco. Teníamos tres planteamientos principales:
1.- La respuesta de la aprobación de la lechería gestionada en el barrio de Santa Cruz en Mixquic. El local ya fue revisado y se nos entregó un documento donde se pedían los requisitos para que la lechería fuera abierta, eran requisitos totalmente absurdos, por ejemplo "poner mosaico anti derrapante". Tomando en cuenta que la lechería no deja ganancias de importancia, y que quienes lo están gestionando es el pueblo pobre de Mixquic organizado en Antorcha, los requisitos que se piden hacen casi imposible la apertura de la lechería. Cabe mencionar que en el pueblo de Mixquic solo hay una lechería y tiene una población aproximada de 13,000 personas.
2.- La visita para revisar los locales propuestos para poner una lechería en Tetelco. No se daba fecha para revisar los locales propuestos por la comunidad para poder tener una lechería, dado que había muchos otros asuntos por atender.
3.- Empadronar a habitantes de Atotolco para que reciban este programa. Atotolco es una comunidad marginada, donde los "líderes" de MORENA y el PRD, han hecho de este una mina de oro, y con 700 familias habitando parece increíble que no exista una lechería.
A todo esto, lo que se había contestado por parte de los funcionarios de LICONSA es que la "normatividad" no permitía hacer más de lo que ellos hacían. Lamentablemente en nuestro país lo que importa es la "normatividad", que no es otra cosa más que trabas burocráticas para no darle lo que se merece a la gente humilde, los programas sociales son inalcanzables gracias a la dichosa normatividad. Solo luchando pudimos dar avance a estos asuntos, la comisión rindió frutos y hubo compromisos de atender a la brevedad estos importantes problemas.
La lección es clara, ante la insensibilidad política de la clase poderosa mexicana, hay una salida: organizarnos y luchar. Y detrás de estas nobles causas Asntorcha estarán para poner todas sus fuerzas en defensa de los pobres, que son quienes necesitan de un mejor futuro, que se construirá únicamente, si organizamos y concientizamos al pueblo de manera permanente.
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