La casa de estudiantes "Ignacio Manuel Altamirano” (IMA) de Chilpancingo cumple 26 años cobijando en sus instalaciones a cientos de estudiantes provenientes de las siete Regiones del estado, quienes no cuentan en sus localidades o municipios cercanos, centros académicos de nivel superior que les permitan preparase profesionalmente adquiriendo los conocimientos necesarios y suficientes para poder incorporarse a la vida productiva en las diversas actividades laborales, desempeñando un trabajo suficientemente gratificado que les provea lo necesario para vivir lo más dignamente posible.
Cada inicio del ciclo escolar llega a la capital del estado grandes cantidades de jóvenes con el propósito de cursar sus estudios de bachillerato y profesionales. Muchos han alcanzado esta aspiración mediante su estancia en la casa de estudiantes IMA, que fue fundada en 1994. En el transcurso de estos 26 años, ha pasado por tres edificaciones hasta contar en la actualidad, con un edificio funcional y con las condiciones que todo estudiante requiere para sus actividades escolares. El objetivo para la cual fue fundada la casa de estudiantes IMA, se cumple cabalmente sin duda, dirigido correctamente por los propios estudiantes. Muy importante ha sido, además, la labor social que realizan semanalmente los moradores, quienes practican bailes y danzas regionales, música, poesía, que llevan a las colonias populares y comunidades rurales del estado, con la intención de compartir con el pueblo el arte que calma un poco sus penas y fortalece su convicción de lucha por una vida mejor, acompañándolos también en sus largas jornadas de protesta para que los gobiernos en turno resuelvan las carencias materiales de los guerrerenses pobres, que son muchos, y que los propios estudiantes se encuentran entre ellos.
Y es que la educación en Guerrero y, sobre todo, la educación superior no alcanza a satisfacer las necesidades educativas que los hijos del pueblo guerrerense requieren, ni se cumplen los objetivos trazados por las autoridades y el rezago educativo aún es considerable. El Inegi, por ejemplo, en sus datos oficiales menciona que, de cada 100 personas mayores de 15 años, 13 no tienen ningún grado de escolaridad, 46 no tienen la educación básica terminada, solo 19 concluyen la educación media y solo 12 concluyen su educación superior. Y la situación empeora si a estos datos añadimos que el estado de Guerrero se encuentra en el penúltimo lugar de cobertura en educación superior con solo el 20 por ciento, por debajo de la media nacional que es del 35 por ciento y muy alejado del 50 que tiene la Ciudad de México, que ocupa el lugar primero en este servicio. Por otro lado, las universidades Benito Juárez que el Gobierno federal ha impulsado con la intención de cubrir la demanda educativa de los jóvenes, opera en condiciones anémicas y están muy lejos de convertirse en una alternativa seria donde se imparta el conocimiento científico.
La pobreza en que se desenvuelven la mayoría de los guerrerenses, agravada ahora por la mala dirección económica del Gobierno del presidente López Obrador y por los efectos pandemia, provocará que miles de jóvenes vean truncados sus esfuerzos por convertirse en profesionistas que le brinden a su pueblo los conocimientos suficientes para romper con la pesada cadena de la miseria. Pero no deben ahogarse en el desaliento que los postrará ante las circunstancias difíciles, la Casa de Estudiantes IMA, ahora como desde hace 26 años, tiene en sus instalaciones un lugar seguro donde puedan satisfacer su deseo de conocimiento, y ejercitar sus capacidades para enfrentar y salir triunfantes en las futuras batallas de la vida.
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