Los árboles sirven para dar sombra, para dar vida en forma de frutos, para dar fraternal alojamiento a los nidos de pájaros, pero en ocasiones también sirven para dar muerte.
El lunes 20 de junio, el joven León N., con su propia prenda de vestir llamada sudadera, se quitó la vida colgándose de la rama de un árbol que ordinariamente ha dado frutos para todo aquel caminante que pase junto a él y quiera, levantando las manos al cielo, tomar un fruto maduro.
El triste acontecimiento propiciado ocurrió ya al declinar el día, cuando la luz del sol comienza a apagarse. Unas horas más temprano, en esa misma fecha, muy cerca del lugar donde se suicidó el muchacho, también una joven. más o menos de la misma edad, utilizando las sábanas de su dormitorio decidió quitarse la vida. Los hechos ocurrieron muy cerca de la colonia 6 de Junio, del municipio de Huamantla, donde años atrás muriera asesinada Nancy López García, activista del Movimiento Antorchista Nacional.
Cuando tiempo atrás, una tarde soleada conocí esa colonia, me dio la impresión de que fuera un pequeño panteón provinciano. En el centro de ella está un breve parque donde se puede ver en medio como una tumba que después supe se trataba de una cisterna para almacenar agua de uso público.
Hacia el norte del parque se encuentra algo semejante a otra de esas tumbas que la gente levanta para rendir homenaje a sus difuntos y que tienen la forma de una pequeña iglesia, y efectivamente, en este caso se trata de una pequeña capilla que cotidianamente nadie visita. La colonia está rodeada por tierras de labor y hacia el sur, bordeada por una hilera de árboles se desplaza una barranca que casi todo el año sirve de tiradero para basura y en época de lluvia se ve correr por su cauce una corriente de agua bronca.
El suicidio de ambos jóvenes sorprendió a muchos, pero fue recibido con cierta indiferencia, tal vez porque en la región han comenzado a estallar, con destellos de fuegos artificiales, las fiestas patronales de los pueblos. Otra noticia trágica que se apagó (por lo menos en esta zona), en el bullicio de las fiestas tradicionales fue la muerte por asfixia que padecieron muchas personas que trataban de pasar indocumentadas a Estados Unidos (EE. UU.), para buscar trabajo y fueron encontradas sin vida a bordo de un tráiler sobre la carretera.
Estos tristes acontecimientos, el suicidio de los dos jóvenes, la infausta muerte de las personas que iban en busca de trabajo, e incluso el asesinato de la joven activista Nancy López García, no debieran de pasar tan desapercibidos y más todavía, deberían movernos a la reflexión.
Deberíamos hacernos algunas preguntas: ¿Por qué dos jóvenes en pleno florecimiento de la vida, que no padecían alguna enfermedad terminal, que tenían una familia y un techo para guarecerse de las inclemencias que, sobre todo en el caso de la muchacha, su posición económica era más o menos holgada, por qué entonces, deciden quitarse la vida?; ¿Por qué un grupo de personas que salieron en busca de trabajo para sustentar a sus familias, terminan sin vida, amontonados como sardinas en el interior de una caja de tráiler?; ¿Por qué una joven activista social, que se dedicaba a organizar a la gente para defensa de sus derechos, muere cobardemente asesinada en su propia casa habitación? Y aquí se debe hacer constar que el asesinato a líderes sociales, activistas defensores de los indígenas, defensores del medio ambiente, incluso a periodistas, se ha convertido en un acontecer cotidiano en todo el país.
Las respuestas a estas preguntas, desde luego tienen sus particularidades de acuerdo con cada caso en concreto, pero a pesar de que parecieran ser casos muy diferentes, en realidad se pueden igualar porque todos esos casos de pérdidas de vidas útiles tienen una raíz común, en todos ellos la causa que los ha originado es la crisis del sistema social.
Hace muchas décadas el capitalismo a nivel mundial ha llegado su etapa terminal llamada imperialismo. El capitalismo mundial, en su etapa imperialista está en crisis. Es una crisis material desde el punto de vista económico y es una crisis espiritual desde el punto de vista de la conciencia social. Pero no son las clases poderosas las que sufren la crisis sino las clases trabajadoras, las clases explotadas.
Por esta razón, mientras la gente se vea obligada a salir de sus comunidades de origen en busca de trabajo para alimentar a sus familias, seguirán enfrentándose a la posibilidad de morir en el camino. Y como esta sociedad en crisis está desprovista de auténticos valores morales, siendo lo único que se fomenta el individualismo, el egoísmo, la traición y la búsqueda de placeres pasajeros, entonces muchos jóvenes seguirán cayendo en la telaraña y seguirán muriendo, muchas veces por su propio impulso en la ofuscación de buscar sin encontrar la felicidad en este mundo.
De aquí la importancia de las vanguardias organizadas, la importancia del papel que deben jugar los líderes, los auténticos luchadores sociales, pues son quienes deben dirigir, quienes deben conducir a las masas trabajadoras, a las familias de explotados a buscar y alcanzar la formación de una sociedad más justa.
Esa era la función que estaba desempeñando la activista asesinada Nancy López García, en la Colonia 6 de Junio, lugar cerca del cual hace unos días ocurrieron los suicidios. Nancy ya no pudo continuar con su labor, pero en el país siguen de pie muchos activistas que como ella están buscando el camino hacia una sociedad más justa para el pueblo.
A estos activistas algunos los consideran locos y quisieran encerrarlos en jaulas como le ocurrió a don Quijote de la Mancha, cuando el cura y el barbero de su aldea lo regresaron a su casa, alejándolo de la profesión de la caballería andante, con la que él quería favorecer a los desvalidos y a los menesterosos. Pero como la lucha por una sociedad más justa es un ideal que tiene su raíz en lo racional, no importa cuánto tiempo tenga que transcurrir la lucha seguirá hasta alcanzar la meta. Y aunque hoy por hoy el panorama se vea sombrío, aunque actualmente parezca que en el país vivimos una larga y tenebrosa noche, sin duda alguna el sol no tardará en salir.
Unos días después de que un joven se ahorcara en uno de los árboles que están a orillas de la barranca cercana a la colonia 6 de Junio, cierta mañana pudimos ver algo parecido a unas llagas en la tierra, aunque realmente era, que la arena del barranco estaba humedecida; el día anterior había caído una fuerte tormenta, con mucho viento, mucha agua y granizo. Por ese cauce corrió un raudal de agua caída del cielo llevándose la basura y los malos olores que se habían acumulado en un año sin lluvia. La arena y los árboles emitían frescura y aroma a campo recién mojado. En todos los árboles se escuchaba el canto de los pájaros. Y lejos en las calles del poblado el bullicio de la vida continuaba.
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