El pasado 17 de febrero, habitantes de la comunidad indígena de Santiago Tepepa, en el municipio de Acaxochitlán, bloquearon la autopista México-Tuxpan con el objetivo de denunciar no solo a nivel estatal, sino a nivel nacional, el abandono que han sufrido por parte de las autoridades municipales y estatales, desde hace más de 25 años. En esta ocasión, el motivo del bloque fue para pedir – una vez más­– agua potable, construcción de una escuela para jóvenes de la comunidad, e incluso para exigir al gobierno federal mayor seguridad en la zona, porque las fuerzas municipales y estatales han ignorado el problema.
En general, los datos oficiales para el municipio no son nada alentadores. Según el Coneval, el 71.2 por ciento de la población se encuentra en condición de pobreza, lo que significa que 31, 190 ciudadanos presentan al menos una carencia social. Además, 10,877 personas se encuentran en pobreza extrema, el 26.1 por ciento de la población en Acaxochitlán.
En temas de seguridad, los ciudadanos también resultan afectados. Tan solo en 2018, el municipio fue el más violento de la región Otomí-Tepehua, al registrar 228 delitos, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En 2019 y en lo que va del 2020, los habitantes han señalado que los delitos de asaltos han ido en aumento sin que nadie les haga caso.
En Acaxochitlán gobierna el PRI, a través de Rocío Sosa Jiménez, quien no mostró ni un poco de sensibilidad política para resolver las peticiones de sus gobernados. Sinceramente, ya no se puede esperar nada de sensibilidad política ni social cuando el mismo jefe del ejecutivo estatal, el gobernador Omar Fayad promueve esas prácticas de represión y abandono de las clases más pobres de la entidad; desde las oficinas estatales se tiene retenido el salario a 20 maestros desde hace dos meses, dejando en el total desamparo a las familias de los docentes que, dando muestras de compromiso –del cual carece hasta el mismo señor gobernador- , continúan dando clases a más de 300 alumnos de la capital hidalguense.
Tal parece que los priistas de Hidalgo se han resignado a perder la mayoría de las presidencias municipales que apenas y logran conservar. La población hidalguense mostrará en las próximas elecciones, seguramente, el rechazo al Revolucionario Institucional que a través de sus gobernantes no ha estado a la altura para resolver los problemas de la entidad. No aprenden.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario