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Sargazo, consecuencia del cambio climático

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El sargazo es un género de alga marina macroscópica de la división Phaeophyta, comúnmente llamada alga parda, y forma parte primordial de la flora marina de zonas tropicales. 

Las algas pardas se dividen en dos grupos: bentónicas, que viven en el fondo de los sistemas acuáticos, y pelágicas, que se desarrollan cerca de la superficie. Son casi exclusivamente marinas, ya que solo se conocen unas pocas especies de agua dulce.

La rápida multiplicación del sargazo refleja el impacto conjunto del calentamiento global, el descontrol industrial y la falta de políticas ambientales efectivas.

Su coloración se debe a una combinación de pigmentos fotosintéticos que les permite realizar la fotosíntesis incluso a profundidades donde sólo llegan las longitudes de onda más cortas de la luz solar, por lo que el color de estas algas va desde el pardo oscuro o negro hasta el dorado claro.

Ciertas algas pardas son plantas grandes, evolucionadas, de forma muy compleja, y presentan estructuras especializadas para la fotosíntesis, el soporte, el transporte de compuestos y el anclaje al sustrato. Sus partes pueden parecerse a hojas, tallos y raíces de las plantas superiores. Dentro de este grupo no existen algas unicelulares.

El sargazo suele estar provisto de vejigas o vesículas llenas de gas que permiten que las partes libres floten cerca de la superficie. La pared celular de estas algas, además de celulosa, contiene ácido algínico y sales sulfatadas.

Tales compuestos les dan resistencia y flexibilidad, ya que forman un gel en la matriz intercelular, ayudándoles a soportar la tensión provocada por las olas y las corrientes marinas. Además, intervienen en el intercambio iónico y ayudan a evitar la desecación del alga.

Las algas pardas pueden reproducirse sexual y asexualmente por fragmentación, lo que resulta en una reproducción muy acelerada.

Las algas son organismos autótrofos, es decir, elaboran su propio alimento mediante la fotosíntesis a partir de sustancias inorgánicas como energía solar, dióxido de carbono, agua y pigmentos fotosintéticos. Estos compuestos se combinan para transformar la energía solar en energía química y, finalmente, en los nutrientes que el alga necesita para vivir.

El sargazo es importante en el sistema marino, pues es hábitat de varias especies, además de proporcionar alimento y refugio a peces, cangrejos, camarones, caracoles, crías de tortuga, atún rojo, etcétera. También aporta oxígeno debido a la fotosíntesis. 

Se reconocen más de 145 especies de invertebrados que viven en estrecha asociación con los sargazos.

Esta alga juega un papel importante en el desove de la anguila americana y europea, cuyas larvas emergen desde ahí y después viajan a las costas de Europa, el norte de África y Norteamérica para vivir en ríos de agua dulce.

Una vez alcanzada su etapa adulta, regresan al mar de los Sargazos para reproducirse y morir. Se sabe que el marlín blanco, el tiburón cailón y el pez dorado también desovan en el sargazo.

Se conoce como mar de los Sargazos al único mar que no baña las costas de ningún país, ya que no tiene costa. El área se encuentra en el océano Atlántico y recibió ese nombre por hospedar a una gran cantidad de algas del género Sargassum.

El mar de los Sargazos tiene forma ovalada y ocupa dos terceras partes del océano, con sus 5.2 millones de km², 1 107 km de anchura y 3 200 km de longitud. Las únicas masas de tierra dentro de su espacio natural son las islas Bermudas.

Este mar es relativamente tranquilo, con vientos suaves y aguas cálidas. Está rodeado por corrientes oceánicas (al oeste, la corriente del Golfo; al este, la de Canarias; al sur, la corriente Ecuatorial).

Es un giro anticiclónico en el centro del Atlántico norte y se mueve en sentido de las agujas del reloj, como producto de estas corrientes. Recibe poca precipitación, por lo que la evaporación supera el agua que recibe, lo que genera la mayor salinidad del océano Atlántico. 

La corriente del Golfo impide que el agua cálida del mar de los Sargazos se desplace hacia aguas más frías. Grandes manchones o bancos de estas algas suelen verse flotando en la superficie, debido al efecto del giro que concentra los materiales en el centro.

La llegada del sargazo a las costas del Caribe mexicano es un fenómeno natural recurrente y no exclusivo de nuestro país. De acuerdo con datos de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación y la Secretaría de Turismo, durante el verano de 2011 ocurrió una arribazón anómala de sargazo, considerada un evento de “escala oceánica”, que abarcó las costas del este del mar Caribe y el oeste de África.

En agosto de 2015 se consideró atípico por las grandes cantidades que arribaron, cuantificadas en 320 m³ de sargazo por cada kilómetro cuadrado de playa por día. A partir de 2015, la presencia de grandes cantidades en las playas se hizo constante.

La llegada a las playas de Quintana Roo se ha mantenido desde entonces, afectando prácticamente la totalidad de sus playas.

Durante el último año se han registrado cantidades atípicas de esta alga proveniente del mar de los Sargazos, así como de un nuevo origen: el norte del ecuador terrestre, donde el sargazo se acumula frente a las costas de Brasil antes de adentrarse en el Caribe.

El reciente crecimiento excesivo del sargazo se debe a múltiples factores como el aumento de la temperatura del agua, las corrientes marinas y el viento, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Además, el incremento de residuos orgánicos de todo tipo se ha convertido en nutrientes que fertilizan el sargazo, lo que da como resultado su rápido crecimiento, al grado de duplicar su biomasa cada dieciocho días, algo que rebasa en mucho el equilibrio ecológico, según Brigitta Ine van Tussenbroek, titular de Pastos Marinos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La rápida proliferación del sargazo es un indicador de la creciente contaminación de nuestros mares, debido principalmente a que la industria vierte sus desechos sin tratamiento en canales pluviales, arroyos o ríos, mientras que las autoridades no regulan ni aplican sanciones.

En cantidades adecuadas, el sargazo ayuda al correcto funcionamiento del ecosistema; en exceso, lo perjudica al provocar ausencia de luz y falta de oxigenación en el agua. Al menos setenta y dos especies son afectadas por su presencia atípica, según Rosa Elisa Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología.

La llegada del sargazo a las playas provoca diversas afectaciones, especialmente en la actividad turística y de conservación, y también perjudica la temporada de desove de tortugas marinas. 

Aunado a eso, las autoridades han recomendado no tener contacto con esta alga debido a que alberga microorganismos llamados hidrozoarios, que pueden causar picazón. Además, el sargazo libera ácido sulfhídrico, metano y bióxido de carbono durante su descomposición, generando mal olor y representando un riesgo para la salud humana.

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