MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Acapulco: triste Navidad con violencia, basura e impunidad

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Tras el embate del huracán “Otis”, en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez el espíritu navideño se mezcla con violencia, basura y un amargo sabor de quienes han perdido familiares, amigos, viviendas, empleos y la posibilidad de continuar con sus estudios.

“Otis” dejó una estela de destrucción en la llamada Joya del Pacífico, donde miles de acapulqueños que viven en la periferia se quedaron prácticamente sin nada y sólo han recibido el apoyo solidario de algunas organizaciones civiles.

El Gobierno federal de Morena anunció con bombo y platillos que había recursos ilimitados para apoyar a los damnificados, pero la realidad es que miles de personas no han recibido ninguna ayuda de los tres niveles de Gobierno, todos de Morena.

Por si esto fuera poco, en este destino turístico impera la violencia, que se ha llevado la paz y la esperanza de miles de familias que, totalmente resquebrajadas, pasarán una triste Navidad marcada por la ausencia y la impunidad. Entre las causas principales está la lucha por el control del territorio.

Su ubicación geográfica estratégica convierte al puerto en un punto crucial para el trasiego de estupefacientes y la desigualdad económica, ya que la falta de oportunidades y la brecha entre clases sociales contribuyen a la creación de un caldo de cultivo propicio para la delincuencia.

Para revertir la violencia es importante la participación ciudadana, pero más necesaria es la implementación de una estrategia de seguridad efectiva para combatir al crimen organizado.

En este tema no hay mucho que hacer mientras las autoridades sigan asegurando que su estrategia de “abrazos, no balazos” es efectiva y está dando buenos resultados; mientras la ciudadanía denuncia con tristeza y temor la fallida estrategia que sigue tiñendo de rojo el territorio guerrerense y mexicano.

AMLO dijo que las fiestas decembrinas van a ser mejor en Acapulco porque cuando lo sobrevoló de noche “vio muchos foquitos de Navidad”. La realidad, señor presidente, es otra.

El panorama es oscuro y pese a tener todo en su contra, surge una luz de esperanza en esta época decembrina, donde los acapulqueños levantan sus pedazos y se ponen de pie, demostrando que la resiliencia es su mejor aliada. Aun con tristeza, levantan los brazos para recibir a los visitantes con una sonrisa que simboliza la resolución de un pueblo que no se rinde y busca renacer.

En su conferencia de prensa del 31 de octubre, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que los acapulqueños no pasarían una amarga Navidad tras el paso del huracán “Otis”; sin embargo, la promesa del mandatario está lejos de cumplirse, ya que familias de pueblos y colonias ni siquiera fueron censadas, por tanto, no recibirán ningún tipo de ayuda para resarcir los daños que provocó el fenómeno natural.

Además, en plena Navidad, montones de basura y escombro siguen saturando las calles, generando riesgos de infección en vialidades importantes como la calle Cristóbal Colón, Fraccionamiento Magallanes; calle Durango de la colonia Progreso, entre otros puntos ubicados en pueblos y colonias de la periferia, que han sido convertidos en tiraderos clandestinos, donde hay láminas, enramadas, botellas de plástico, vidrio, comida.

La gobernadora Evelyn Salgado aseguró que hasta el 20 de diciembre se habían recolectado 700 mil 420 toneladas de basura, para lo que fueron necesarios 87 mil 720 viajes de camión y el trabajo de cinco mil 356 personas, en mil 432 kilómetros lineales de calles.

Según especialistas, los 61 mil millones de pesos que prevé el Gobierno federal en el Plan de Reconstrucción para Acapulco y Coyuca de Benítez tras el huracán son insuficientes para atender el mayor desastre de “Otis”: la desigualdad, que deja en mayor vulnerabilidad frente a los daños a personas en condición de pobreza y pobreza extrema.

Recientemente, el presidente de la república dijo que las fiestas decembrinas van a ser mejor en este puerto devastado por el huracán “Otis” porque cuando sobrevoló en la noche Acapulco vio muchos foquitos de Navidad. La realidad, señor presidente, es otra y lo muestran las múltiples protestas que se registran ante la nula atención de las autoridades federales, estatales y municipales; manera “coincidente”, las tres de Morena.

Lo muestra también el desastre que persiste en pueblos y colonias de la periferia, desapariciones, la violencia que impera, el escaso turismo, los vendedores ambulantes y los rostros de los damnificados, con un dejo de preocupación, tristeza, pero también de resiliencia y esperanza por recuperarse del desastre que dejó a su paso “Otis”. 

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