MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

A quién responsabilizar sobre la falta de apoyo en desastres naturales

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Es común escuchar a gobernantes decir que a nadie se puede responsabilizar en lo ocurrido por los desastres que provocan los fenómenos naturales, pues no se puede prever la magnitud destructiva de éstos. Así, por ejemplo, se justificó el gobernador del estado de Hidalgo, Omar Fayad, en relación con la muerte de 17 personas al inundarse, a consecuencia de las torrenciales lluvias, un hospital del IMSS en Tula. Parece plausible este “argumento” detrás del cual se justificó el político: es un fenómeno natural no provocado por el hombre. Pero la cosa, bien vista y analizada, no está así. La realidad nos dice que los gobiernos tienen mucha responsabilidad.

Empecemos diciendo que la gente que más padece los desastres de los fenómenos naturales como huracanes, lluvias, deslaves, terremotos es la gente más humilde, la más desvalida, la más vulnerable, pues es ella la que vive en zonas bajas fáciles de inundar, en cerros propensos a deslavarse, a las orillas de los ríos que se desbordan, y vive en la mayoría de los casos en míseras casas o en chozas. Antes de que el desastre le quitara lo poco que tenía, su vida era de penurias y dificultades para sostener a la familia; una vez que es damnificado se queda en el peor de los desamparos: sin un techo en el cual albergarse, sin ropa, sin muebles, sin medicina, y, lo peor, sin quién los apoye en su desgracia. Nadie que no haya vivido esa situación podrá comprender y, aún más, sentir, lo que vive un ser humano en tales condiciones. 

Se entiende, al menos eso se dice en teoría, que el estado debe ser garante de la seguridad de sus ciudadanos y debe brindar todo el apoyo material y humano a las personas que caen en tal situación de damnificado. La realidad es muy distinta: los gobiernos estatales y federal rehúyen como a la peste todo lo que sea gasto e inversión a los pobres. Si hay un desastre natural aparecen tarde y sólo para la foto, entregando unas cuantas despensas o prometiendo cosas que no se cumplirán, sin meterse a fondo a ver la problemática de la población en casos de desgracia por desastres naturales. 

Recientemente, como cada año, han sucedido en cascada desastres naturales en diferentes partes de nuestro México, que dejan en evidencia lo que aquí mencionamos. Tenemos de ejemplos: las inundaciones de Ecatepec, Estado de México, donde según los reportes hubo más de 120 mil damnificados a causa de las tormentas que azotaron ese municipio; el desgajamiento del cerro del Chiquihuite, en Tlalnepantla de ese mismo estado, que dejó dos muertes y varias casas dañadas; la inundación de un hospital de Tula en el estado de Hidalgo donde fallecieron 17 pacientes, y en donde el gobernador Omar Fayad se lavó las manos diciendo que nadie podía prever tal acontecimiento.

Nosotros sostenemos que el único responsable es el gobierno federal, el de la 4T, pues es el que tiene los recursos económicos, la infraestructura, el personal especializado para aminorar y estar preparado para afrontar estos desastres antes y después de que sucedan. Además, hay que decir que la ciencia ya puede prever con bastante anticipación algunos de los fenómenos naturales, por ejemplo, los fenómenos atmosféricos como huracanes, ciclones y lluvias. Por lo que el gobierno con base en estudios puede anticiparse, proyectar medidas preventivas en zonas de riesgo.

El Gobierno de la 4T desapareció en el 2020, junto con otros 108 fondos y fideicomisos, el Fondo Nacional contra Desastres Naturales (Fonden), con el cual se tenían los recursos para de inmediato apoyar a las familias damnificadas. El gobierno lo quitó argumentando que en ese fondo y otros había “corrupción”, lo cual puede ser muy loable. 

La realidad no es otra que este gobierno vestido de “austeridad republicana” y de lucha contra su “peor enemigo”, la “corrupción” de los gobiernos neoliberales, es más despilfarrador, pues gasta miles de millones de pesos en programas electoreros y en proyectos faraónicos; además de ser más corrupto y más neoliberal que los anteriores gobiernos. No está interesado en los problemas de la gente humilde (empleo, salario, seguridad, etc.), y menos en los damnificados. Este gobierno está hecho para hacer más ricos a los de por sí ricos, está interesado en la defensa de los intereses del imperialismo. 

Sólo un gobierno de y para los pobres ayudará al menesteroso. Sólo un gobierno sensible tenderá su mano protectora al damnificado por desastres naturales. Así las cosas.

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