Terminó la espera angustiosa de los jóvenes colimenses que aspiraban a una carrera en la Universidad de Colima (UCOL), ayer, jueves 3 de agosto, se publicaron los resultados, de 4 mil 464 jóvenes aspirantes, aceptaron a 3 mil 200 y fueron rechazados mil 264, el 28.3 por ciento. Por pura curiosidad, y tomando en cuenta que este no es un problema exclusivo de Colima, yo pregunto: primero, ¿por qué tiene que haber rechazados en todas las universidades?, y segundo, ¿le importará al gobierno y a las Universidades, saber quiénes son y a dónde van a parar esos rechazados? Pues yo creo, que por pura seguridad, cuando menos al gobierno debería importarle.
En el caso de Colima, si tomamos en cuenta, que estudiar una carrera universitaria es ya casi siempre una decisión propia del joven aspirante, donde su estímulo principal es la profesión de la carrera misma; eso de la "segunda opción", me suena más bien a manipulación que a solución. Algo así como en la feria, es decir, dan un premio de consolación para los perdedores, para evitar la protesta. Esto sí que es astucia.
No creo poder dar aquí una respuesta contundente a las interrogantes que presento, pero quiero hacer algunos comentarios que bien pudieran ayudar a sacar conclusiones.
En un medio local, de esos que sirven bien al gobierno, hace poco pude leer la declaración oficial de la Universidad de Colima, acerca de los aspirantes a una Licenciatura, para el ciclo escolar agosto 2017- enero 2018, el entrevistado fue Carlos Eduardo Monroy, Coordinador General de Docencia de la UCOL; de esta entrevista, tratando de buscar contestación a la primera interrogante, pude rescatar lo siguiente: "Aceptar más alumnos, dijo el coordinador de Docencia, implica fuertes inversiones no sólo para crecer en espacios, en talleres, laboratorios, centros de cómputo y en aulas, un gasto que ocurre sólo una o dos veces, sino también para pagar profesores, que es un gasto permanente." (El Noticiero, 04/08/2017). Y aquí tienen ya, jóvenes rechazados, por boca del coordinador de Docencia, parte de la respuesta. Según esto, son rechazados, porque la Universidad no quiere hacer "fuertes inversiones" en ustedes. Sin embargo, cabe la posibilidad, de que no quiera hacer las inversiones porque no tenga el dinero necesario y eso se entiende; pero lo que ya no se entiende, es qué le impide, si quisiera resolver el problema de los rechazados, hacer todas las gestiones necesarias para tenerlo, dado que los rechazados son un problema cíclico y permanente.
Pero más adelante de la nota, el Coordinador General de Docencia de la UCOL, da -desde mi punto de vista-, la verdadera esencia de la explicación del porqué tienen que haber rechazados en todas las universidades; veamos: "la universidad debe mantener la pertinencia de los programas para que su oferta no genere demasiados profesionales en ciertas áreas en las que al final no van a tener trabajo. No es obligación de la institución cuidar que haya trabajo, pero sí tiene que estar calculando si hay un mercado laboral o si éste se satura." (ítem). Muy bien, pues me parece una idea muy pertinente, pero únicamente para los empresarios y sus gobiernos. Esto quiere decir, jóvenes rechazados, que son ustedes las víctimas, algo así como los daños colaterales, del sistema de producción llamado neoliberalismo; pues según la explicación arriba referida, para evitar la saturación futura del mercado laboral y mantener escondido y manejable el desempleo, impiden, por medio del rechazo, que los jóvenes se hagan de una carrera universitaria futura, con la que luego puedan reclamar un empleo remunerador.
Pero no está mal la medida, los empresarios y todos los gobiernos, deberían estar orgullosos del celo que ponen las universidades al cumplir su tarea, rechazando por miles, a jóvenes aspirantes en todo el país. Pero es momento de repetir aquí mi pregunta: ¿Le importará al gobierno y a las universidades, saber quiénes son y a dónde van a parar todos esos rechazados?; y agrego una más: ¿por qué no se invierte, cada año, mucho más dinero para ir acabando con el problema de todos los rechazados universitarios?
Como creo que la respuesta a mi última pregunta puede ser muy bien la falta de presupuesto suficiente desde el mismo gobierno federal, permítaseme compartir aquí unos datos que encontré en relación con la educación superior en México. Los datos son tomados del portal "Red Voltaire", de un trabajo atribuido al jefe de información de la revista mexicana "Contralínea", Zósimo Camacho. El título del trabajo dice así "Aumenta en más de 1 mil millones el presupuesto para educación militar"; más adelante aclara el reportero: "[...] La tijera del gobierno federal se centró en la Secretaría de Educación Pública (SEP), la cual vio reducido su presupuesto en más de 19 mil millones de pesos, ante la complacencia de su reformador Aurelio Nuño." y luego da algunos datos de su investigación: "Mientras, un sector educativo aparece intocado. Más aún, recibió un aumento del 31 por ciento con respecto del año anterior. Se trata del sistema educativo militar, a cargo de las dos secretarías de Estado responsables de organizar y administrar a las Fuerzas Armadas Mexicanas: la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar). [...] De manera conjunta, los sistemas de educación de ambas dependencias erogarán, en este 2017, 4 mil 328 millones 690 mil pesos. [...] Se trata de 1 mil 25 millones 380 mil pesos más que los gastados en 2016." Qué tal, ¿pues no que no hay dinero para aceptar los rechazados de la universidades?
Aquí las preguntas obligadas son: ¿Por qué el gobierno mexicano gasta más en la educación superior de las fuerzas armadas, que en la educación superior del pueblo, de donde se debiera genera la productividad del país?, ¿no estarán pensando acaso, los grandes empresarios del país, y dueños del gobierno, darnos represión profesional en vez de bienestar económico? He aquí la importancia de que todos los universitarios, pero sobre todos los rechazados de las universidades, entiendan cuál es su verdadero papel como estudiantes; urge se organicen y den la batalla intelectual junto con todo el pueblo trabajador. No hacerlo, desde ahora, puede ser demasiado tarde. Adelante.
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