En los últimos días hemos visto un fenómeno interesante en el actuar del presidente de la república con respecto a sus declaraciones por demás polémicas y que él mismo sabe que causará este revuelo tanto en los medios de comunicación como en la opinión pública en general. Valdría la pena preguntarse cuál es el objetivo del presidente para estar levantando tanta polémica a su alrededor, tantas cortinas de humo y centrar la atención en su persona, porque esa es la realidad. Vemos en casi todos los noticieros que las notas principales se centran en las declaraciones del presidente y las respuestas que dan los ofendidos con estas.
El ciclo de estas declaraciones vino con la visita del mandatario al estado de Guerrero el pasado 21 de octubre cuando el presidente visitó La Montaña y fue cuestionado por un periodista sobre el motivo de su visita y que si obedecía a tratar el tema de la venta y prostitución de niñas: "La pregunta que me hacían es: ¿viene a ver lo de la venta de niñas, lo de la prostitución de niñas? No, no vengo a ver eso: ¿qué acaso la prostitución solo está con los pobres? No es motivo para cuestionar a nadie. Es que es muy enajenante el manejo de la información” con esas palabras el presidente se refería al tema que es por demás preocupante por la cantidad lugares y de casos que se dan. De los casi dos mil 500 municipios mexicanos, unos 620 son indígenas y 420 de ellos se rigen por usos y costumbres tradicionales reconocidos por la Constitución. Esto da cuenta de lo alarmantemente grande y difícil de esta práctica y que la “máxima” autoridad del país lo tome a la ligera, que lo deje pasar con ese desprecio da cuenta también de la falsa política de su gobierno.
Después de que esta polémica se iba difuminando soltó otra bomba en una de sus mañanera que nuevamente levantó el revuelo ante la investidura presidencial: El ataque a la máxima casa de estudios del país, la UNAM. “Lo sostengo, claro que se derechizó en el periodo neoliberal porque no dijeron nada durante el saqueo más grande de México. Ayúdenme a encontrar los libros de la UNAM durante el periodo neoliberal cuestionando la corrupción que imperó en los 36 años”.
“A ver cuántos tratados, libros, ensayos sobre la corrupción, sobre la entrega de bienes de la Nación a particulares en el gobierno de (Carlos) Salinas. No van a encontrar muchos, porque Salinas cooptó a la mayoría”, así soltó la declaración en una de sus mañaneras y el tema ya ha durado cuatro mañaneras y las críticas a estas declaraciones ya alcanzaron el revuelo que se esperaba, aunque en este punto también cabe señalar que AMLO va tras la autonomía real de esta universidad.
Ya subido en el tren de las declaraciones el presidente volvió a soltar la tercera:
“¿Qué hizo el neoliberalismo o qué hicieron los que diseñaron para su beneficio la política neoliberal?, ¿qué hicieron? Una de las cosas que promovieron en el mundo para poder saquear a sus anchas fue crear o impulsar los llamados nuevos derechos.
Entonces, se alentó mucho, incluso por ellos mismos, el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos, la protección de los animales. “Muy nobles todas estas causas, muy nobles, pero el propósito era crear o impulsar, desarrollar todas estas nuevas causas para que no reparáramos, para que no volteáramos a ver que estaban saqueando al mundo y que el tema de la desigualdad en lo económico y en lo social quedara afuera del centro del debate. Por eso no hablaba de corrupción, se dejó de hablar de explotación, de opresión, de clasismo, de racismo” inmediatamente las respuestas a estas declaraciones que dejaron ver a lo largo y ancho de las redes sociales.
En este planteamiento López Obrador se deja ver tal cual es. Manteniendo el perfil bajo y cuidadoso de sus declaraciones “esas sí” y también sus políticas, no han tomado en serio ni tampoco han implementado estrategias para combatir eficientemente estos “nuevos derechos” de los que se refiere. Se desnuda completamente y tira a la basura todos los esfuerzos de las mujeres en busca de la visualización de sus derechos, de asociaciones que buscan mejorar al planeta, todas las organizaciones también que han luchado incansablemente en favor de las clases más desprotegidas, combatiendo codo a codo para que se les reconozcan primero y se les respeten sus derechos más elementales después.
Es clara la aversión que el presidente de la república tiene hacia las clases bajas, que como digo, en el discurso se ha cuidado bastante bien en no demostrarlo y dar, por el contrario, la idea que está en favor de ellas, pero en los hechos, que es la más fría e irrebatible prueba no ha hecho practicante nada. Es por eso que a todos mis posibles lectores llamo a unirnos hoy más que nunca en contra de estos discursos de odio que día a día polarizan más y más al país, en contra de los políticos que solo buscan perdurar a la mala en el poder aun cuando en esto se vaya la vida de muchos de nosotros. El pueblo mexicano merece gobernantes que sean capaces de comprender la realidad en la que viven, una realidad en extremo difícil. Un gobernante que precisamente venga del pueblo, que en carne propia vive el día a día de todos nosotros.
Y repito nuevamente, la solución única y verdadera es la unión de miles de mexicanos, que estén dispuestos a unirse y organizarse para saber elegir con sabiduría, para que la nueva administración sea un poco más sabía al elegir sus decisiones y que en verdad favorezcan al pueblo mexicano, quien es el que sufre a diferencia del sistema que impera en el país.
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