En la mañanera del pasado 27 de abril, el director general de Materiales Didácticos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Marx Arriaga, anunció, en presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, el nuevo modelo educativo del actual régimen, que tiene como prioridad alinear sus objetivos a los propósitos de la Cuarta Transformación; un modelo que, según sus palabras, sería libertario, humanista, que terminará con el racismo de las pruebas estandarizadas que segregan la sociedad.
Agregó que los actuales libros de texto refuerzan el antiguo régimen, que continúan el modelo de educación neoliberal, al cual consideró meritocrático, elitista, patriarcal. En contraparte celebró que el nuevo modelo educativo de la cuarta transformación es libertario, humanista y que acabará con el clasismo de esta sociedad cansada de tanto abuso y atropello.
Pero sabemos que para el logro de una buena educación se necesita de un análisis muy serio. Un verdadero proyecto sea cual sea, no se hace al vapor ni a través de ocurrencias y manipulaciones.
La 4T pretende imponer reformas a la educación que lo único que harán es frenar el escaso desarrollo científico y tecnológico en el país, sumergiéndolo aún más en la dependencia económica y que lo harán más frágil y sumiso ante cualquier nación.
Este proyecto educativo no enfrenta, de ninguna manera, la situación de emergencia derivada de la pandemia de covid-19 que provocó la caída de la matrícula escolar, deserción y rezago estudiantil. Además, ni la SEP, ni Delfina Gómez Álvarez, han explicado, a través de documento alguno, cómo aplicarán esta reforma curricular y no existe claridad de cómo operaría la nueva propuesta en las aulas, mucho menos han presentado estadísticas de la situación de México en aprendizaje de lectura, escritura, matemática y habilidades digitales.
Es claro el uso político de la educación en México y alejada de un pensamiento crítico. Los mexicanos no queremos ideología sino una educación de calidad; urge la programación de un período especial después de la pandemia en donde sepamos en donde nos quedamos y buscar las estrategias adecuadas para abatir el gran rezago educativo que hay en todos los niveles educativos.
De nada sirve la simulación y presentar cifras maquilladas tanto en deserción, reprobación o aprovechamiento escolar.
Debemos saber todos que nuestro país ocupa uno de los últimos lugares en educación dentro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
La infraestructura educativa está en malas condiciones simple y sencillamente porque a la titular de la SEP no le interesa en lo más mínimo resolver el problema educativo. En la educación se debe invertir e invertir bien.
Este 2022 se destinarán 883,929 millones de pesos (mdp) para el gasto público en educación, monto que representa el 3.1 por ciento del PIB, el nivel más bajo a partir de 2010, refieren cifras del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) presentó resultados de la Encuesta para Medición del Impacto covid-19 en Educación, y nos dice que 33.6 millones de personas entre los 3 y 29 años estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019-2020 (62 por ciento del total). De ellas, 740 mil (2.2 por ciento) no concluyeron el ciclo escolar 2019-2020 (62 por ciento del total). De ellas, 740 mil (2.2 por ciento) no concluyeron el ciclo escolar: 58.9 por ciento por alguna razón asociados a la covid-19 y 8.9 por ciento por falta de dinero o de recursos. Para el ciclo 2020-2021 se inscribieron 32.9 millones (60.6 por ciento de la población de 3 a 29 años). Por motivos asociados a la covid-19 o por falta de dinero o recursos no se inscribieron 5.2 millones de personas (9.6 por ciento del total de 3 a 29 años) al ciclo escolar 2020-2021.
Ante todo, la SEP prepara una reforma curricular a partir del próximo ciclo escolar. La reforma incluye cambiar las asignaturas por campos formativos; es decir, que en el salón de clases no haya lecciones de matemáticas o español por separado, sino que el maestro plantee problemas en los que aplique distintas disciplinas. Todo un absurdo y una ocurrencia que en nada contribuye a la mejora educativa.
“La SEP de Delfina Gómez busca imponer un modelo educativo que forme a las nuevas generaciones con un “criterio revolucionario”, es decir directamente opuesto a lo que el sistema de economía de mercado necesita en materia de trabajadores calificados, cuadros técnicos y científicos, investigadores y creadores, artistas, etc. para crecer y desarrollarse”, dijo Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista, en su artículo publicado en Facebook el 4 de mayo de 2022.
“De todo este sinsentido solo pueden surgir nuevos problemas económicos y más pobreza para el país. Un regalo de la 4T a los pobres de México, como ocurre siempre que alguien se mete a construir un rascacielos sin ser siquiera un alarife de medio pelo”, concluyó.
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