Huele a elecciones; se ve un desfile intenso de personajes en pos de alcaldías, diputaciones locales, diputaciones federales y gubernaturas. Los principales partidos gobernantes, Morena, PRI y PAN, destacan por la gran cantidad de aspirantes que quieren pelear bajo sus siglas los puestos de elección popular. Aunque oficialmente los tiempos electorales no han comenzado ya se ve gran cantidad de reuniones de "estructura” de quienes estarán trabajando al lado de los candidatos para su campaña electoral. Y el proceso electoral empieza a tomar los tintes de siempre: se empieza a hablar de "cambio verdadero&rdquo, de una "nueva forma de hacer política&rdquo, de "políticos de nuevo tipo&rdquo, entre otras frases huecas con variantes más o menos ingeniosas, que produce la mercadotecnia política al uso, para captar nuevamente la atención de los incautos.
Por eso es de especial importancia que la gente del pueblo vea con ojos distintos los procesos actuales. Sobre todo las grandes mayorías que cada que se repiten estos eventos no tienen nada que ganar y cumplen, literalmente, el papel de un pavimento sobre el que se encargarán de caminar quienes quieren llegar cómodamente a su destino. Los trabajadores de México se deben detener a pensar cuál es la forma distinta en la que tienen que actuar ahora para no desperdiciar su voto y así obtener los nulos resultados de siempre.
En primer lugar, el electorado debe juzgar a quien le está pidiendo su voto: ¿qué ha hecho? ¿En qué acciones ha demostrado su compromiso con él? ¿Qué resultados ha obtenido? ¿Hay quien dé fe de los logros y banderas enarboladas? Especialmente ¿Qué han hecho los candidatos de MORENA? Recientemente Mario Delgado, presidente nacional de ese partido dijo que los diputados de su fracción parlamentaria habían ganado ya el derecho a la reelección solo por haber impulsado las propuestas del presidente de la república, López Obrador. ¿Y en qué consistieron esas propuestas? ¿Su realización llevará a buen puerto las más altas aspiraciones populares o las echará por los suelos? ¿Los diputados de Morena se han preocupado por impulsar el bienestar de la gente? Los beneficiarios de los programas de transferencias monetarias directas ¿qué saldo obtienen al comparar estas con las pérdidas que les provoca en materia de salud, educación, vivienda, apoyos al campo, obras y servicios, los recortes presupuestales a estos y más rubros, para llevárselos a construir un Tren Maya que no va a prosperar como negocio, una refinería que va en contra del mundo que se mueve hacia las energías limpias y un aeropuerto que representó ya de origen costos estratosféricos si se le suma el dinero tirado a la basura por la cancelación del proyecto del NAICM, que ya llevaba un avance del 30 por ciento en su construcción? ¿La cantidad de bienes que puede comprar algún beneficiario "de AMLO” que recibe de 800 a 1,100 pesos mensuales es superior a lo que podría obtener de una economía pujante, que pagara buenos salarios, con un gobierno que la regulara bien, una educación de calidad, mejores servicios, más obra pública, un control mínimamente aceptable de la pandemia que no acabe con nuestra salud y nuestra vida, y una verdadera estrategia de seguridad pública, vaciladas aparte, que no rompa cada rato récords de asesinatos?
El presidente de la República pregona los alcances socioeconómicos de los países nórdicos, pero lo que ya no hace es mostrar el camino que han seguido para hacer de sus sociedades de libre mercado un poco menos expoliadoras de los trabajadores; sueña con alcanzar, por ejemplo, a Dinamarca, pero no aclara que en México el estado recauda mucho menos recursos que aquel país; por ejemplo, según la OCDE, en impuestos al ingreso el Gobierno de la 4T recauda en torno al 3.4 % del PIB, mientras que el Gobierno danés cobra 24%, ¡ocho veces más!; en PIB per cápita las cifras son estas: 20,673 dólares vs 60,195 dólares, tres veces más; en índice de Gini (mide desigualdad del ingreso) 0.46 vs 0.26, casi el doble de inequidad en nuestro país. Aquí está parte del "secreto” de la vía para alcanzar el desarrollo: elevadas tasas impositivas al ingreso, economía pujante y evitar desigualdad extrema en la distribución del ingreso. Como se ve al repasar las acciones de Morena, ni siquiera hay un atisbo de tal política económica en dos años de gobierno, por lo que si el pueblo compara lo que se le ofreció con la realidad, debe rechazar a los candidatos morenistas porque no han hecho más que abonar al desastre del que México quiso escapar equivocadamente saltando de la sartén a la lumbre.
Respecto a los gobiernos priístas y panistas, cierto es que no se les puede culpar del rumbo actual de la política económica del país, pero sí de lo que puedan hacer y no hagan para paliar los estragos del desastre nacional. El gobierno de Sinaloa, por su parte, no ha respondido a peticiones que le han reiterado muchos sinaloenses, entre quienes se cuentan los antorchistas; de la respuesta que dé a las peticiones de obras, servicios y apoyos asistenciales que le hagan los ciudadanos, sobre todo en esta última etapa del gobernador saliente, -es tan corto el amor y tan largo el olvido- los sinaloenses juzgarán y votarán. Los gobiernos priístas deben demostrar que pueden representar una opción menos alejada de los deseos de superación de los mexicanos, a diferencia de lo que ofrece la reacción morenista. Señores, tienen la palabra, México atiende.
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