MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Educación Media Superior a Distancia, ¿simulación en vez de solución?

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En el artículo tercero de nuestra Constitución se puede leer lo siguiente: "Toda persona tiene derecho a recibir educación. El Estado -Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios-, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias." Lo elemental del razonamiento lógico nos dice que, eso de "serán obligatorias", se refiere a la obligación que tiene "El Estado" a proporcionar este derecho a todos los mexicanos. Y la pregunta es: ¿Cómo hace el estado para obligarse a cumplir con este derecho elemental de todos los mexicanos?

Por hoy quiero referirme a la educación media superior, y de ella, a una curiosa modalidad creada no hace mucho, para intentar -o tal vez simular- cumplir con la cobertura de este nivel educativo, obligación que tiene el Estado en todo el país, y por lo que se sabe, acata con un mínimo de recursos, me refiero a la Educación Media Superior a Distancia, mejor conocida como EMSAD.

Tanto la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS), como la Dirección General de Bachillerato (DGB), de la Secretaría de Educación Pública (SEP), coinciden en informar que el EMSAD es una opción educativa creada en 1997 para quienes habitan en comunidades lejanas con pocos habitantes y en las que no se cuenta con otras opciones educativas. Fue diseñado para operar con una estructura de personal y requerimientos de infraestructura menores -mínimos diría yo- que los de un plantel normal, debido a que la matrícula es también menor. Se dice que para adaptarlo a las necesidades de las comunidades más marginadas, se establecieron tres tipos de Centros EMSAD (CEMSAD): modelo "A", de 21 a 35 estudiantes; "B", de 36 a 50 y "C", de 51 a 65; en función a esta matrícula será la asignación de docentes que atenderán a los estudiantes, así como las necesidades de infraestructura que deberán ser cubiertas. Según la DGB para el año 2016, sumaban ya un total de 1,201 CEMSAD en todo el país con una matrícula de 134,792 estudiantes. Todos son coordinados por el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos en el Estado CECYTE y los Colegio de Bachilleres, excepto Guerrero y Colima. Se afirma que la SEP aporta la mitad del costo de operación de cada EMSAD y el estado tiene la obligación de aportar la otra mitad para operar, así como dotar a los centros con infraestructura y equipamiento.

Todo lo anteriormente dicho, lo traigo a cuento, por el reciente evento promovido por el Gobierno del estado de Colima, - evento al cual fui invitado - donde se convocó para firmar simbólicamente el otorgamiento de prestaciones de seguridad social (afiliación al ISSSTE) a los 255 maestros de los 20 EMSAD y 25 Telebachilleratos Comunitarios (TBC), con lo que se inicia formalmente -así se dijo- el otorgamiento también, de las claves presupuestales que definen las plazas de los maestros. Con verdadero entusiasmo debo decir, que todo esto forma parte del pliego petitorio del sector magisterial del Movimiento Antorchista Colimense, llamado Antorcha Magisterial, cuyo logro costó muchas movilizaciones a lo largo de más de dos años, ¡felicidades compañeros maestros! y ¡felicidades también a todos los antorchistas colimenses! sin ustedes, logros como este no serían posibles.

Pero también es necesario decir que lo esencial del pliego petitorio no está cumplido. Los EMSAD de Colima, al igual que los TBC, son los bachilleratos en los que menos han invertido los Gobiernos -esto lo venimos denunciado desde hace más de dos años-. La DGB afirma que los EMSAD fueron diseñados para utilizar la infraestructura ya existente en las comunidades, pero, ¿a cuál infraestructura se refieren? muchas de las instalaciones prestadas son Telesecundarias, cuyas condiciones materiales, por el abandono oficial, son deprimentes. En Colima ningún EMSAD cuenta con instalaciones propias, dignas y suficientes para lograr la calidad que se dice. La SEMS afirma que es una opción educativa de calidad donde los estudiantes basan su aprendizaje en el empleo de materiales impresos y multimedia, como videos, audio cintas, programas de computación e Internet; pero todos los maestros saben, que esos materiales impresos y demás material audiovisual que para EMSAD se promovió, es obsoleto, poco creativo, lejano a la realidad que viven los alumnos e insuficiente, que ya no está acorde a las modificaciones hechas en planes y programas desde el ciclo escolar 2009-2010, a partir de la implementación de un Marco Curricular Común que surge como parte de una reforma Integral de Educación Media Superior [Acuerdo 442; 26/09/2008]; además, del uso de televisiones y del Internet ni hablar, porque hay escuelas que no tienen ni un lugar digno para la dirección ni baños, ¿de dónde o cómo mide la calidad que dice la SEMS en estos bachilleratos?

Los estudiantes atendidos por esta modalidad de bachillerato, -que se atienden con un mínimo de recursos oficiales -, a pesar de los ingentes esfuerzos de los docentes, difícilmente terminan la preparatoria, y los que lo hacen, llegan a las universidades con un muy marcado rezago y desventaja en comparación al resto de los egresados de otros bachilleratos, y por lo mismo, es muy poco probable que terminen la carrera universitaria. Desagradable verdad, pero así es. Vayan como fundamento de lo que he dicho, el trabajo del Doctor en Pedagogía y Profesor Investigador del Instituto Politécnico Nacional, Francisco Javier Chávez Maciel, que en coordinación con Ma. Trinidad Murguía ángeles, quien fue Subdirectora de Educación Media Superior y Superior Universitaria de la Dirección de Administración Presupuestal y Recursos Financieros de la SEP; publicó en la revista Apertura de la UDG, titulado "La Educación Media Superior a Distancia en México y sus efectos para la equidad educativa".

Termino con una aclaración que me parece pertinente: en mi opinión, el modelo EMSAD, por la intención de su origen puede ser, como dicen los investigadores arriba mencionados, "una opción razonablemente efectiva y eficiente para coadyuvar a combatir la prevaleciente inequidad a lo largo y ancho del territorio nacional, a través de la ampliación de la cobertura a la demanda educativa [...]" Pero con la condición de que los gobiernos no lo utilicen para simular ni para rehuir la obligación que tienen conforme a lo que establece el artículo tercero arriba citado. Los gobiernos de todos los niveles deben invertir lo suficiente en todos los EMSAD para alcanzar la verdadera calidad que se requiere en los egresados de esta modalidad. No hacerlo es vil simulación y engaño; y como dice el adagio popular: el horno no está para bollos. Que conste.

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