No hay palabras para describir la pesadilla que viven cientos de familias humildes de la comunidad mixteca de Yosoñama, en el estado de Oaxaca, quienes, por defender su legítimo derecho a la tierra de sus ancestros, y única fuente de alimentación para sus hijos y ellos mismos, son víctimas de una feroz e inhumana campaña de liquidación que ha cobrado ya la vida de más de 30 campesinos e innumerables heridos con graves secuelas que los incapacitan para llevar una vida normal.
El origen del problema parte de una injusta sentencia del Tribunal Unitario Agrario de la ciudad de Huajuapan de León, que sin tomar en cuenta la posesión de mil 700 hectáreas, que desde hace más de un siglo vienen detentando los campesinos de Yosoñama, le otorgó al núcleo agrario de Mixtepec, el derecho sobre dichas tierras.A partir de ahí, los habitantes de Yosoñama han vivido un verdadero calvario: campesinos cazados en el monte como venados, secuestros de decenas de ellos llevados como rehenes al poblado de Mixtepec, donde se les tuvo privados de su libertad y de alimentos y gracias a la presión social de miles de mexicanos agrupados en el Movimiento Antorchista, fueron liberados; a lo anterior le siguieron masacres de vecinos del mismo poblado de Yosoñama, que incluso fueron quemados vivos dentro de un vehículo, todo esto a manos asesinas de individuos de Mixtepec (no el pueblo de Mixtepec como tal), que escudados en la inacción del Gobierno federal y estatal, continúan masacrando a campesinos indefensos e inocentes.
Los últimos asesinatos se cometieron el pasado 5 de octubre donde perdieron la vida los campesinos Crescencio Sanjuán González, Constantino José González y Jorge Sanjuán González y dos más resultaron heridos de gravedad.Previo a estos estos últimos hechos, fue notificado por el comisariado de bienes comunales de Santo Domingo Yosoñama, el gobernador Alejandro Murat, sobre la presencia de grupos armados alrededor de las tierras en conflicto, solicitándole a su vez medidas de seguridad para la población.Todo fue ignorado y ahí están las consecuencias.
Todo México debe alzar la voz para que se pare este baño de sangre, y que las autoridades, en este caso el gobernador Alejandro Murat deje de ser omiso o cómplice de estos asesinatos y brinde seguridad a la tan sufrida comunidad y que el Gobierno federal encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, tome el asunto en sus manos y encauce el conflicto agrario, por la vía institucional, buscando para ambos poblados una solución justa y equitativa para los dos núcleos agrarios, y por otro lado, haga justicia a las víctimas, todas ellas de Yosoñama.
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