Todo individuo en desgracia o no, ocupa un líder, un asesor, un dirigente empático con su problema o necesidad, mismo que le haga menos complicada la búsqueda de una alternativa de solución. Ahora bien, en casos tan sensibles, donde su propia vida o la de un ser amado está en riesgo, la urgencia de tener el apoyo de un ser humano con una amplia visión humanista de los acontecimientos, se convierte en una herramienta que salva vidas, que protege desvalidos y que brinda esperanzas a quienes creen que todo está perdido.
A manera de ejemplo les comento que este pasado martes 30 de junio a través de una llamada fui contactado por una estudiante a quien, respeto su privacidad, al señalar sólo sus iniciales CJR, me informa que le es necesario identificar qué hacer en un asunto grave, ya que su señor padre fue objeto de una agresión la cual puso en riesgo su vida; aseguró ella que en esos momentos él se encontraba siendo atendido en una institución de salud pública, pero que lo frustrante era el hecho de que habían pasado horas sin que alguien de dicha institución se dignara a brindarle información, en primer lugar de la salud del paciente y en segundo sobre lo que se debería de hacer ella con respecto a los hechos en los que su padre había sido agredido. Mi amiga no tenía claro que cualquier nosocomio tiene la obligación de dar parte a la autoridad competente y brindar todo el apoyo necesario a los familiares para que tengan a la mano las alternativas más adecuadas para iniciar en lo inmediato una adecuada solución a su problema. Este caso es un ejemplo de los millones que ocurren diariamente en nuestro país, en los cuales carecen de apoyo y/o asesoría humanista por parte de las autoridades, instituciones públicas o privadas, con todo ello se concluye que nuestra sociedad carece de Trabajo Social dirigido a brindar apoyo total al pueblo pobre. La que existe, es igualmente pobre. El humanismo tiene cada vez menos campo oficial para desarrollarse institucionalmente.
Lo anterior se puede entender mucho mejor cuando se analiza el tema desde la perspectiva de que todo trabajador social es en esencia un luchador social que está en contacto permanente con la gente, con los afectados por los problemas sociales, lo que se traduce en que su mirada es desde el punto de vista de la gente, le permite saber y comprender lo que piensan, lo que sienten, lo que aspiran para su bienestar; obligando a cada uno de ellos a tener una voz fuerte para aportar su experiencia y conocimientos a todo plan de organización del propio pueblo humilde, con el claro objetivo de superar la pobreza, la falta de trabajo, carencia de alimento, precaria educación e insuficiencia de medicamento etc.
La superación de la pobreza es un gran desafío para cualquier país, y cuando se le pretenda dar un golpe mortal, es imprescindible complementar toda estrategia de combate, con una llamada de auxilio al trabajo social. Pocas son las profesiones que tienen un lugar tan privilegiado para saber qué pasa con los pobres o con los grupos vulnerables que se encuentren identificados en toda sociedad.
Sin embargo, la realidad en estos momentos parece ser otra, debido a que todo trabajador social se encuentra débil, gris, sin vida en nuestra estructura social, pero además cuando éste mismo va tomando fuerza y haciendo de su voz, cada vez más, la bandera que representa a miles en desgracia, es precisamente cuando el gobierno hace su trabajo insensible y acaba, aniquila a como dé lugar toda posible oportunidad de entendimiento y de fuerza organizada de aquél que se encuentra inmerso en el dolor de la miseria y la desesperación con otros que se encuentren en circunstancias similares; pero por si fuera poco también se encarga de limitar o minimizar y en muchas ocasiones desaparecer coercitivamente a quienes protegen con su valioso conocimiento y que como auténticos trabajadores sociales se ponen al servicio de los pobres en desgracia.
Nuestro país se encuentra en una de las peores etapas de los últimos años, y si no se aplican soluciones adecuadas por el gobierno de la 4T, el tiempo nos las cobrará a un costo muy caro, pero para ello las autoridades que tienen el mando en la actualidad (Morena), no alcanzan a leer o a comprender lo que sucede, o bien lo hacen con una falta de precisión que impresiona, y con ello está arrastrando al propio pueblo a confrontarse en cualquier ámbito, desde la posición que nuestra gente guarda en la sociedad: viejos-jóvenes, patrón-asalariado, hombres-mujeres, ricos-pobres; es decir, que las interpretaciones que la 4T hace de la realidad no sirven para entender lo que pasa hoy en día y por lo tanto sus acciones tienden a ser menos acertadas.
El trabajo social tiene éxito irrefutable cuando protege a personas o grupos que están en situaciones difíciles, ejerciendo una clara, certera y justa administración y distribución de recursos, operando programas sociales en beneficio de todos y no de unos cuantos, pero qué sucede cuando le hace falta un diagnóstico de la situación actual y un contexto apegado a la realidad para comprender su importancia; sucede entonces que se pone en evidencia la ineficacia del Estado mexicano para resolver las necesidades de los más pobres y además se exhibe al suyo como un gobierno con respuestas anticuadas para problemas que son nuevos, los cuales exigen nuevas acciones, nuevas estrategias, un nuevo trabajo social y una nueva clase en el poder, que dignifiquen a la clase proletaria y aseguren el empoderamiento de la clase obrera.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario