MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Y ahora, el XIV Torneo de Baloncesto

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El próximo fin de semana, se llevará a cabo en la ciudad de Morelia, Michoacán, la XIV edición del Torneo Nacional de Baloncesto del Movimiento Antorchista Nacional. Ya lo he dicho antes, pero me es necesario repetirlo ahora, soy ya un luchador social de muchos años y creo no mentir cuando afirmo que no conozco, hasta ahora, ninguna organización netamente popular que promueva tanto y con tanto cariño, la cultura, el arte y el deporte entre la población más desamparada de nuestra patria. 

No hace mucho que me referí en los mismos términos, sobre el VI Concurso de Folclor Internacional que organizaron los antorchistas en la ciudad de Oaxaca, evento que considero todo un éxito por el gran número de bailarines que participaron ahí.

En los días que corren, también ya es público el Maratón de Teatro 2022 que los antorchistas realizaron en la ciudad de Puebla, los días 18 y 19 de noviembre. Y hoy, a escasos días de este banquete cultural, aquí los tenemos ya de nuevo.

Los seguidores de las acciones buenas promovidas para la juventud, ya nos aprestamos nuevamente con los contingentes de deportistas para acudir a la cita pactada que ya he referido. 

¿Cuánta energía y cariño acumulado deben tener los antorchistas, para el pueblo mexicano entonces? pues, no obstante, la batalla cruenta que libran a diario contra casi todos los gobiernos de todos los colores, para dotar a los más desprotegidos de lo mínimo indispensable para vivir, también se dan el tiempo para engrandecer espiritualmente las almas de los que carecen casi de todo. Felicito hoy por todo esto, entonces, nuevamente, a las comisiones nacionales de Cultura y del Deporte del Movimiento Antorchista por tan enorme esfuerzo. Aseguro que nadie en el mundo hace tanto bien a la humanidad, como aquellos que se proponen rescatar la humanidad misma de los humanos.  

Confieso que el entusiasmo orgulloso que experimento al pertenecer a este linaje de mexicanos bien nacidos no tiene comparación. Y el entusiasmo que experimento me hace decir exaltadamente lo que siento, como lo dijera Luis G. Urbina a su manera en su conocido y hermoso poema: “¿Quiénes somos?”, “…si nos ven desde abajo, desde torpes empeños, entonces nos desprecian porque somos pequeños. Si nos ven desde arriba los que piensan y aman, entonces somos grandes y entonces nos aclaman”; “somos los sembradores; los que despliegan alas y van abriendo flores”. 

Y, en relación con el tema de hoy, que nadie crea que los sembradores somos pocos. Se sabe que el baloncesto, o basquetbol, fue inventado en 1891 por James Naismith, un profesor de educación física de la escuela de la YMCA (Young Men,s Christian Association), de Springfield, Massachusetts, Estados Unidos. La educación física que se practicaba por la época se basaba en los métodos alemanes, monótonos y poco indicados para un grupo de jóvenes llenos de energía.

Naismith se inclinaba por un juego de pelota para motivar mejor a sus alumnos, pero los deportes populares de entonces se caracterizaban por el uso de la fuerza o del contacto físico, y eran inadecuados para practicarlos en un gimnasio. Según el profesor, la idea de utilizar los tiros a una canasta como objetivo del juego, la tomó de un antiguo juego de su infancia llamado duc on a roc, que consistía en alcanzar un objeto colocado en una roca lanzándole una piedra. Pero el conserje del colegio sólo logró conseguirle una cesta de duraznos, que mandó colgar a cierta altura en la galería superior del gimnasio. Y aquí tenemos ahora las modernas canchas de basquetbol. 

Este deporte se hizo tan popular en el mundo, que, según datos públicos, al 2013 se tenían registrados a más de 450 millones de practicantes de este deporte, que se juega en numerosas ligas y campeonatos en el mundo entero. La Federación Internacional de Baloncesto (FIB) apareció en 1932, y el basquetbol debutó en los Juegos Olímpicos de verano de 1936. En 1946 surgió la principal liga profesional de los Estados Unidos, la National Basketball Association (NBA), donde se formaron grandes jugadores que contribuyeron a la creciente popularidad del basquetbol.   

México fue el segundo país del mundo que incursionó en el deporte del baloncesto, gracias a su cercanía con el país de origen. Este deporte llegó a nuestro país en 1902 con Guillermo Spencer, quien dirigía entonces el Instituto Metodista en la ciudad de Puebla, organismo que llevó a cabo el primer encuentro deportivo no oficial en ese mismo año. Tres años después, en el marco de los festejos de la conmemoración del 5 de mayo, se abrieron las puertas al primer partido profesional.    

Y el legado de estos sembradores del deporte no es menos. En cuanto al tema de la salud en la formación integral, este deporte también forma seres más humanos y saludables. El Basquetbol mejora la coordinación, aumenta la resistencia, desarrolla la agilidad y la habilidad locomotriz; aumenta la concentración y la rapidez de reflejos, cuida y protege el sistema cardiovascular y mejora la resistencia muscular. Pero, además, contribuye al correcto desarrollo personal y social, potenciando valores como el compañerismo, el trabajo en equipo, el respeto y la solidaridad.

En síntesis, practicar el basquetbol nos hará mejores seres humanos. He aquí la importancia del XIV Torneo Nacional de Baloncesto del Movimiento Antorchista.  

Pero, además, como también ya sabemos, la batalla para rescatar la humanidad en los humanos no es hoy cosa fácil. Los poderosos del mundo no cesan en su macabra intención de acabar con el resto de la humanidad, que no les es útil ni proclive para acrecentar sus ingentes ganancias. Seguramente que, para provocar una nueva guerra mundial contra Rusia, el 15 de noviembre pasado, un misil lanzado por las defensas antiaéreas ucranianas mató a dos personas en Polonia (BBC News Mundo, 16 de noviembre 2022), en lo que pudo haber sido una terrible y mortal catástrofe aún mayor.

Y, ¿Qué decir de la violencia desatada en todo México, ante la fallida política de seguridad de la Cuarta Transformación? Aquí, ya sólo falta que las jaurías feroces de homicidas organizados y desorganizados maten familias enteras, despedazándolas frenéticos, con uñas y dientes para sentir el enloquecido placer a plena luz del día, de arrebatr hasta el último latido pulsante del corazón humano de sus víctimas.    

Por eso yo reitero hoy, nuevamente, mi humilde pero sincero llamado: ¡Urge rescatar la humanidad! Sigamos sembrando buenos ejemplos. La organización, la cultura, el arte y el deporte son la solución más efectiva. En Antorcha no nos cansaremos de repetirlo. Ojalá nos escuchen a tiempo. 

 

 
 
 

 

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