MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Venezuela: nueva embestida contra el multipolarismo

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La violencia desatada por la derecha fascista en Venezuela, más el linchamiento mediático internacional contra Nicolás Maduro y su gobierno; las advertencias de nuevas sanciones económicas de Estados Unidos, así como las amenazas de intervención militar buscan derrocar a un gobierno legítimo, cuya “falta real” es tomar partido por el multipolarismo y desafiar la hegemonía del imperialismo norteamericano. 

Se trata del más reciente capítulo de la guerra híbrida que el imperialismo occidental y sus aliados libran en contra del multipolarismo promovido por Rusia, China y los BRICS, que buscan el desarrollo económico compartido y equitativo entre todas las naciones y que se han propuesto frenar los planes de dominación mundial de Estados Unidos. Vayamos por partes. 

La causa real del asedio imperialista norteamericano contra Venezuela se encuentra en la ambición de apoderarse de sus inmensos recursos naturales y también en utilizar su privilegiada posición geográfica para impulsar su política colonialista y guerrerista.

El pasado 28 de julio, según datos del Consejo Nacional Electoral de Venezuela con el 96.8% de las actas computadas, más de 6 millones 408 mil venezolanos decidieron elegir por tercera ocasión a Nicolás Maduro Moros como su presidente de la República, mientras que el candidato de la derecha agrupada en torno a la Mesa de la Unidad Democrática, Edmundo Gonzáles, obtuvo 5 millones 326 mil votos.  Ante su derrota, la oposición acusó de fraude electoral al gobierno venezolano.

Sin embargo, el CNE es un poder autónomo del Estado que, como en México, no depende del Ejecutivo o algún otro poder para tomar decisiones y organizar las elecciones. Además, como lo reportaron observadores electorales internacionales, incluidos representantes de la ONU, los comicios se desarrollaron con normalidad y sin incidentes. 

A las pocas horas de concluida la jornada electoral, el CNE emitió un boletín en el que daba como ganador a Nicolás Maduro con el 80% de las actas computadas, en ese mismo documento informaron que el sistema electrónico estaba siendo víctima de un hackeo que retrasaría el anuncio de los resultados definitivos. Sin embargo, todos los representantes ante las mesas electorales, de cada uno de los 10 candidatos contendientes, recibieron copias de las actas de escrutinio, tal como ocurre en México también. 

Pero mucho antes de que se dieran a conocer los resultados finales, el partido de Edmundo González lo declaró ganador de las elecciones, afirmó que hubo fraude y rápidamente se desató la embestida mediática internacional. El gobierno de Estados Unidos, sus aliados europeos y algunos gobiernos títeres de Latinoamérica desconocieron los resultados del CNE, anunciaron nuevas sanciones económicas y amenazaron con iniciar procesos judiciales contra funcionarios del gobierno y realizar una intervención militar, una invasión directa, en Venezuela. 

La narrativa del supuesto fraude también sirvió de justificación para que se desatara la violencia contra los venezolanos que simpatizan con el gobierno de Maduro y para que se cometieran diversos actos vandálicos por grupos de porros y mercenarios en las ciudades más importantes del país. Estas acciones focalizadas fueron potenciadas por las redes sociales y los grandes medios de comunicación occidentales para generar la percepción de que en Venezuela se llevaba a cabo una revolución popular contra el gobierno. Algo totalmente falso.

Según el gobierno venezolano, como resultado de la violencia se contabilizó el destrozo en más de 70 centros educativos, 37 centros de salud con el personal sanitario dentro y 38 unidades de transporte. Se dañaron 12 universidades públicas, decenas de colegios e institutos, estaciones de metro, diez sedes del partido del Gobierno y varias alcaldías. Las fuerzas de seguridad protegieron de la violencia a unos 60 observadores electorales internacionales. Fueron asesinados dos miembros de las fuerzas del orden y decenas resultaron heridos.

Esa violencia explica la detención de más de 2 mil personas. Todas ellas ligadas a hechos violentos, ninguna por expresar su oposición o protesta por el resultado electoral. De las cuales, según la Fiscalía de Venezuela, el 80% tenía antecedentes penales y más de la mitad declararon trabajar a sueldo. 

Al mismo tiempo, la derecha aperturó una página web en la que dieron a conocer las copias de las actas en su posesión para demostrar el supuesto triunfo de Edmundo González con más del 70% de la votación. Sin embargo, cuando el Tribunal Electoral les requirió entregar las copias a fin de iniciar el proceso de validación de la elección, se negaron, de hecho, fueron el único de los 10 partidos que no entregó copias de sus actas. Ahora se sabe que en la plataforma solamente fueron digitalizadas 9 mil actas de las 30 mil de la elección total y que había muchas falsas o alteradas.

Sobre el hackeo que impidió al CNE mostrar la totalidad de actas el día de la elección, Víctor Theoktisto, PHD en computación y auditor externo del CNE para la supervisión y estudio del Sistema de Elecciones en la parte de software de sistema, seguridad digital, criptografía y transmisión segura de datos, explicó a Sputnik, que hubo un ataque cibernético contra el sistema que daría a conocer los resultados, “se trató de un DOS (Denial Of Service – Denegación de Servicio) realizado desde la República de Macedonia del Norte (país integrante de la OTAN), el cual consiste en saturar las redes con una enorme cantidad de tráfico espurio para evitar se logre transmitir la información, es imposible alterar los resultados de las mesas de votación pero sí se logró ralentizar el proceso de recepción en el CNE”.

"Lo importante del robusto sistema electoral con el cual se cuenta, es que existen, al menos, 30.000 copias exactas, impresas en papel, en manos de los actores políticos, de los resultados de cada mesa. Por tanto, no hay nada oscuro en todo esto. La oscuridad viene de otro lado”, señaló el técnico del CNE.

Esta nueva agresión contra la Revolución Bolivariana proviene principalmente del gobierno de Estados Unidos que ni siquiera busca ocultar su autoría, pues ya declararon como presidente de la República a Edmundo González.  Además, la semana anterior se convocó una reunión de la Organización de los Estados Americanos, organización que controla Estados Unidos, para desconocer los resultados de la elección y para solicitar el encarcelamiento de Nicolás Maduro a la Corte Penal Internacional. Dichas propuestas fueron afortunadamente rechazadas por la mayoría de las naciones que integran la OEA. 

Los gobiernos norteamericanos llevan más de 25 años tratando de derrocar a los legítimos gobiernos de Venezuela mediante golpes de Estado, lo intentaron en 2002, 2014, 2017 y 2019; y en más de una ocasión también han considerado invadir al país para lograr este fin. 

Como actos recientes, recordemos que en 2019, Estados Unidos declaró como “presidente interino” a Juan Guaidó, entonces diputado de la Asamblea Nacional, quien no tenía apoyo popular, al que le entregó miles de millones en activos estatales, incluida la compañía petrolera CITGO valuada en 13 billones de dólares, y el Banco Central de Inglaterra congeló las reservas de oro de Venezuela. En 2020, ex fuerzas especiales estadounidenses y contratistas militares organizaron una invasión al territorio venezolano, que terminó en un fiasco, los sicarios llevaban órdenes de asesinar a los líderes del gobierno.

Además, en los últimos 15 años, los gobiernos norteamericanos han impuesto más de 900 sanciones económicas y restricciones comerciales contra Venezuela, que han terminado por agravar la crisis económica que atraviesa el país, provocando carestía y encarecimiento de productos básicos, devaluación de su moneda y que más de 2 millones de venezolanos hayan tenido que emigrar de su país. Como resultado de las sanciones el PIB se contrajo a la mitad, algo totalmente desastroso para cualquier nación.

La causa real del asedio imperialista norteamericano contra Venezuela se encuentra en la ambición de apoderarse de sus inmensos recursos naturales y también en utilizar su privilegiada posición geográfica para impulsar su política colonialista y guerrerista.

Ahora más que nunca, ambos aspectos se han vuelto cruciales para Estados Unidos pues junto a sus lacayos europeos se está preparando para desatar un tercera guerra mundial con la intención de eliminar a Rusia, China, Irán, India y el resto de países agrupados en los BRICS que luchan por un mundo de desarrollo compartido, que se oponen a la hegemonía estadounidense y se resisten a entregar sus recursos naturales y humanos para incrementar las inmensas ganancias de las grandes trasnacionales comerciales e industriales y los bancos especulativos.

En cuanto a recursos naturales, según la revista Forbes, Venezuela posee las mayores reservas de petróleo en el mundo, con más de 303 mil millones de barriles (17.7%) bajo su subsuelo; más que cualquier país de Medio Oriente; más aún, posee las mayores reservas de oro de América Latina con más de 161 mil toneladas y otros minerales por un valor de 14 billones, entre los que se incluye el litio, vital para la generación de baterías de los carros eléctricos y otros dispositivos electrónicos.

Sin duda es un jugoso botín que Estados Unidos necesita para mantener en pie al monstruoso complejo militar-industrial que se prepara para una guerra de aniquilación, pero también es valioso para el bando de los BRICS pues son recursos absolutamente necesarios precisamente para hacer frente y detener la agresión imperialista.

Según el World Socialiste Web, recientemente en un foro en Washington, se presentó la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, que supervisa las operaciones del Pentágono en América del Sur y Central como panelista principal con el tema “¿Pasando por alto a Monroe? Protegiendo nuestro hemisferio y patria”. Durante su ponencia la general sentenció: “Nuestros competidores estratégicos están tratando de reemplazarnos en nuestro hemisferio”, dijo, y es hora de “poner el pie en el acelerador” para detener la creciente influencia de China y Rusia. “Esta región es muy rica en recursos”, agregó, mencionando el litio, oro, cobre, soja, azúcar, carne de res, maíz, crudo ligero y “el petróleo crudo pesado en Venezuela”.

Ahora queda claro que “poner el pie en el acelerador” significa preparar y ejecutar un golpe blando en Venezuela, una “revolución de color”, para deponer a un gobierno que ya ha tomado la decisión de apoyar con todos sus recursos y el trabajo de su pueblo el surgimiento del mundo multipolar, para colocar en su lugar un gobierno títere, al que poco le importa la vida de su pueblo y dispuesto a entregar sus recursos naturales a los grandes oligarcas del mundo.  

La oposición de extrema derecha está prometiendo desalojar los intereses rusos y chinos, lo cual tiene una importancia estratégica y apremiante para el imperialismo estadounidense. Sin duda Venezuela es demasiado importante, tanto por sus enormes recursos, como por su posición geoestratégica en Latinoamérica. Le corresponde una posición relevante en el nuevo mundo de los BRICS.

Los trabajadores mexicanos debemos apoyar los esfuerzos por construir un mundo multipolar, porque es la única forma para liberarnos del yugo imperialista y emprender nuestro propio camino hacia la construcción de una nación rica, próspera, moderna y en la cual todos vivamos de los frutos de nuestro trabajo. En estos tiempos eso implica estar del lado correcto de la historia.

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