Educar es, en sentido amplio, el proceso de enseñar y aprender los conocimientos, competencias, habilidades que perpetúan la cultura de los pueblos; es decir, al educar, no solo estamos dotando conocimientos científicos, sino todos aquellos que llevan implícitos la memoria de nuestros pueblos.
Desde este punto se podrían aceptar distintas formas de educación, estas tendrían que adecuarse a los conocimientos de los que se quiere dotar a los educandos; en estos segundos hay que detenernos porque hablar de una comunidad estudiantil es hablar de una gama enorme de particularidades que afectan la forma en la que debe ser conducido el conocimiento.
En la actualidad hemos visto erigirse y caer, casi por muerte natural, uno tras otro modelo educativo, con cada cambio de gobierno que, a su leal saber y entender, posicionan su forma de entender la educación para ponerlo en práctica en todo el país.
De este fenómeno se desprenden dos grandes problemas; al primero de ellos lo llamaremos burocratización de la educación, pues se trata de imponer un modelo educativo no sobre las particularidades de los estudiantes ni del conocimiento en sí, sino más bien, sobre la interpretación de cómo debería ser la educación en México, de ahí en adelante, el desarrollo del modelo, sus acciones directas, agentes, recursos didácticos sugeridos, son destinados no por un grupo de especialistas en Ciencias de la Educación, sino más bien, sobre un grupo de constructores de líneas curriculares cuyo empeño está dispuesto al seguimiento cabal del nuevo modelo y eslabonarlo a las leyes, parámetros que dicta el aparato estatal.
Al segundo de ellos, lo llamaremos idealismo de la educación, la base de los modelos habidos en nuestro país, solo se han erigido en supuestos, mismos que no constituyen un estudio real de las capacidades, necesidades, condiciones del pueblo mexicano. Un análisis objetivo y real de estos elementos detonaría en la construcción de un modelo educativo que ponderará el cultivo de la lectura, por ejemplo, sabiendo que de un manejo óptimo de este elemento surge la comprensión de textos especializados, complejos, científicos, que buscan abstraer el conocimiento y darlo en forma de citas.
El creer que todos los niños y jóvenes aprenden igual y que hace falta únicamente los mismos libros de texto, herramientas, aparatos electrónicos para que todos aprendan por igual, solo es posible en un mundo basado en la ciencia ficción, pues la realidad atina que muchos de los modelos inviables en nuestro país, han tenido estas particularidades: la falta de conocimiento en el manejo de las herramientas didácticas, poca comprensión por parte de la comunidad estudiantil, aprendizajes descoyuntados de la coyuntura social actual, falta de recursos para la implementación de los elementos didácticos.
A todo esto, ¿Qué nos queda por hacer? Pareciese que estamos destinados a tener educación de baja calidad por el resto de nuestra vida, sin embargo, la solución radica incluso fuera de las arcas de la SEP. Se necesita pues, en el país, un verdadero cambio de raíz en cuanto al modelo económico, político y social hay. No podemos olvidar que la educación juega un papel importantísimo en la superestructura social y que mientras el poder económico siga en manos de los acaparadores de la riqueza nacional, la educación no servirá al pueblo.
Antorcha ha planteado ya, un modelo educativo distinto, sobre la base del vínculo indisoluble y dialéctico de la Educación y la sociedad, solamente haciendo un símil de antropocentrismo en la edad media, para volver a colocar al pueblo pobre en el centro del conocimiento y la educación.
Sólo con un estudio real de las condiciones en las que se encuentra la comunidad estudiantil y sus necesidades se podrá trazar un plan para solventarlas y potenciar su Educación, hacerlo de otra forma será únicamente hacer líneas sobre el agua, esas que no perduran ni penetran, mas hacerlo ha de quedar en manos del mismo pueblo que necesita reivindicarse. La salida está puesta ¿Quién es el primero, presto al combate?
0 Comentarios:
Dejar un Comentario