La Paz, BCS.- La pasada tormenta tropical “Javier”, dejó en malas condiciones la comunidad de Santa Rosalía en el municipio de Mulegé, aunque con saldo blanco originó solo daños materiales y varias familias quedaron inundadas debido a que viven en zonas precarias. Aunque en los municipios de La Paz y Los Cabos no generó grandes destrozos, cabe mencionar que, paceños y cabeños no libraron los estragos debido a que hay miles de familias que viven en malas condiciones, esto porque sus viviendas no son óptimas para habitar dignamente.
Por si fuera poco, en días pasados el huracán “Kay” recorrió nuestra entidad por el océano pacífico como categoría 2, pero, tocó tierra en Mulegé (¡otra vez!), municipio del noroeste de Baja California Sur, específicamente en la Bahía de Asunción ya como categoría 3. A su paso arrasó caminos, arrastró autos, casas, voló techos, tiró palmeras, postes, cables, dejó sin luz a miles personas y generó desastre en Vizcaíno, Santa Rosalía, Guerrero Negro, el centro de Mulegé entre mucho otros lugares más.
Pero, todo ello no es casual, no es producto solo de la ferocidad de la naturaleza, ni mucho menos obra de mala fe de Dios alguno. Es debido a la débil (y en ocasiones, mal planeada) infraestructura, o precisamente, a la falta de ésta, es decir, es debido a la profunda pobreza en que se debaten miles de habitantes de esta península. Por ejemplo, en el municipio de Los Cabos hay cerca de 40 mil familias que viven en zona de alto riesgo, en La Paz, son alrededor de 8 mil familias las que se encuentran en condiciones precarias, mismas que han solicitado varias veces apoyo del gobierno porque no pueden construir sus hogares y, a lo mucho levantan paredes o techos de cartón, de plástico o de cualquier otro desecho que encuentran en su camino. Pero es peor para la gente que no cuenta con vivienda. El Instituto de Vivienda reconoce 17 mil personas con déficit de un hogar donde vivir.
Por eso, desde este humilde espacio, solicitamos al Secretario General de Gobierno, Lic. Homero Davis Castro, auxilie a nuestros hermanos de Mulegé quienes fueron los más afectados con estos dos fenómenos naturales que han pasado por la entidad, pero, también a los de la capital y sur del estado, que también sufrieron afectaciones en sus domicilios. Pero, como es recomendable prevenir antes que lamentar, los conminamos a que apoyen con vivienda digna a tanta gente que la necesita, porque es una contradicción que, teniendo un estado tan grande territorialmente y, al mismo tiempo, con tan poca población, ésta no cuente con un pedacito de patria, y mucha de la que cuenta con ese espacio, sea en lugares prácticamente inhabitables, en cerros con pendientes muy pronunciadas o en arroyos donde viven como quien vive con la espada de Damocles.
No es justo, nuestro estado es sumamente rico y los pobres somos quienes producimos esa riqueza, pero además, somos quienes la acrecentamos día con día pagando nuestros impuestos, por ello no es exagerado pedir vivir bien, como seres humanos del siglo XXI. Aquí es donde cabe preguntarse: ¿Y el Fonden?
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