La próxima semana, los días 22, 23 y 24 de noviembre, el emblemático Teatro de La Paz volverá a recibir a compañías de teatro semiprofesionales que gratuitamente deleitarán a los asistentes con obras clásicas de la dramaturgia mundial; los “amantes del arte de crear, componer, escenificar y representar un drama” seguramente saldrán satisfechos luego de ver a jóvenes actores interpretar grandes obras como Ifigenia en Táuride, una adaptación de Goethe; Muertos sin sepultura de Jean Paul Sartre o Los invasores de Egon Wolf, representaciones que quienes estén interesados en ver lo podrán hacer de manera totalmente gratuita.
Y así como en la categoría semiprofesional habrá pura obra de calidad, sucederá en la categoría amateur, en donde los espectadores podrán gozar de La Gaviota de Anton Chéjov o Fedra del dramaturgo francés Jean Racine, entre otras.
El teatro, el buen teatro, tiene la gran virtud de provocar catarsis; un efecto purificador y liberador que suscita la compasión, el horror y otras emociones.
El estrés de la sociedad moderna, generado principalmente por las largas horas de trabajo desplegado diariamente y poca remuneración económica, que trae como consecuencia pobreza y angustias por no poder satisfacer las necesidades de sus hijos, padres, pareja y los suyos propios, le exigen al ser humano tener momentos de distracción que le ayuden a olvidarse por momentos de las condiciones en que vive y, con ello, sanar un poco su mente para seguir adelante y no volverse loco.
Tal vez por eso tienen tanto éxito entre la gente los montajes teatrales superficiales y con lenguaje soez, por los que los espectadores pagan grandes cantidades por un boleto.
La salud mental del ser humano es fundamental para que el cerebro cumpla eficientemente con las funciones que durante siglos ha desarrollado gracias al trabajo, como son: controlar el pensamiento, las emociones, el aprendizaje, la memoria, el habla, la lectura, la escritura y los movimientos voluntarios.
Para hacer todo eso, además de regular los latidos del corazón, la digestión de la comida y controlar el funcionamiento de los músculos, el ser humano debe tener la mente lo más sana que pueda; es decir, limpiarla de todo tipo de problemas.
Para lograrlo, uno de los mecanismos que utiliza el ser humano para sanar la mente es precisamente el arte –además de las terapias psicológicas que se han puesto tan de moda en sectores de la sociedad que pueden pagarlas–, pues el buen arte: la buena música, las buenas pinturas, las buenas obras de teatro y sus montajes, lo llevan a experimentar una catarsis que, como decían los antiguos griegos, es una especie de purificación para eliminar “impurezas”, las malas experiencias que el ser humano haya experimentado y que lo libera, lo hace más ligero para volver a la batalla de la vida.
El teatro, el buen teatro, tiene la gran virtud de provocar catarsis en los espectadores, pues, como dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE): provoca un “Efecto purificador y liberador que causa la tragedia en los espectadores suscitando la compasión, el horror y otras emociones.”
Por eso, estoy segura de que las obras de teatro que se presentarán en el Teatro de La Paz los días 22, 23 y 24 de noviembre, beneficiarán mentalmente a los espectadores, además de que las funciones serán completamente gratuitas. Espero verlos por allá.
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