MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Taxistas de escalerillas en defensa de su trabajo

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Si algún día me preguntaran en qué localidad de San Luis Potosí la gente es muy trabajadora, que coopera junto con sus vecinos porque su pueblo luzca mejor y que, a pesar de las adversidades y de las carencias que viven, se aferran a su tierra, viven en ella y buscan mejorar su hábitat cada día, respondería, sin duda, que es el ejido de Escalerillas. 

Escalerillas es un centro de población fundado hace más de 100 años. Primero, con vocación agrícola y pastoreo de los hatos de sus animales, también se dedicaban a la recolección de leña para llevarla a la capital, trasladándose en carretas o a lomo de burro. Pero tiempo atrás, en este lugar, se llevó a cabo la explotación a cielo abierto de la cantera -la cantera rosa, que, por su maleabilidad y belleza, es única en el país- con la que se construyeron las calles, casas, edificios administrativos, comerciales y palacios en el Valle del Tangamanga (hoy ciudad de San Luis Potosí) debido al crecimiento urbano por el auge de la producción minera de plata y oro en las minas del Cerro de San Pedro. Y desde ese momento, este lugar, se convirtió en un puntal para llevar el progreso, bienestar y belleza arquitectónica a la capital de los poderes virreinales de la Nueva España.

Al disminuirse la explotación de la cantera, en Escalerillas siguió otra explotación: la humana, diariamente miles de escalerillenses se dirigen a vender su fuerza de trabajo en la zona industrial, otros cientos de familias van a la ciudad a trabajar como obreros de la construcción, muchas mujeres trabajan como domésticas en las zonas residenciales del poniente de la capital, otros más,  como empleados en centros comerciales, en restaurantes, etcétera. 

Dado que hace ya muchas décadas los trabajos de actividades primarias, como la agricultura y ganadería, y la propia explotación de cantera, dejaron de ser fuente de su sustento para los escalerillenses. Esta demarcación, al paso del tiempo, se convirtió en una gran ciudad dormitorio, porque los ciudadanos sólo se dirigen a sus domicilios a dormir debido a que, durante el día, laboran en la urbe potosina. 

Una ciudad dormitorio marginada y en el abandono por parte de sus autoridades, sin los servicios básicos como el agua potable entubada y el drenaje. Hoy como hace más de 100 años, sus habitantes defecan en letrinas o al aire libre, les falta la pavimentación de sus calles, carecen también de centros escolares y centros salud de segundo nivel; pero pese a todas estas adversidades trabajan y luchan por mejorar el entorno donde viven, se cooperan y se las ingenian para superar sus carencias y necesidades, una de ellas, la de movilidad, el transporte público.

Hace algunas décadas, quienes no tenían vehículo para trasladarse a la ciudad a trabajar, estudiar o atender su salud; tenían que irse en viejos camiones de pasajeros que tardaban mucho tiempo en pasar, y por lo regular siempre iban llenos. Un martirio para los usuarios trasladarse en esos camiones, que también por lo general dejaban a la gente tirada porque se descomponían o sufrían graves accidentes.

Ante esta adversidad, varios choferes de Escalerillas pusieron a disposición sus modestos carros para trasladar a sus vecinos a la ciudad, dando el servicio de transporte público, y así formaron la Unión de Taxistas Adheridos al Movimiento Antorchista, desde siempre buscaron ante las autoridades correspondientes su autorización y permiso para dar el servicio de transporte, pero siempre se les negó. Lo más que lograron fue que, en el año de 1995, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes federal y estatal les otorgarán un permiso provisional, que años más tarde se los quitaron.

En el año 2002, el Ayuntamiento de la capital les entregó en comodato dos rampas para el ascenso y descenso de los pasajeros, una ubicada en avenida Cordillera de Himalaya esquina con Salvador Nava, y la otra sobre Salvador Nava a un lado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, con la idea mejorar el servicio a los usuarios.

Tuvieron que pasar alrededor de 30 años para que, finalmente, hace cuatro años,  la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Gobierno del estado, les aceptaran su solicitud de permisos de transporte colectivo, agregando a su petición: Acta del Consejo Municipal de Transporte,   la presentación de vehículo nuevo con bolsas de aire y frenos ABS, seguro de vida del viajero,  licencia de transporte público, carta de antecedentes no penales, carta responsiva, examen antidoping y médico, RFC, INE, CURP y más a los choferes. Además del pago correspondiente por el permiso autorizado. Todos estos requisitos y gastos implicaron el desembolso de casi todo el patrimonio de las familias de los taxistas -literal, algunos tuvieron que vender su casa para comprar el carro- y prácticamente se han ido a la ruina, en medio también de los constantes incrementos a la gasolina para mover sus vehículos. 

De todo este sacrificio de mis compañeros taxistas por dar servicio y transporte a sus vecinos, se esperaría solidaridad y comprensión de las autoridades de la SCT estatal para incentivar y apoyar su loable labor, pero lejos de ello, les encasquetó unidades externas, vehículos pertenecientes a la Amotac y ajenas a su ruta, y también les otorgó permisos bajo el argumento de “que todos tienen derecho a trabajar en esa ruta”. Situación que les ha causado pérdidas por el incremento de unidades en su derrotero. 

Lo peor, es que, en los últimos días, este grupo invasor de Amotac, ha metido decenas de unidades a prestar el servicio de forma irregular, sin placas, sin número económico; con choferes foráneos sin licencia de transporte público y las unidades sin el necesario seguro de vida del viajero. De estas acciones de invasión a la ruta de los compañeros taxistas, se ha dado cuenta a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para que detengan el pirataje de Amotac, pero ha hay respuesta, lo que se ve, es que hay impunidad, corrupción y violación flagrante a la Ley de Comunicaciones. 

Por la negativa de la SCT estatal para detener el pirataje en la ruta de Escalerillas, mis compañeros taxistas, anuncian acciones de protesta en los próximos días, para hacerse escuchar y que les den atención a sus reclamos. 

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