Las graves inundaciones que han afectado a cientos de miles de tabasqueños, destruyendo viviendas, enseres domésticos, cultivos y ganado, ocurren con frecuencia, condenando a los más pobres a un futuro incierto.
La desesperación movió a los más afectados, salieron a protestar y fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad del gobierno morenista, hasta este momento siguen detenidos ciudadanos humildes que su único delito era solicitar apoyo de las autoridades.
Pero la tragedia se extendió por la orden presidencial de desfogar las presas e inundar las zonas indígenas donde viven los más humildes y con esa acción salvar la refinería de dos bocas, una de las obras emblemáticas del gobierno, pero lo más preocupante es que ninguna autoridad se preocupó de avisar a la población, ni se implementó un plan de evacuación que incluyera la instalación de albergues provisionales con alimentos, nada se hizo y la gente se las arregló como pudo.
La magnitud de la tragedia no conmovió a López Obrador, ni por tratarse de sus paisanos, ni del municipio de Macuspana que lo vio nacer. Forzado por las críticas, se apresuró a montar un escenario con cocinas de campaña, ubicadas varias de ellas fuera de las zonas más afectadas.
Las Secretarías de la Defensa Nacional y Marina, son la única presencia permanente del gobierno, pero por la magnitud del desastre no se dan abasto.
La Secretaría de Bienestar inició la entrega de 10 mil pesos de apoyo por cada vivienda que sufrió daños, pero muchos damnificados no fueron encuestados por los siervos de la nación, las entregas son un verdadero desorden, la gente pasa horas formada a pleno sol, nadie pone orden, sin las medidas sanitarias adecuadas, se corre el riesgo de contagios.
AMLO y su obsesión por desmantelar las dependencias federales y aplicando su política de austeridad, nos lleva a la inacción; Conagua ya no puede operar, sin presupuesto ni equipo ni personal especializado, es la dependencia ( entre otras) encargada de implementar un Plan integral Hídrico para Tabasco, las inundaciones se pueden evitar, existen estudios detallados para la construcción de las obras necesarias, pero el Gobierno federal no quiere voltear a ver la tragedia, la minimiza y prefiere invertir en la refinería.
El comportamiento de Morena está claro, no da para dudas, eso de primero los pobres, fue una frase de campaña para ganar votos, en realidad es tan neoliberal como los gobiernos anteriores.
La falta de políticas públicas efectivas de los gobiernos de antes como el de ahora, así como del uso poco eficiente de los recursos públicos, es la característica que hermana a los gobiernos pasados con el actual, un ejemplo claro es Tabasco, años de abandono a un problema recurrente, que requiere de una fuerte inversión en recursos económicos y humanos, que ningún Presidente de la República se atreve a ordenar. ¿Calculan que es gastar demasiado en atender a los más pobres?
Los gobiernos (los de antes y el de ahora) no han entendido que su principal función es combatir la insultante pobreza en que viven más de 90 millones de mexicanos y que se refleja en la creciente inseguridad, salarios que no alcanzan para adquirir la canasta básica, mayor desempleo, una deficiente educación, mala atención médica, falta de servicios básicos, vivienda de calidad y varios etcéteras más.
Combatir la pobreza es una tarea que le corresponde al gobierno, debe invertir en mejorar los niveles de vida, acceso a la justicia y educación de calidad para todos, debe financiar la investigación, aumentar los salarios, además de una política recaudatoria acorde con los ingresos.
Los países más prósperos, lo han logrado precisamente elevando el nivel de vida de los trabajadores y sus familias, han entendido que un pueblo con buenos empleos, bien alimentado, educado, con acceso a la salud, es más productivo, nunca una carga, ¿lo entenderá el Presidente?
La verdadera transformación, sólo la puede llevar a cabo el pueblo organizado, la vanguardia del proletariado mexicano, la mal llamada 4T es puro cuento.
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