El Movimiento Antorchista ha luchado contra la pobreza en nuestro país desde hace 48 años. Los antorchistas nos hemos dedicado a organizar, bajo el lema de unión, fraternidad y lucha, a los mexicanos que están dispuestos a trabajar juntos por mejores condiciones de vida. Bajo el liderazgo del maestro Aquiles Córdova Morán, hemos logrado organizar y educar políticamente a más de dos millones de colonos, campesinos, estudiantes y trabajadores.
En este momento crucial de la historia, donde la desigualdad económica entre ricos y pobres sigue aumentando, es más importante promover una educación política emancipadora que permita a los trabajadores formarse una conciencia de clase, que les dé la oportunidad de distinguir a sus enemigos: demagogos oportunistas y reaccionarios y a sus explotadores. Como antorchistas, buscamos un cambio radical en la sociedad, poniendo fin a la injusta distribución de la riqueza y construir una sociedad justa y equitativa.
En estos tiempos de la Cuarta Transformación (4T), más que nunca los mexicanos necesitan líderes honestos. Estamos siendo testigos de un abuso de poder sin precedentes y de una constante manipulación mediática que intenta vendernos la idea de que luchar por mejorar nuestras condiciones de vida es ser aspiracionistas, cuando en realidad eso es incorrecto.
Todos los días, el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) nos bombardea con mensajes que minimizan la creciente inseguridad derivada de su política de "abrazos y no balazos". Intentan hacernos creer que en México todo está bien, cuando desde que la 4T asumió el poder, el número de personas en situación de pobreza ha aumentado en casi cinco millones.
Además, en el estado de Yucatán, también hemos experimentado un aumento de la pobreza, observando que ni con el partido Morena ni con Mauricio Vila se combate de manera seria los flagelos de la pobreza, insalubridad, ignorancia y desempleo, entre otros y vemos que los municipios están cada vez más rezagados.
La educación política es una herramienta poderosa para despertar la conciencia de las masas y comprender las estructuras de opresión y manipulación que nos mantienen en la pobreza. Por eso los antorchistas más claros, los plenistas, nos damos a la tarea de llevar este conocimiento a las calles, a las colonias y a los campos, iluminando mentes y despertando la indignación ante las injusticias que nos rodean.
Nuestra participación en las asambleas fortalece nuestra conciencia de clase y nos permite articular nuestras demandas. La historia nos ha enseñado que los trabajadores organizados pueden lograr grandes transformaciones sociales, por lo menos así fue en la Revolución Mexicana de 1910. En este momento de amenazas del capitalismo globalizado, que provoca guerras, la amenaza nuclear y el cambio climático, debemos levantar la voz y liderar la lucha por una sociedad más justa.
La educación política del pueblo trabajador es un arma poderosa que debemos utilizar para transformar nuestra realidad. Recordemos siempre las palabras de Marx: "No se trata solo de interpretar el mundo, sino de transformarlo".
Por eso, compañeros plenistas antorchistas, a pesar de las dificultades que impone la tarea organizativa, sigamos adelante, unidos y decididos, construyendo un mundo en el que la justicia y la igualdad sean la norma, y donde la dignidad humana sea el pilar fundamental de nuestra existencia. Juntos, podemos alcanzar la emancipación que anhelamos.
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