MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

REPORTAJE | Sobre los pésimos salarios en Guanajuato

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De acuerdo con información del Fondo Monetario Internacional, nuestro país es la doceava economía más fuerte del mundo, con un Producto Interno Bruto (PIB) de 1.81 billones de dólares, lo que permite que México se coloque por encima de países que están considerados como de primer mundo, entre ellos, Corea del Sur, Australia, España, Indonesia y Turquía. Dicha información, nuestra nación es la segunda mayor economía de América Latina, después de Brasil. 

Desde hace años, Guanajuato se ha consolidado como un estado industrializado, colocándose a la cabeza en el sector automotriz, electrónico y aeroespacial. Cuenta con 29 complejos fabriles que generan miles de empleos formales y se tienen ubicados ocho clústeres estratégicos, entre los que destacan también el químico, el de alimentos y servicios de investigación. 

Recientemente, con motivo de su sexto informe de labores, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo presumió que a pesar de las calamidades como la pandemia, la crisis económica y la llegada de la Cuarta Transformación al poder federal, se logró captar una inversión de más de 7 mil millones de dólares, lo que ubica al estado como uno de los mejores en cuanto a la generación de empleos. Asimismo, destacó que Guanajuato es la entidad no fronteriza primer lugar en exportaciones, y que logró superar los 31 mil 700 millones de dólares obtenidos en el 2022.

La mayoría de los trabajadores en la entidad gana en promedio 5 mil 520 pesos al mes, mientras que quienes trabajan en la informalidad obtienen en promedio 3 mil 470.

Aunque el estado destaca en atraer inversión extranjera y la creación de nuevas empresas, datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi señalaron que durante el tercer trimestre de 2023, el estado de Guanajuato se ubicó en la quinta posición con los peores salarios en trabajo formal, por arriba de los estados de Morelos, Aguascalientes y el Estado de México.

La mayoría de los trabajadores en la entidad gana en promedio la cantidad de 5 mil 520 pesos al mes, mientras que quienes trabajan en la informalidad obtienen en promedio 3 mil 470 pesos al mes. Estos salarios son considerados como de los más bajos a nivel nacional, y con ellos sin duda es imposible dar una vida digna a las familias. 

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Datos del Inegi señalan que en Guanajuato son poco más de 2 millones 800 mil personas las que tienen empleo y que de estas son el 46 %, aproximadamente un millón 309 mil personas, las que se ubican en el sector formal, lo que significa que, más de la mitad de los trabajadores en la entidad laboran en la informalidad; datos muy parecidos a los que se registran a nivel nacional. 

La Organización Internacional del Trabajo ha señalado en reiteradas ocasiones que además de tener salarios bajos, quienes trabajan en la informalidad tienen que enfrentarse a la precariedad y la vulnerabilidad, entre lo que se cuenta largas jornadas de trabajo, no disponer de prestaciones sociales, la falta de oportunidades para contar con capacitaciones, y dificultades para acceder al sistema de protección social, incluyendo la protección para la seguridad y la salud, lo que sin duda hace todavía más difícil la situación de estos trabajadores. 

De esa manera, no sirve de nada tener un estado inmensamente rico, pero con sus habitantes inmensamente pobres. Una vez más, nos topamos con la desigualdad que caracteriza a nuestro país y que se reproduce también en el estado de Guanajuato.

Los bajos salarios que reciben los trabajadores guanajuatenses repercuten también en la posibilidad de contar con servicios básicos en sus hogares y es menor la posibilidad que tienen de proporcionar una educación de calidad y universitaria a sus hijos, quienes, en la inmensa mayoría de los casos, desde temprana edad tendrán que sumarse a la fuerza laboral para ayudar al sostenimiento de sus familias.

En los días que corren, como cada seis años, serán miles los candidatos quienes en mítines y eventos lanzarán discursos que replicarán por todos los medios a su alcance, donde de nueva cuenta harán promesas en busca de ganar votantes, volverán a prometer el cielo y las estrellas, mientras la pobreza extrema crece y se ensaña contra millones de personas.

Pero la verdadera solución de este problema y muchos más que aquejan a los mexicanos solo se alcanzará cuando sea el pueblo organizado y educado quien tome las riendas de este país. De eso, no hay duda.

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