MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Sobre la entidad hermana de Guerrero

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Ante el acontecimiento en días pasados del devastador huracán “Otis”en el estado de Guerrero, el pueblo trabajador de Nuevo León y todo antorchista neolonés propiamente, nos sumamos al llamado humanista de cobijar en todo lo posible y con toda la voluntad, más allá de lo que nuestras condiciones materiales nos permiten, dando muestra de nuestra sensibilidad y de ser parte indisoluble, intrínseca de nuestros hermanos de clase: hoy por ellos, mañana por nosotros, ¿quién más? 

Una verdad que duele, y que por más que se quiera ocultar salta a la vista, ocurre lo mismo de siempre los desposeídos de esta tierra son los que sufren las consecuencias del rostro diabólico de la explotación, es la cruel y triste realidad, ante el desastre natural que se da, nacido en buena medida de una indolencia funesta, soez y por demás inhumana.

Sí, ante las fuerzas destructivas de la naturaleza aparece al rojo vivo la cara diabólica de la explotación, esencia del modelo neoliberal, dicen los lacayos del sistema mal llamado “cuarta transformación” y que mal lidera el “Movimiento de Regeneración de Nacional” (Morena) encabezado por el presidente de todos los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, se haya votado o no por él, haber estado o no de acuerdo con su proyecto de rescate del país que sigue en severa crisis socioeconómica, donde unos cuantos tienen todo y con excesos y otros muchos no tienen nada y para colmo de males la naturaleza acaba con lo poco que tienen, así las cosas.

Que no hubo negligencia, que el fenómeno fue anormal, que se salió de todo esquema “normal de desarrollo” en fin que nadie esperaba semejante desastre, pero otros dicen lo contrario.

Es claro que pudiendo advertir lo peligroso del fenómeno natural, no se hizo y esto lo vuelve más siniestro: el no estar preparado para recibir al huracán “Otis” desnuda lo inhumano de nuestras autoridades.

Por supuesto, ante la destrucción feroz de todo lo que encontró a su paso el huracán, hasta la vida misma de nuestros congéneres, la cruel y despiadada pobreza se quiera ver o no, es imposible que se oculte una pobreza extrema representada por casuchas desechas por este siniestro huracán.

La miseria impera no sólo en el puerto de Acapulco, símbolo de riqueza y buen vivir para una parte de nuestra sociedad dividida en clases, sino en todo el estado de Guerrero por decir lo menos.

El afán desmedido e irracional nacido del modelo económico en que se desenvuelve la mayoría de la sociedad, con honradas excepciones, nos conduce a una explotación inaudita de nuestros recursos naturales trayendo como consecuencia un acelerado cambio climático. 

El organismo internacional de las Naciones Unidas (ONU) en el absurdo, analiza y explica las causas y efectos del cambio climático. Y nos dice que los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) son, con diferencia, los que más contribuyen al cambio climático mundial, ya que representan más del 75 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y casi el 90 % de todas las emisiones de dióxido de carbono. A medida que las emisiones de gases de efecto invernadero cubren la Tierra, atrapan el calor del sol, lo que conduce al calentamiento global y al cambio climático. 

El mundo se calienta ahora más rápido que en cualquier otro momento de la historia del que haya registros. Con el tiempo, las temperaturas más cálidas están cambiando los patrones climáticos y alterando el equilibrio normal de la naturaleza. Esto plantea muchos riesgos para los seres humanos y todas las demás formas de vida de la Tierra.

Es claro que pudiendo advertir lo peligroso del huracán, no se hizo y esto lo vuelve más siniestro: el no estar preparado para “Otis” desnuda lo inhumano de nuestras autoridades

Científicos y especialistas en el tema saben de las peculiaridades de este tipo de fenómenos, sus orígenes y sus fatales consecuencias cuando llegan a magnitudes insospechadas, después de superar todo pronóstico.

“Otis” se intensificó hasta categoría 5, lo que ya se preveía desde horas atrás; ante esto, el jefe de Meteorología de Multimedios, Abimael Salas, declaró que “ninguna ciudad está preparada para esto”. “Otis”, huracán categoría 5, vientos 260 km/hr. ráfagas de 310 km/hr, tocaría tierra en la madrugada; el ojo del huracán, cerca o sobre Acapulco. Devastador si continúa con esta trayectoria, ninguna ciudad está preparada para algo así.” Declaró el meteorólogo.

Lo que nos dice este comentario de un especialista meteorólogo es que el problema era grave y la realidad lo constata, pero ¿a quién le importó? Y no hablo de los departamentos, casas residenciales y hoteles de los multimillonarios; esos tienen seguros que cubren en un alto porcentaje el costo sufrido por un desastre y asunto arreglado, hasta ahí todo bien.

¿Y los trabajadores, los que viven en las laderas y colonias y barrios pobres del puerto de Acapulco? Nos constreñimos a lamentarnos los decesos de nuestros hermanos y lavada nuestra conciencia, vamos por más. 

La ciudad de Acapulco está sometida a este tipo de peligros por su ubicación geográfica, y no está preparada con los recursos humanos y materiales para defenderse de este tipo de fenómenos naturales, ni con la asignación de recursos expeditos para resolver correctamente la situación en desastre.

¿Dónde están los recursos que en el momento dado harían posible una correcta operación del proyecto de restauración de la zona en conflicto derivada del siniestro? En primer lugar, hacen falta los recursos humanos; personas capacitadas para llevar a cabo las tareas del proyecto que salve de las inclemencias, resultado del fenómeno natural no previsto en toda su magnitud. 

Luego vienen los recursos materiales, como terrenos depositarios de maquinaria necesaria, edificios, albergues, la misma maquinaria especializada, entre otros que ayuden en desahogar y minimizar la rudeza del suceso donde no solo hay pérdidas materiales, sino además pérdidas de vidas humanas, pero tristemente sólo de las que conformaban la clase trabajadora.

El Gobierno federal actualizó la cifra de muertos por el huracán “Otis” a 48 personas fallecidas. 43 en Acapulco y cinco en Coyuca de Benítez, además de que permanecen seis personas desaparecidas y siguen sufriendo las torturas que deja a su paso semejante devastación.

Esto es muestra de un modelo económico en decadencia que debe desaparecer, privilegiando la supervivencia de la raza humana, con un sentido justo y humanista donde todos tengan lo necesario para vivir cómodamente como seres humanos de carne y hueso, que en la medida de las condiciones eviten el sufrimiento a toda costa y se disfrute del tiempo que sobrevivan en este mundo. 

Tarea del pueblo trabajador con una ideología distinta y como producto social que es, la ideología no tiene una historia ni un desarrollo propio, sino que depende de la sociedad y de los individuos concretos que la comparten. 

Tradicionalmente, la ideología es un mecanismo privilegiado de ocultar o deformar la situación real de los seres humanos, uno de los métodos más eficaces de alienación. De ahí la gran necesidad de educarse y politizarse para dar la lucha por un mundo mejor.

Hoy existe un movimiento social llamado “Movimiento Antorchista Nacional” que coadyuva a educar y politizar, permitiendo incidir en mejores condiciones de vida tanto en lo material como lo espiritual. Aquí, un fragmento de un poema llamado “Inquietud” escrito por nuestro líder nacional, Aquiles Córdova Moran:

“Yo sueño con un mundo, de luces solamente,

donde el hombre trabaje y viva sin llorar,

donde el alma se expanda y vibre tiernamente

como el ave que canta, como el cielo y el mar.

Donde todos los hombres tengan pan y vestido

donde todos los niños, tengan aula y hogar.

donde el alma se eleve como el águila al nido

y el espíritu humano pueda libre cantar”.

 

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