MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Sin resultados y gobiernos saltarines

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En México existe la democracia como un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. Esto en teoría, pero en la práctica dista mucho de la realidad porque vemos una democracia fracturada fruto de los políticos que gobiernan al país, mismos que deberían ser los principales veladores de los intereses de los mexicanos. Sin embargo, esto no sucede así. 

Los intereses que deberían ser colectivos se vuelven personales, y son parte de uniones coyunturales e inmediatas que dejan de lado los proyectos de largo plazo y en beneficio de todos. 

Cada que hay elecciones en México, el pueblo vota por personas, el partido que los represente en el poder por el tiempo que sea asignado; pero una vez que, por decisión personal, los representantes que eligieron abandonan su partido y migran a otro, están traicionando esa confianza que a través del sufragio se les otorgó.

Si bien la democracia no es un lema o una frase, quien desempeña un cargo de elección popular debe de tener claro que no se representa a sí mismo sino a un conjunto de ciudadanos que le brindó la confianza para que trabaje en beneficio de la ciudadanía. 

Sin embargo, la democracia mexicana está fracturada y es precisamente por los representantes populares, que lejos de ver los intereses de la ciudadanía, se rolan con los particulares, aspirando a un puesto más alto y dejando ver que su principal preocupación no fue ni será el pueblo. 

Estos hechos se dan más cuando las elecciones están próximas, ver saltar de un partido a otro, contradiciendo sus ideales políticos, a funcionarios; caso reciente en Yucatán, es el de Raúl Paz, senador por el PAN y quien en las últimas semanas declinó a favor de Morena, un partido político, para muchos, de chapulines. Construido y conformado por políticos que anteriormente militaban en partidos como el PRI, PRD, PAN. 

Con estos hechos no hay democracia política, sino oportunismo político, porque sus principios e ideología nunca la cambiaron, sino fue resultado del primer endulzante de oídos. “Quienes han incurrido en esa práctica se caracterizan, principalmente, por su falta de ideología, por su incongruencia y su oportunismo; estar reptando en los partidos políticos impulsados por sus intereses particulares es denigrante no solo para la persona, sino para una actividad importante y necesaria en toda sociedad como lo es la política”. (Diario de Yucatán 10 de octubre).

La democracia debe de estar conformada por personas, y personas que representan conjuntos de ciudadanos. Porque la democracia no es un lema, un nombre, una frase, son acciones concretas que llevan al cabo personas concretas. Tiene que haber normas y reglas de conducta en cuanto a las responsabilidades de cada uno.

Quienes van de un partido a otro, así como nuestro presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que primero fue priista, perredista y como ninguno satisfacía sus necesidades, hoy es morenista con el partido que él mismo creo y que al final lo llevó al poder. 

“Nunca se había visto cómo las ambiciones insaciables los ha hecho dar el brinco y encaramarse en Morena, para indignación de las bases de este partido, que dicho sea de paso no han podido o no han querido manifestarse en contra de tantos arribistas que se frotan las manos desde ahora con los cargos que ambicionan tener a corto plazo”, dijo Freddy Espadas Sosa, investigador y académico en una mesa de análisis celebrada en Yucatán.

Sin embargo, ante estos hechos, los mexicanos debemos de exigir que haya una democracia plena, que vele por nuestros derechos y que, sobre todo, aquellos representantes del pueblo trabajen para nuestro beneficio y no el personal. 

La democracia en México está desgastada por politiquillos de este nivel, que ante todo ven sus intereses personales que los colectivos, por lo que queda a los mexicanos ver que esa democracia no se siga desgastando y ver en serio, exigir, que los políticos en verdad funjan su papel. 

Exijamos que cumplan sus compromisos hechos con el pueblo que nadie los obligó a hacerlos y de no cumplir. El pueblo hay que prepararnos para ir tomando el poder político del país y gobernar como merecemos y necesitamos los mexicanos.    

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