El pasado jueves 15 de junio rindió su último Informe de Gobierno el gobernador Héctor Astudillo Flores. Se tenía programada su asistencia en el Congreso local, pero esto no fue posible por un conflicto interno entre la sección 55 del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero y la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y el evento se llevó a cabo en Casa Guerrero.
Un informe nada diferente de los otros cinco anteriores; se destacaron logros en salud, educación, seguridad pública, asistencia social, apoyo al campo, fomento al turismo, entre otros. A lo largo y ancho del estado se desplegó una serie de propaganda destacando los logros anteriormente señalados, en la prensa escrita, radio, televisión y redes sociales inundando a la opinión pública de un claro mensaje Guerrero avanzó en estos seis años del actual gobierno.
El ciudadano común se pregunta: ¿es cierto que hay avance y progreso en estos últimos seis años de gobierno? La respuesta contundentemente es no. Sólo por destacar los rubros más significativos diremos: en materia de educación no se vio una mejoría significativa por tener mejores instalaciones educativas, además de que el estado destaca frecuentemente porque los profesores se la pasan exigiendo a las autoridades les cumplan con sus derechos laborales; podemos observar en la mayoría de comunidades rurales aún salones de material precario.
En lo que hace al ámbito de la seguridad pública, las cosas no son alentadoras a pesar de los números que dicen las autoridades de que hay mejorías, podemos escuchar, ver o leer en los medios de comunicación diariamente de brutales asesinatos entre grupos delincuenciales contrarios y muchos muertos de ciudadanos inocentes por balas perdidas en los tiroteos, periodistas asesinados y uno desaparecido, comunidades desplazadas por violencia en sus lugares donde viven porque no hay condiciones para seguir en la tierra que los vio nacer, aumento en el cobro del derecho de piso, etc.
Si revisamos lo que hace al apoyo al campo, la realidad es que en los últimos tres años los recursos destinados para este sector han disminuido considerablemente, y en el programa de apoyo con fertilizante gratuito cada vez se disminuye el número de beneficiados y la cantidad del apoyo otorgado, prácticamente se les ha abandonado a los campesinos a su suerte.
Qué podemos decir en lo que hace a la salud de los guerrerenses: aún se sigue muriendo gente por piquetes de víboras, alacranes, entre otras especies venenosas, la mayoría de los centros de salud y hospitales generales y regionales están en el completo abandono en lo que hace a infraestructura, equipamiento médico y tecnológico moderno y qué decir de los medicamentos, la respuesta cotidiana es “no hay”. Todo lo anterior quedó de manifiesto ante la pandemia del coronavirus, donde prácticamente la gente se curó con remedios caseros en lugar de asistir a un servicio de salud pública, ya que las personas tenían la carencia de que los matarían, al no tener las condiciones médicas mínimas para su atención.
Después de describir someramente la realidad que diariamente viven los guerrerenses, no es difícil concluir que la pobreza en nuestra entidad sigue viviendo el “sueño de los justos”. Una prueba de lo que concluimos es el hecho de que seguimos ocupando el segundo lugar nacional de pobreza.
Pero hay otro elemento que confirma lo dicho más arriba y es que en el pasado proceso electoral la ciudadanía le dio la espalda al partido donde actualmente milita el gobernador, si verdaderamente todo lo señalado por el ejecutivo estatal fuera cierto, el próximo gobernante del estado debería ser un priista y, como todos sabemos, a partir de octubre gobernara Morena.
Algún conocido cuando le pregunté cuál fue el mayor logro del Lic. Astudillo me contestó haber perdido la elección estatal, esta respuesta espontánea parece ser el sentir de una parte importante de la sociedad del estado.
Será cierto o no, no lo sé, pero donde no tengo duda es que el combate a la pobreza en la entidad sigue siendo un pendiente que hasta el día de hoy ni el PRD ni el PRI han podido mejorar la vida de los habitantes y las cosas no pintan bien con el próximo gobierno que será de Morena.
La única alternativa que le queda al pueblo guerrerense es formar una fuerza tan inmensa como las estrellas o la arena del mar que hagan que se reparta tan grande la riquezas naturales que hay en nuestro territorio, para ello necesitamos llegar a gobernar los pobres este país, de ese tamaño es la tarea. Nada más, pero nada menos.
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