Si bien es cierto que se han tomado medidas con respecto al tema del agua en Nuevo León, no se ha podido garantizar el agua al cien por ciento, pues hay colonias populares que sufren de falta de agua, ya que los cortes son muy consecutivos. Lo lamentable es que esto aplica más a las colonias populares, donde vive la mayoría de los trabajadores neoleoneses.
La presa “El Cuchillo”, el embalse más grande de Nuevo León, tiene una capacidad de 123 millones de metros cúbicos de agua, suficiente para dar abasto al área metropolitana de Monterrey. Sin embargo, en estos días registra un 34 % de llenado, niveles alarmantes.
Según expertos, debido a las altas temperaturas en Nuevo León se evaporan de El Cuchillo alrededor de 5 mil litros de agua por segundo. 5 mil litros por segundo se extraen también para trasladarla a la población.
Las altas temperaturas y el aumento de gasto de agua en la población han provocado los bajos niveles de agua en la presa; según expertos, son los niveles más bajos desde hace once años.
De acuerdo con declaraciones de Santos Sáenz Delgado, investigador de la Universidad de Monterrey y presidente de la Sociedad Mexicana de Aguas, A. C., estamos ante un problema grave.
Sáenz advirtió que la evaporación debido a las altas temperaturas presentadas en la entidad se evapora alrededor de 5 mil litros de agua por segundo. Esta misma cantidad de 5 mil litros es la que también se extrae por segundo para el traslado a la población.
Como vemos, las cosas se están colocando en un terreno difícil, sobre todo para los ciudadanos de menos ingresos, quienes son los que más sufren las consecuencias. Tomando en cuenta que es de las presas más importantes en el tema de agua para Nuevo León, de agotarse el agua, la ciudad entraría en caos.
Sin agua sería difícil sobrevivir. Parece como de una película de ficción, pero no; es la cruda realidad la que ya nos llegó a la ventana. Las malas decisiones de Gobiernos y la falta de inversión en infraestructura para que se garantice el abasto nos están colocando en el terreno del caos.
Los funcionarios, en su mayoría, luchan por el poder político para sus intereses de partido, de clase o personales, mientras el pueblo padece las inclemencias del tiempo. Las necesidades solo quedan como banderas de lucha en tiempos de elecciones.
Es momento de que la población se dé cuenta de que no hay otra salida más que la lucha organizada por el poder político. Sólo entonces el pueblo se hará justicia a sí mismo: los personeros en el poder no lo harán porque su interés no es esencialmente ayudar al pueblo.
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