El gran José Martí, revolucionario y poeta cubano, dijo que el pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos en la instrucción del pensamiento y en la dirección de sus sentimientos; afirmó, además, que no fructifica la educación si no es continua y constante y que un pueblo instruido será siempre fuerte y libre. Hoy más que nunca nuestra patria requiere con urgencia de ciudadanos educados, críticos y participativos en el desarrollo de la sociedad de su tiempo.
Sin lugar a dudas, en México, la ampliación de oportunidades en educación, ciencia y cultura son parte del camino para responder a los reclamos de la sociedad, en especial de la juventud, entre ellos alimentación, empleo, salud, vivienda y seguridad. Por eso es tan importante que los distintos niveles de gobierno, asuman su responsabilidad en la atención de la educación de todos los niveles a lo largo y ancho del país, destinándole mayores recursos para una educación de calidad y sobre todo que garantice el derecho a la educación para toda la población.
Aunque la cobertura educativa en el país ha crecido, aún hay mucho por hacer; de acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (ciclo escolar 2019-2020): en educación inicial -desde el nacimiento hasta los dos años y 11 meses- es de sólo 3.8 por ciento; preescolar, 71; primaria, más de 98 por ciento; en secundaria, 83.8 por ciento; pero, en media superior comienza a bajar a 63 y en superior, en el sistema escolarizado, apenas alcanza el 35 por ciento. Si acercamos la lupa a las entidades, encontraremos cifras contrastantes que denotan con claridad la desigualdad existente en este ramo y que la contingencia sanitaria hizo más evidente.
De acuerdo con los datos de la medición de pobreza multidimensional del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Yucatán es una de las 18 entidades donde creció el rezago educativo, con un incremento de 0.2 puntos porcentuales, al pasar de 21.6 por ciento en 2018 a 21.8 por ciento en 2020. En los dos últimos años, 24 mil 200 niños, jóvenes y adultos se sumaron a las filas del rezago educativo en la entidad, para un total de 510 mil 800 yucatecos, que no han cursado o no terminaron la educación básica o que no concluyeron el bachillerato.
El mayor rezago educativo en Yucatán no está en la población infantil; el problema radica en la proporción de personas mayores de 15 años que no concluyeron la secundaria y por lo mismo no pueden obtener un empleo mejor remunerado. Datos oficiales revelan que, tres de cada 10 yucatecos no cuentan con un certificado de secundaria; es decir, 31.4 por ciento de las personas mayores de 15 años en esta entidad no logró concluir la educación básica por diversas razones, situación que lleva al Estado a ocupar el noveno lugar, después de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Puebla, Guanajuato y Zacatecas.
En la conclusión de los estudios del nivel bachillerato, las cosas no pintan mejor, a pesar de que la Ley General de Educación estipula la obligatoriedad y el derecho de todos los mexicanos a cursar hasta este nivel de estudios, no ocurre así, en parte por no contar con cobertura suficiente y porque una cantidad importante de jóvenes tienen que trabajar para aportar al ingreso familiar.
Eso ocurre en el municipio de Kanasín, que pese a estar conurbado a Mérida, ciudad capital y de ser el segundo municipio mayor población (141 mil 939 habitantes) del Estado, apenas cuenta con tres escuelas secundarias públicas, un Colegio de Bachilleres y carece de instituciones de nivel superior, obligando a los jóvenes que desean continuar sus estudios, acudir a las instituciones educativas establecidas en Mérida o bien, como ocurre en cantidad importante, a abandonar sus estudios para ocuparse en alguna actividad laboral informal.
Considerando esta situación, un grupo importante de ciudadanos kanasinenses afiliados al Movimiento Antorchista en la entidad, hemos solicitado desde hace cuatro años a las autoridades del gobierno estatal y educativas, la instalación de una escuela de nivel bachillerato, con el propósito de que cientos de jóvenes tengan la oportunidad de continuar sus estudios, sin embargo, la única respuesta que hemos encontrado es la cerrazón, anteponiendo la falta de recursos y el impedimento por la “normatividad” vigente para la instalación del servicio educativo, proponiendo que los jóvenes realicen sus estudios en la modalidad del sistema abierto.
Negar la oportunidad a educarse a cientos de jóvenes por falta de instituciones que cumplan con este derecho, equivale a frenar su desarrollo, es violentar los derechos humanos elementales de los nuevos ciudadanos que se vienen integrando a la sociedad, es lanzarlos, en el mejor de los casos, a los trabajos mal remunerados, y en el peor, a manos de la delincuencia -pueden revisarse las estadísticas existentes al respecto-.
Las autoridades estatales, además de tener la obligación de remediar este mal, debieran apostar a la educación como una alternativa transformadora y benéfica para la sociedad yucateca, que irá sentando las bases de una sociedad más productiva, mejor y más justa; notar que no basta alfabetizar y cursar la educación básica, sino que la educación debe ser continua, hasta promover a sus propios investigadores, capaces de revolucionar el sistema productivo, ¿por qué no?
Por eso, si a las autoridades no les interesa resolver esta situación, llamo a los kanasinenses de buena fe, a constituirnos en una fuerza popular organizada capaz de exigir respeto y cumplimiento al derecho de nuestros hijos a educarse, y a los jóvenes que padecen este mal, que se integren a esta lucha, en el entendido que solamente un pueblo educado, hará de sus ciudadanos hombres más libres, capaces de transformar el entorno que les rodea, haciendo de nuestro estado y país, una sociedad más productiva y generosa para todos.
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