Desde hace más de un mes, el Movimiento Antorchista Nacional, preocupado por la situación que padecen millones de mexicanos ante los estragos económicos y de sanidad que está dejando la pandemia por Coronavirus, emprendió una campaña para que las necesidades de miles de familias que se han quedado sin sustento por la cuarentena obligatoria que impuso el gobierno federal sean tomadas en cuenta por los tres niveles de gobierno.
En Puebla, desde que se ordenó el cierre de calles, negocios y escuelas, Antorcha ha respaldado la lucha de las familias poblanas que han sido afectadas por dichas medidas, pues la entidad, en general, ha sido de las más damnificadas, para muestra, un botón: en días recientes la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) informó que el 93 por ciento de los restaurantes afiliados tuvieron que cerrar ante el Coronavirus, dejando sin empleo a 14 mil personas; el 7 por ciento que sigue en funciones, debido a las prohibiciones del gobierno del estado, sólo puede operar con el ‘servicio para llevar’, lo que dejó desempleados a aproximadamente mil 800 trabajadores que estaban en piso como meseros o valet parking; y, por si fuera poco, al menos 90 restaurantes, de los más pequeños, no podrían volver a abrir, lo que sumaría otros mil empleos perdidos.
Casi 17 mil empleos provenientes del sector restaurantero están perdidos o parados. Y sólo hablamos de ese ramo, pero, en general, de acuerdo con la organización México ¿Cómo Vamos?, al cierre del primer trimestre de 2020, Puebla se coloca entre los estados con más empleos perdidos, menor productividad y poca capacidad para disminuir la informalidad, la pobreza y la desigualdad laboral. Es decir, en Puebla no hay empleo y, cuando lo había, era malo y mal pagado. Y ni hablar de quienes laboran en las filas del llamado ‘empleo informal’, porque si a los formales ‘les llueve’, a los informales ‘les graniza’.
Así la situación en Puebla: no hay trabajo. Sea por la cuarentena por el Covid-19 o porque de por sí el gobierno que encabeza el morenista Miguel Barbosa no ha creado las condiciones, el resultado es el mismo: los poblanos no tienen trabajo. Y no hace falta ser Einstein para saber que, sin trabajo, la gente no puede vivir. Ya lo dijo la Coparmex, sólo el 10 por ciento de los poblanos podría sobrevivir a esta cuarentena sin tener un empleo. En Puebla hay alrededor de 6.4 millones de personas, siguiendo la estadística de la Coparmex, sólo 640 mil personas aproximadamente saldrían ilesas de su cuarentena. Y es que lo que para muchos significa un descanso, pasar más tiempo con la familia e incluso adentrarse en nuevos hobbies, para otros es una tortura.
Ese es el sentimiento de miles y miles de poblanos que, al perder su empleo, están a punto de perder hasta la vida y la de sus seres queridos, pues no tienen sustento alguno para sobrevivir. Estas miles de familias, respaldadas por el Movimiento Antorchista, han emprendido varias acciones para que sus necesidades sean escuchadas y resueltas por el gobierno estatal. Movidas por la inmensa carencia que sufren, las familias han buscado la manera de protestar sin exponerse al virus. Así, desde hace varias semanas que las redes sociales más populares se empezaron a llenar de videos de la propia gente, tomados por ellos mismos o sus familiares, haciendo un llamado a los gobiernos para que los apoyen con lo más elemental: comida.
Además de los videos, mucha gente, a la vieja usanza, empezó a escribirle cartas a Barbosa y a AMLO, exponiendo su cruda situación y pidiendo lo mismo: apoyos alimentarios. Como las medidas no surgían efecto y la necesidad creció, hace una semana los poblanos protestaron a través de ‘trapos blancos’ y cartulinas desde sus casas con leyendas como "en casa y sin comida", "mis hijos no tienen que comer", "otro día sin trabajar, otro día sin comer".
Ese llamado sí que fue escuchado y, al parecer, no le agradó al gobernador, quien, incluso, indolente como siempre –no esperábamos más- descalificó la protesta de los colonos y campesinos, gente de carne y hueso, con carencias verdaderas, que esperanzados de su gobernante le pedían comida para seguir viviendo.
Bueno, pues eso a Barbosa no le pareció y su ceguera, política y real, salió a relucir. Repitiendo los discursos de su patrón AMLO, Barbosa aseguró que ni una despensa les daría, por el simple hecho de que "son personas que respetamos mucho, pero que se identifican con Antorcha Campesina". ¡Ahora es un delito ser antorchista! Vaya, ahora ser antorchista es motivo para que el gobernador, el mismo que debe procurar bienestar a toda la población sin distinción alguna, te deje morir de hambre. ¡Ciego, sectario e ignorante!
Y, haciendo gala de su soberbia y su desfachatez, todavía aseguró que "los paquetes alimentarios no se los voy a entregar a líderes de colonias, ni antorchas universales, ni a organizaciones, ni a gremios, es casa por casa como se tienen que dar esas despensas, no para consolidar liderazgos de ningún partido, incluyendo Morena, nadie de Morena está usando eso, nadie".
Que alguien le avise que sólo abre la boca para decir mentiras: ningún líder antorchista ha pedido despensas para repartirlas en nombre de su organización. ¡Es falso, por eso, lo que dice Barbosa! Lo único que hacen es respaldar la lucha de los más humildes. No como los integrantes de su partido, porque es bien sabido que, por ejemplo, en Zacapoaxtla, su correligionario Ebodio Santos Alejo, repartió las despensas del programa estatal Puebla Contigo sólo a puros morenistas. A ver, ¿dónde quedó el no promover partidos? ¿o eso no aplica con los de Morena? ¡Mentiras! ¿Y así se atreve a descalificar las protestas de los colonos? ¡eso es no tener vergüenza!
Señor gobernador, deje de mentir y engañar al pueblo que lo puso en ese puesto; atienda el llamado real y palpable que le hacen las decenas de miles de familias que están muriendo de hambre por culpa de las erradas acciones del gobierno federal y estatal; deje de criminalizar a los poblanos sólo porque pertenecen a una organización que por mucho superaría a su partido; deje los pretextos y cumpla con su deber como mandatario.
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