"No estoy de acuerdo con lo que dices,
pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo",
(Voltaire)
La declaración universal de los derechos humanos en su Artículo 19 respecto a la libertad de expresión, menciona: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, un derecho que incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión". Sin embargo, en México veo con indignación que a diario existe una serie de agresiones o persecución contra quien practica la noble labor de informar.
De hecho, una investigación difundida por la organización internacional Artículo 19, dice que en nuestro país se han suscitado 148 asesinatos de periodistas. En lo que va del mandato de Andrés Manuel López Obrador, menciona que son 28 compañeros de los medios de comunicación que han perdido la vida, muchos de ellos por señalar al poder federal o a sus similares por sus malos resultados; muchos de ellos identificados con el intolerante partido oficialista. También existe un informe de la Secretaría de Gobernación donde acepta que se tiene un registro de 47 periodistas acaecidos desde el inicio de la administración morenista.
Hace unos días, para ser exactos el 25 de enero, con algunos amigos nos solidarizamos de manera virtual a la protesta nacional en defensa del gremio, con la consigna: “Periodismo en Riesgo”, y que contó con el apoyo de 28 ciudades del país desde donde se exigió justicia para los profesionales del gremio que hace poco fueron privados de su vida de manera injusta y cruel: Lourdes Maldonado, Margarito Martínez y José Luis Gamboa.
En México no se puede ejercer un periodismo libre pues existen fuerzas de poder económico-político que controlan los medios masivos de comunicación, muchos de los cuales buscan complacer al poder en turno. Existen políticos ruines que han hecho de todo por silenciar a sus críticos. Incluso, al periodista incómodo lo señalan desde la palestra presidencial desde 2018, y sus simpatizantes lo imitan: acosan al periodista a través de redes sociales, llamándolo “chayotero”, “prensa vendida”, “periodista neoliberal”, y un sin fin de adjetivos para descalificar a quien informa con veracidad sobre los acontecimientos de su entorno, pero que son una amenaza para el poder.
Un comunicador de buena fe no se prejuicia, es un profesional que busca información para el bien común, qué lucha por la verdad sin sesgos y de manera honesta. Por eso desde aquí, en este humilde espacio, denunciamos a quienes han agredido al gremio, a los que con prepotencia, su sarcasmos y su poder amenazan y agreden a periodistas.
El pueblo ha defendido siempre las causas más justas y en Antorcha lo sabemos perfectamente. No se mata la verdad asesinando periodistas, hoy mas que nunca debe existir la defensa a los comunicadores que trabajan por la verdad.
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