Érick forma parte de la delegación de los más de 200 artistas que representarán a Baja California en la Espartaqueada Cultural 2025
Originario del municipio de Santa María Peñoles, en el estado de Oaxaca, Érick Velasco Velasco llegó a Mexicali a los siete años junto con su familia en búsqueda de una vida mejor. Desde los once años conoció el corte de cebolla, principal sustento de su hogar.
Sin embargo, tras incorporarse a la Casa del Estudiante Bajacaliforniano gracias a Antorcha Magisterial, su perspectiva sobre la vida cambió al integrarse a los Grupos Culturales del Movimiento Antorchista de Baja California.
Hoy, con quince años, Érick forma parte de la delegación de los más de 200 artistas que representarán a Baja California en las Espartaqueadas Culturales, que se llevarán a cabo en Tecomatlán, Puebla.
La pobreza ahonda en el valle
“Me integré a la casa porque mis papás conocieron a Antorcha en el ejido Compuertas, allá en Mexicali. Donde ellos viven no hay secundaria cerca, por eso me vine a Tijuana. Aquí vivimos mi hermano y yo, y en vacaciones vamos a casa, pero no son vacaciones: nos vamos al corte de cebolla para apoyar a mis papás porque el dinero no alcanza”, explica Érick.
El Valle de Mexicali es una de las zonas con mayor pobreza en la capital del estado. Muchas colonias y ejidos carecen de servicios básicos como agua potable, energía eléctrica, drenaje y pavimentación.
En materia de salud, la situación es aún más crítica, con pocas clínicas en funcionamiento y sin los recursos necesarios para atender a la población.
Según los últimos datos oficiales, en 2022 el 36.2 % de la población de Mexicali estaba en situación de pobreza. Para noviembre de 2024, se estimaba que 511 mil personas vivían en condiciones de pobreza, de las cuales 50 mil estaban en pobreza extrema.
“Comencé en la danza en secundaria, después me salí porque me daba pena, pero ahora en preparatoria me volví a meter. Primero porque me dijeron que iríamos a Puebla, pero después me gustó el baile. Nos hemos presentado en varias conferencias que organiza la organización y en eventos de la escuela. Ya no me da tanta pena como antes y ahora estamos listos para participar”, cuenta Érick.
Salir de Tijuana o viajar desde un municipio del norte es complicado para miles de mexicanos. Un solo vuelo representa el equivalente a más de dos quincenas del salario de un obrero, una cantidad inalcanzable para quienes dependen del trabajo jornalero.
Érick viajará por primera vez al centro del país recorriendo más de 3 mil kilómetros en transporte terrestre junto con sus compañeros. Serán tres días y dos noches de trayecto, con paradas breves sólo para comer.
El pueblo sostiene el arte
Antorcha ha impulsado la creación de grupos culturales en escuelas, colonias y ejidos, una tarea que debería ser prioridad del gobierno pero que la organización ha asumido como propia. Para lograrlo, los estudiantes, maestros, activistas y colonos organizan actividades económicas como kermeses, rifas, colectas públicas y gestiones comunitarias.
“Nos vamos a colectar a los cruceros porque tenemos que sacar para los vestuarios y para tener dinero en el viaje. Vendemos chocolates porque no queremos pedirle a nuestros papás. A mí me gusta estar aquí, me gusta bailar, y en la colecta le decimos a la gente que nos apoye para seguir en el grupo. No les mentimos diciendo que es para otra cosa, siempre decimos la verdad”, explica Érick.
Como la del estudiante, muchas historias se escriben en cada Espartaqueada. Jóvenes que han encontrado en Antorcha una oportunidad para crecer en la cultura y el deporte, que han logrado alejarse de las drogas o del trabajo en las maquilas y que hoy tienen la posibilidad de contar una historia distinta, llena de conocimientos, triunfos y experiencias. Historias como esta merecen ser reconocidas, porque casi siempre se cuentan sólo las que terminan en tragedia.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario