El actual Gobierno federal hunde cada vez más al pueblo de México en el infortunio. Desde su inicio ha realizado acciones que, en lugar de resolver los añejos y profundos problemas de nuestro país, los ha agudizado. Inició su gestión y se inauguró con el supuesto combate al robo de combustibles, al huachicol, provocando la escasez de los mismos y por consiguiente la paralización de la economía y de la actividad productiva del país.
Durante varias semanas, inmensas colas de vehículos varados se observaron en las estaciones distribuidoras de gasolina de todo el país, siendo los días más críticos. Asimismo, ocurrió una tragedia que pareció perderse en el tiempo, pero que tuvo como telón de fondo el supuesto combate al robo de los hidrocarburos. En Tlahuelilpan, Hidalgo, perdieron la vida 137 personas en medio de la escasez del combustible.
Posteriormente el Gobierno arremetió contra los programas sociales y contra los supuestos intermediarios de los mismos, bajo el argumento de que los recursos destinados para apoyar al pueblo se quedaron en otras manos y nunca llegaron a sus destinatarios. Así justificó su ataque en contra de organizaciones sociales a las que acusó, pero nunca ofreció ninguna prueba, de medrar con las necesidades del pueblo y de enriquecerse con los mismos recursos. El resultado de esto es que se eliminó Prospera que tenía un padrón de 30 millones de beneficiarios; desapareció el Seguro Popular y las estancias infantiles para madres trabajadoras, el “argumento”, la corrupción.
Asimismo, suprimió el Apoyo a la vivienda, el de atención de Jornaleros agrícolas, de empleo temporal, los comedores comunitarios, entre otros. También le quitó recursos al campo, desapareciendo 17 programas para este sector.
Luego llegó el turno de suprimir 109 fideicomisos, entre los que figuraron el de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología, Innovación Tecnológica, Financiera Rural, el Fidecine, el fondo de apoyo al deporte de Alto Rendimiento, el de cambio climático y el Fonden. Sobre este último, apenas la bancada morenista había autorizado su desaparición cuando miles y miles de tabasqueños fueron inundados por decisión del mismo Presidente de la República, que no dudó en mandar al agua a sus paisanos para salvar la inversión en la refinería de Dos Bocas, sólo se limitó el Gobierno a dar apoyos selectivos a través de los Siervos de la Nación.
El coronavirus SARS-CoV-2 llegó a México y a un año de haberse conocido el primer caso de covid-19, los fallecidos rebasan las 190 mil personas, resultado del pésimo y criminal manejo de la pandemia por el Gobierno de Morena que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
“En México no es que no hayan sabido qué hacer, es que tomaron la decisión de no hacerlo”, señaló la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, microbióloga y doctora en Ciencias Médicas que ha criticado con dureza la actuación del subsecretario Hugo López-Gatell (BBC, 2 de marzo de 2021). “Los criterios para el manejo de la pandemia son más políticos que científicos… aquí no se procuran contener los contagios, sólo se deja que la gente se siga infectando, pero tratando de administrarlos en el tiempo para no saturar los hospitales”, agregó la doctora Ximénez.
Nada alejada de la realidad. A la gente, pues, la ha matado la irresponsabilidad y la negligencia de los que “encabezan” la lucha contra la covid-19. Así evoluciona una de las mayores tragedias que ha vivido nuestra patria en toda su historia. Mientras que la vacuna se ha convertido en un medio para hacer proselitismo en favor de los candidatos de Morena en un acto por demás avieso e ignominioso.
Esto en materia de salud. Mientras que, en temas energéticos, en los primeros días de febrero, el país se sumió en una serie de apagones en varios estados del norte del país, sobre todo, pero también en el Valle de México, originados por la escasez de gas. A pesar de contar con reservas de gas natural, el actual Gobierno se enfoca a la producción petrolera y de gasolinas en lugar del considerar combustible de transición. En agosto de 2020, el presidente afirmó “no necesitaremos gas en los próximos 30 años porque hay excedentes”. Cinco meses después, nos quedamos sin éste, sin electricidad, sin trabajo, pues las factorías pararon por la falta de energía, amén de la falta de calefacción ante las tormentas invernales que azotaron a estados del norte. En tan sólo cuatro días, las pérdidas económicas se calcularon en poco más de mil millones de dólares. AMLO, fiel a su costumbre, culpó a los Gobiernos anteriores.
Recientemente se registró un incremento en el precio de varias mercancías vitales para la actividad económica y para el sostenimiento de las familias. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la gasolina Magna registró un incremento del 4.3% en enero, para llegar a 19.41 pesos en promedio, sin embargo, hoy podemos ver que el litro se ofrece en varias regiones del país hasta por arriba de los 22 pesos. Mientras que un tanque de gas doméstico ha incrementado su precio hasta en 20%; el kilogramo de tortilla subió 2 pesos, un 12% de su precio en lo que va del año, mientras que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), incrementó el precio de la energía eléctrica en un 12% en comparación de lo que se pagaba en 2018. Subió el agua purificada, el pan, el pasaje, las casetas, por mencionar algunos. Los pobres tienen ahora más dificultades para sobrevivir dado que se perdieron 12 millones de empleos por la pandemia.
Este es apenas un breve recuento de los daños provocados al país y a los mexicanos por la sedicente Cuarta Transformación. ¿Qué ha cambiado en comparación con los otros gobiernos? Ahora, indudablemente estamos peor, y diariamente se le miente al pueblo a través de las mañaneras, pero la realidad grita que nos estamos yendo al abismo. Los que aún apoyan a la 4T, deben saber que terminarán siendo cómplices de la destrucción del país obnubilados, engañados por el supuesto combate a la corrupción del actual gobierno.
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