MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¡Rayos, esa vieja forma de movimiento!

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Ha salido a la luz pública una serie de videos emitidos por la Agencia Espacial Europea (ESA) que muestran una nueva y maravillosa forma de ver el mismo viejo movimiento de las descargas naturales eléctricas de nuestro planeta, los rayos de las nubes de la tierra, pero ahora vistos desde una distancia de 36 mil kilómetros. ¡Rayos!

Se trata de una historia que hace tan solo algunos años pudo haber parecido de ciencia ficción. Apenas el pasado 13 de diciembre de 2022, la ESA lanzó al espacio el primer satélite Meteosat de tercera generación, llevando en su interior un sistema de cámaras fotográficas especiales llamado Lighting Imager (generador de imágenes de rayos) y hace unos días lo encendieron. Al ver el resultado, he sentido lo que quizá sintieron los primeros que vieron a un bebé vivo dentro de su madre mediante la primera cámara endoscópica.

Consiste en una serie de animaciones que contienen una secuencia de imágenes creadas mediante la recopilación de un minuto de mediciones de rayos, superpuestas en una sola imagen de la tierra desde el generador de imágenes de rayos, de tal forma que en poco más de un minuto vemos la sucesión de rayos, por ejemplo, de un lapso de cuatro días, en todos los alrededores del Mar Mediterráneo, todo el norte de África y Medio Oriente, tanto de día como de noche. ¡Admirable! ¡Ver todos los rayos de varios días de esa inmensa zona al mismo tiempo! Ni el más ferviente adorador de Zeus Tonante soñó con atribuirle esa capacidad, no cabía siquiera la posibilidad de imaginarlo, como Moctezuma con una llave Allen.

“El Lightning Imager, construido por Leonardo, puede detectar continuamente destellos rápidos de iluminación en la atmósfera de la Tierra, ya sea de día o de noche, desde una distancia de 36,000 km. El instrumento tiene cuatro cámaras que cubren Europa, África, Oriente Medio y partes de América del Sur. Cada cámara puede capturar hasta 1000 imágenes por segundo y observará continuamente la actividad de los rayos desde el espacio”. Leonardo es un programa computacional de los que llaman inteligencia artificial, que muestra un aspecto positivo de estas nuevas tecnologías.

La iniciativa científica europea tiene un claro objetivo económico: busca el desarrollo de su aparato capitalista, sin duda: justo como la cartografía científica se desarrolló hace siglos a impulsos de las necesidades de transporte de mercancías del capitalismo, así ahora las necesidades de la aviación moderna requieren la predicción cada vez más precisa de tormentas eléctricas y el Lightning Imager vendrá a proporcionar un abundantísimo material científico que permitirá alcanzar resultados cada vez más sorprendentes. La ESA lo dice así: “…también desempeñará un papel clave en la seguridad del tráfico aéreo, dado que los rayos representan un alto riesgo para la instrumentación a bordo de las aeronaves”.

Cierto es que “los meteorólogos podrán rastrear mejor el desarrollo de tormentas severas y tendrán un tiempo de anticipación más largo para advertir a las autoridades y las comunidades”, pero sabemos muy bien que estos enormes gastos espaciales los hacen los capitalistas no para beneficiar a las comunidades, sino para cuidar sus mercancías. En última instancia, la suerte de los pueblos siempre les ha valido un cacahuate, como ha quedado claro una vez más al poner al pueblo de Ucrania bajo un gobierno nazista y darle a Zelensky miles de millones de dólares y armas para agredir a Rusia.  Sin embargo, dejemos esa demagogia europea y regresemos a ver algunas consecuencias del Lightning Imager.

Gracias a esta nueva tecnología los seres humanos tenemos más elementos para entender que el reposo es relativo, que la inmovilidad aparente de la atmosfera que llamamos cielos en un día de “calma” no es absoluta, que más allá de donde nuestros ojos alcanzan a ver hay un imparable movimiento terrestre manifestado en la electricidad atmosférica, incesante. Nuestro planeta no tiene un momento de quietud, la forma en que existe la Tierra es en perpetuo movimiento. Todo lo existente, ponderable o no, pesable o no, con sustancia —que también llamamos masa— o no, todas las formas de la realidad que llamamos materia, sólo existen en movimiento. El movimiento es la forma en que existe la materia toda. Incluso dentro de la piedra más vieja que podamos encontrar en la tierra hay movimiento y transformaciones; la historia de las ideas mismas, las ciencias y las artes es manifestación de su movimiento.

Y con ayuda de las nuevas tecnologías y ciencias que ha creado la humanidad hemos aprendido a distinguir las formas básicas de movimiento; mecánico, físico, químico, biológico y social y miles de las diversas manifestaciones particulares de cada uno de ellos. Hemos aprendido a verlos interrelacionados, actuando entre sí a millones de años luz de nosotros, gracias a los telescopios Hubble y el Web, o actuando en nuestra cercanía en nosotros mismos, como un todo. 

La actividad eléctrica de la superficie terrestre, vista ahora con nuevos ojos, es una magnífica visión del movimiento, una manifestación lumínica del maravilloso movimiento, siendo nosotros mismos ese todo, parte integrante del mismo. En nosotros, en nuestra historia social y evolución biológica están presentes, de manera inseparable los ingredientes de la materia en movimiento: su avance de cambios cuantitativos a saltos cualitativos, la unidad y lucha de sus contrarios y la negación de la negación en un desarrollo siempre progresivo, irreversible.

Y esta visión del movimiento nos hace comprender mejor las transformaciones hasta llegar a darnos cuenta de que nosotros mismos, como sociedad, como forma de existir social, también nos movemos, también nos transformamos. Gracias a la ciencia de hombres como Marx y Engels, hemos entendido que el actual tipo de sociedad no es eterno, que este dolor en que vivimos no puede ser para siempre, inmodificable; la ciencia maravillosa de estos maestros de la humanidad nos ha enseñado que otra forma de vida social es posible, que la pobreza y la miseria, las crisis económicas, las guerras y la ofensiva injusta distribución de la riqueza se pueden desaparecer de la historia futura de la humanidad y que nuestro planeta emitirá también luces de paz, progreso y fraternidad. De hecho, ya comenzaron a brotar sus primeras centellas… de marzo a mayo de 1871. ¡Rayos!

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