MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Qué intereses se esconden en el conflicto Ucrania-Rusia

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El día 31 de marzo de 2022 ante más de 900 estudiantes de las escuelas hermanas de Tecomatlán, la Escuela Secundaria Técnica 16, el Centro de Bachillerato Tecnológico agropecuario (CBTa110), la Escuela Normal Superior Mixteca Baja (ENSMB) y el Instituto Tecnológico de Tecomatlán impartí la conferencia Qué intereses se esconden en el conflicto Ucrania-Rusia, conferencia que de acuerdo con las opiniones recogidas por los dirigentes de la FNERRR de cada centro educativo tuvo buena aceptación: se resolvieron dudas que tenían los estudiantes acerca de la supuesta invasión de Rusia a Ucrania, se dieron cuenta que detrás de aquel conflicto se escondían los intereses económicos de los grandes monopolios estadounidenses y de la Unión Europea, se dieron cuenta que en Ucrania estaban establecidas empresas de armamento y empresas gasísticas. Que el interés era ahorcar a Rusia económicamente, cortar el flujo del gas ruso hacia la Europa y romper los lazos comerciales que se habían establecido Europa y Moscú. El interés económico era la verdadera esencia de ese conflicto. La plática sirvió también para desenmascarar a la propaganda occidental y su guerra sucia contra Rusia y contra su presidente Vladímir Vladímirovich Putin. La conferencia ayudó para que los estudiantes descubrieran al verdadero enemigo que se escondía en la sombra del conflicto en Ucrania: el imperialismo norteamericano y su ambición por la hegemonía mundial.

El futuro de la humanidad está en juego en ese conflicto desatado en Ucrania. Si Estados Unidos y la OTAN logran su ambicioso y mezquino cometido, la humanidad y los mexicanos estaremos lejos de alcanzar una nueva sociedad, una más justa y equitativa para todos. Si, por el contrario, Rusia con la ayuda de China logran frenar el avance imperialista de Estados Unidos y la OTAN, a los humanos nos espera una vida diferente, no tan lastimera como la que nos dejaría el imperialismo norteamericano si ganara. Tendremos una esperanza de avanzar hacia una sociedad no tan desigual como hasta ahora, avanzaremos hacia la paz mundial, se nos abriría una oportunidad de poder construir en México una sociedad más igualitaria donde todos tengamos trabajo y salarios dignos, donde todos tengamos salud, educación de calidad y alimento suficiente. Donde los niños puedan curarse de cáncer, donde los mexicanos podamos curarnos de la diabetes, donde todas las enfermedades tendrán cura, porque la ciencia y la medicina estarán al servicio del pueblo pobre de México. Una sociedad donde todos los mexicanos haremos deporte, arte y cultura. En fin, una sociedad donde el hombre ya no sea enemigo del hombre, sino hermano del hombre; una sociedad donde nos miremos como hermanos de la misma clase y trabajemos juntos por construir un país fuerte económicamente para el bien de todos. Esta sociedad nos espera si el bloque formado por Rusia y China se alzan con la victoria en este conflicto considerado como el último eslabón de un conflicto que comenzó con el imperialismo de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. 

En efecto, el conflicto en Ucrania tiene su origen desde hace más de un siglo, y comenzó porque Alemania llegó tarde al reparto del mundo. Francia y Gran Bretaña entre otros países ya se habían repartido el mundo para sus mercados, y habían dejado fuera a Alemania. Así fue como comenzó la Primera Guerra Mundial en 1914 y que terminó en 1918. Dicha guerra terminó con una lista de sanciones para Alemania, quien tuvo que pagar toda la destrucción que había ocasionado y que no podía rearmarse militarmente. Pero 20 años después Alemania se levantó con más fuerza, pero ahora ya no por el reparto del mundo, sino por el mundo entero. Ahora su cometido era someter a todos los países del mundo bajo su dominio y para justificar su dominio absoluto tuvo que recurrir a una ideología, a una raza superior, la raza aria, la única que tenía el derecho de comerse el mundo entero, por el simple hecho de que los de la raza aria se creyeron superiores en todo, en conocimiento, en lo físico, en lo político e ideológico. Una ideología en la que el mundo entero sería gobernado sólo por ellos y el resto de la población serían esclavos. Así justificaron los ideólogos de Hitler la Segunda Guerra Mundial. 

Sin embargo, el ejército soviético, el ejército comandado por Stalin les hizo morder el polvo y la guerra terminó con la victoria rotunda del país soviético sobre la Alemania nazi. Los países liberados adoptaron el sistema económico socialista y el color rojo comenzó a recorrer a Europa y a expandirse por el mundo. Fue cuando los Estados Unidos se dieron cuenta que había un “nuevo peligro”, el peligro comunista que habría que detener a como dé lugar. Un obstáculo mayor que impediría que Estados Unidos se hiciera con la hegemonía mundial. La misma ideología heredada de los nazis de Hitler. Fue necesario recurrir a dos pilares fundamentales: el pilar militar con la creación de la OTAN en 1949 con 12 países y el pilar mediático para crear una propaganda sucia en contra del comunismo soviético. Así fue como comenzó una nueva guerra, una guerra ideológica que culminaría con la victoria de la OTAN y los Estados Unidos en la caída de la Unión Soviética en 1991. Una vez que se eliminó el obstáculo mayor, ahora Estados Unidos se sintió con todo el derecho de avanzar, primero sobre Rusia y después sobre los demás países débiles. Estados Unidos con la caída de la Unión Soviética y con Boris Yeltsin como presidente de Rusia (un títere del imperialismo yanqui) creyó tener los recursos naturales de Rusia en su bolsillo, pero no fue así. En diciembre de 1999, Boris Yeltsin renunció al poder y dejó en su puesto a Vladímir Vladímirovich Putin, un hombre inteligente, patriota, valiente que le cortaría las uñas al imperio norteamericano y la OTAN. Fue cuando la guerra sucia se aceleró más. Fue cuando Estados Unidos se lanzó sobre los países indefensos y débiles (exrepúblicas socialistas occidentales) para incorporarlos a la OTAN con el único fin de cercar a Rusia, violando olímpicamente el acuerdo que ambos países habían firmado en 1997 que consistía en que la OTAN no avanzaría ni un centímetro hacia la Europa Oriental y no incorporar en sus filas a los países que fueron miembros de la Unión Soviética. Esa ambición continúa hasta el momento y ahora el objetivo es incorporar a Ucrania y Georgia a la OTAN para ahorcar de una vez y por todas a Rusia. Incorporados Ucrania y/o Georgia a la OTAN sería una muerte anunciada para Rusia. A este país no le daría tiempo para responder a los Estados Unidos y la OTAN ante un ataque nuclear. 

En resumen, el objetivo de la OTAN y los Estados Unidos es destruir a Rusia a como dé lugar porque representa un obstáculo para su hegemonía mundial. Ucrania fue un pretexto para hacer entrar a Rusia en el conflicto. El objetivo era provocar a Rusia para tener un pretexto de atacarlo militarmente o ahorcarlo económicamente como lo estamos viendo actualmente con la introducción de un paquete de sanciones económicas contra Rusia. Pero el plan perverso fue descubierto por el presidente ruso y se adelantó a los acontecimientos más desastrosos que estaban por venir. Rusia se vio obligado contra su voluntad a intervenir en la región del Donbass para salvar a los ciudadanos de esa región. Además, Rusia se vio forzado a intervenir para salvarse ella misma ante un real ataque militar (nuclear) de Estados Unidos. Ésa es la explicación que no dan los líderes de la Unión Europea ni los medios occidentales. A los mexicanos y al mundo entero nos dan una versión fabricada, una versión acorde a sus intereses y ambiciones, convirtiéndonos así en sus cómplices. 

Si Rusia logra detener el avance del imperialismo yanqui en Ucrania, es la segunda vez que salvaría ese país a la humanidad. Es la segunda vez que nos daría un respiro para liberarnos de una vez y por todas de las botas del imperialismo yanqui y tendríamos la oportunidad de oro de construir en México una nueva sociedad, más soberana, más equitativa y menos desigual. Por eso hoy más que nunca debemos acelerar el paso y estar preparados cuando ese momento llegue. Hoy más que nunca debemos acelerar la tarea en nuestra educación política y filosófica y consolidarnos como una organización fuerte y vigorosa. Después, tarde será.

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