MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Propaganda buena y propaganda mala

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En los últimos días podemos ver que la estrategia propagandística implementada contra Rusia, a principios de año, se repite, pero ahora contra China. 

A través de toda la maquinaria de medios de comunicación estadounidenses, como la televisión, internet o las redes sociales, se nos intenta contar una versión de la historia, de manera sencilla y concisa para que no tengamos que esforzarnos en buscar otras versiones o cuestionar lo que se nos dice, por si no fuera suficiente, al mismo tiempo tratan de ocultar lo que pueda contradecir o corregir, como si se tuviera miedo o se creyera que el espectador no es lo suficientemente inteligente para analizar la situación y dar un veredicto acerca del problema.

Una prueba clara de ello es lo que le pasó a la cadena de televisión RT, que fue vetada en la mayoría de los países por considerar la información que transmite como “propaganda rusa”, mientras se nos dice que en Fox News o CNN -cadenas conocidas por defender la ideología norteamericana-, podemos encontrar información veraz. ¿Por qué esta distinción?, ¿por qué debemos dar por sentado que una propaganda es buena y otra mala?

En un reciente artículo del popular medio The New York Times, los escritores Steven Lee Myers y Sheera Frenkel, cuestionan la influencia de RT, en especial en las zonas de habla no inglesa, a donde, según ellos, llega con mayor facilidad “un flujo constante de propaganda y desinformación rusas”. “No existe un control hermético a nivel mundial que frene la infame capacidad de Rusia de luchar no solo en el campo de batalla real, sino también de luchar con información y distorsiones de la información” (nytimes.com 11 de agosto de 2022). ¿No existe un control de lo que vemos en occidente? ¿Entonces cómo se explican las medidas de Meta o Twitter por bloquear y eliminar todo lo pro-ruso o pro-chino, o, en su defecto, calificarlos como propaganda engañosa?; además de cuestionar, sin argumento alguno la versión rusa, los periodistas se limitan a calificar el éxito de RT en latinoamérica como mera desobediencia de los partidarios de izquierda, como si no tuviera bases reales en que sustentarse:“Parte del éxito de RT probablemente se deba no tanto a la promoción de la versión rusa de los acontecimientos, sino al cuestionamiento de la narrativa occidental”

El estilo de la propaganda estadounidense, ni por un minuto puede concebir que su versión sea errónea, sólo por el hecho de ser ellos, los dirigentes del mundo libre, ya lo decían en 1979 John T Cacioppo y Richard E. Petty, investigadores y neurocientíficos estadounidenses, que cuando una persona se ve expuesta a un mensaje, es más probable que su actitud hacia la postura del mensaje cambie favorablemente. Este principio básico de la propaganda es aplicado día a día en las redes sociales. Meta, Twitter y demás plataformas nos atraen, aprenden de nosotros y crean el algoritmo correcto para cada persona, para así, decirnos qué hacer y qué creer. 

“Un mundo construido sobre la base de lo que nos resulta familiar es un mundo en el que no hay nada que aprender , en el que todos se encuentran satisfechos, seguros o indignados si alguien no es capaz de compartir ‘la veracidad evidente de los propios planteamientos’. La burbuja provoca que quedemos atrapados en un bucle infinito en torno a nosotros mismos” (El filtro burbuja, 2017 Eli Pariser). 

Por su parte, la investigadora Elisa Schmelkes en su ensayo Autopropaganda invisible, del 2017, habla también de la subjetividad que nos encontramos: La realidad es que hoy en día se genera tanta información, que se requiere un filtro para poder encontrarle sentido. Pero estos filtros son parte del código mismo de los servicios que utilizamos y funcionan tras bambalinas, generando la ilusión de seguir compartiendo un espacio infinito de información, cuando, en realidad, habitamos una isla de subjetividad… todos los que tienen la posibilidad de acercarse a una red social, son arrastrados de forma casi determinista hacia una versión más radical y estrecha de ellos como de la propia red”.

Sin embargo, Schmelkes hace también hincapié en cómo este algoritmo se usa para polarizar, por medio de la viralización. “Decimos que las ideas son virales porque se comportan como virus. Infectan nuestro cerebro y nos provocan compartirlas… La idea alterada puede ser más viral que  la idea original, y por tanto, tiene más capacidad para propagarse entre la población. Una idea completamente falsa puede ser muchísimo más viral que la viral y eso explica por qué el internet está lleno de ideas exageradas, falsas y alteradas para provocar más risa, o más ira y generar en nosotros el deseo de compartirla”.

Apartémonos ya esa idea de que el mundo sólo tiene una verdad hegemónica e incuestionable, la verdad siempre tiene que salir a la luz después de un análisis riguroso de la realidad, cuestionando diferentes visiones de un mismo fenómeno y no sucumbiendo a la idea de los salvadores de siempre. Para ello necesitamos medios de comunicación diferentes, a los cuales no es necesario ponerles una etiqueta o satanizarlos de buenas a primeras.

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