MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Programas de combate a la pobreza?

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Hasta el día de hoy y según los datos que arrojó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la pobreza en México entre el año 2008 y 2018 había bajado en 2.4 puntos porcentuales.

Con la llegada de una nueva forma de gobierno y con ella los programas que aseguraban combatir y ponerle fin a la pobreza en el país, los resultados no son los esperados. Los nuevos datos de Coneval muestran que la pobreza se agudizó de forma acelerada en los últimos tres años.

Uno de los diversos errores del actual gobierno recae en disfrazar datos sin antes haber analizado y puesto sobre la mesa los problemas y las posibles soluciones. Un ejemplo de esto se presentó el 30 de abril del 2019, en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) que presentó Andrés Manuel ante el Congreso y en el que vanaglorió a los programas sociales, planteó que para el final de su sexenio, México tendrá instituciones fuertes, con una sociedad mayoritariamente participativa, un crecimiento en la economía del 6%, empleos suficientes, una tasa de desocupación mínima, un país donde nadie padezca hambre, donde la pobreza extrema este erradicada, los servicios de salud sean gratuitos y para todos, asimismo que los mexicanos dejarán de emigrar por falta de oportunidades, y que los índices delictivos se habrán reducido en un 50%, sostuvo que para 2024 México dejará de ser un referente de violaciones a los derechos humanos, y como uno de los deseos más esperados que “la corrupción política habrá desaparecido”.

Suena simple, pero todo esto se basa en ocurrencias y confusiones, no se necesita de gran ciencia para darnos cuenta de cómo van los resultados en lo que va de su sexenio.

Está confundido en asegurar que con entusiasmo y programas sociales un cambio así de radical en México, es posible. Su función debe ser garantizar derechos sociales, a la educación, a la salud, a la alimentación, a la vivienda, impulsar la economía, crear empleos, entre otros. Los programas sociales deben ser instrumentos para tutelar esos derechos, como herramientas de protección y promoción de los derechos para quienes tienen mayores obstáculos en ejercerlos.

Algunas de las características más importantes con que deben cumplir los programas sociales son: tener una buena planeación y programación para lograr una cobertura suficiente y amplia para el público al que se pretende llegar, así como una buena visión de cómo deben ser aplicados en la práctica, desgraciadamente ninguna de estas características esenciales se hacen notar en el diseño de estos programas.

Desafortunadamente más del 80% de los programas estatales carecen de institucionalidad básica y los programas federales cumplen con un porcentaje bajísimo de honestidad y transparencia en la planeación y la ejecución.

De los 116 programas sociales para estos últimos dos años y según los resultados del Índice de Desempeño de los Programas Públicos Federales (INDEP), el 40% de estos tiene un desempeño escaso, esto debido a la baja calidad de diseño y la baja cobertura de población beneficiada.

Basta con observar un poco el desarrollo de cada programa durante la práctica, pues es ahí como se puede considerar que un programa sea funcional o no. En todos se declaran objetivos precisos y acciones claras para que el programa sea exitoso, pero llevados a la realidad, todo eso queda muy alejado.

Esto porque en el fondo de la planeación y diseño de cada programa, la intención nunca ha sido una verdadera ayuda social, sino política, donde la verdadera estrategia se basa en crear un catálogo de clientes que ayuden en los momentos electorales, así llegado el tiempo, es mucho más fácil manipular bajo presión a la población para seguir manteniendo esos “derechos”.

Un verdadero cambio requiere de una visión humanitaria como derecho de las personas y no como prestaciones laborales, no de intereses particulares, sino de la creación de fuentes de empleo, salarios dignos, reorientación del gasto social y una política fiscal progresiva como lo plantea el Movimiento Antorchista Nacional.

En lo inmediato debemos como sociedad civil exigir que los programas sociales funcionen bien, con transparencia y atino para lo que fueron creados, más no para crear cándidas ilusiones, pues no se requiere solo de buena voluntad sino de acciones concretas. Por ahí podemos comenzar.

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