Desde que inició la pandemia, hace más de 10 meses, las agresiones perpetradas por personas conocidas (más específicamente familiares varones) han sufrido un incremento en un año en el que la mayoría de indicadores bajan.
El informe que presentó el hospital Clínic sobre los casos de violencia sexual atendidos en este centro durante el 2020 –el 90% a mujeres– pone el foco en este contexto, y avisa sobre el peligro de los domicilios y también de las fiestas privadas clandestinas. Los expertos estiman que entre el 80 y el 85 % de las agresiones sexuales se cometen en el entorno de confianza del niño o niña y entre el 65 o 70%, dentro de la familia.
Es indignante que los niños, en especial las niñas y mujeres tengan que sobrevivir a otra pandemia peor que la covid-19, agresiones sexuales. Y ni siquiera porque estaban en un lugar solas de noche o porque traían una falda corta, como muchos revictimizan a las mujeres a la hora de sufrir tan atroz suceso; estaban en su casa, donde por indicaciones del Estado se les indicó que permanezcan para estar ‘seguras&rsquo, donde se supone que es un lugar sano para ellas, entonces, ¿qué solución hay para ellas?, ¿Quién ayuda a las niñas y mujeres víctimas de abuso sexual en su propia casa? Son alarmantes y crudas las cifras y estadísticas de agresiones sexuales, simplemente somos el primer lugar en abuso infantil, donde se estima que 4 de cada 10 niños y niñas son agredidos por sus familiares y esto es solo una estimación pues no todos los abusos proceden a denuncias porque las y los niños tienen miedo de hablar o son amenazados.
Muy triste saber que en su mayoría mujeres y niñas están sobreviviendo día a día al enemigo, viviendo con él, hablando con él mientras se les obliga a quedarse en casa. Si bien toda la violencia de género tiene más trasfondo cultural, historia y un sistema político-económico que en gran parte fue cómplice, no basta con señalar que está mal, que se cuiden (son niñas, no tendrían por qué estarse cuidando en su propia casa). Se necesita especial atención por parte de las autoridades para castigar de forma justa a los agresores sexuales fomentar la confianza en las instituciones públicas que se encargan de impartir justicia llevando bien dichos casos, no intimidándolas y revictimizándolas.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador debería poner atención a este problema, dejar la demagogia, cuando en México hay problemas verdaderamente graves e importantes.
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