El 10 de septiembre de 2021 tomó posesión el gobierno morenista en Baja California Sur, encabezado por Víctor Manuel Castro Cosío, frente a los estragos -hay que decirlo- que había dejado esa misma noche el huracán Olaf, del que se había desentendido la administración panista de Carlos Mendoza Davis.
Quizás, entre otras cosas, en esa actitud indiferente ante los problemas que aquejaban a los sudcalifornianos es en donde podemos encontrar la respuesta a tan avasallador triunfo de Castro Cosía, frente a su competidor más cercano del mismo PAN.
Entre sus compromisos de campaña figuraban, principalmente, un plan hídrico (o por lo menos sentar las bases de éste) que resuelva la problemática de agua que aqueja a la entidad; un programa de vivienda a lo largo del estado que provea de un techo a familias vulnerables de escasos recursos; la construcción de un hospital en Mulegé y otro en Los Cabos; la regularización de plazas para maestros y aumentar la infraestructura educativa para hacerle frente a la pandemia.
Asimismo, apoyo al deporte en todas sus vertientes; dijo que gestionaría la reducción del IVA para la entidad; que implementaría un gobierno austero y estrategias de seguridad pública y, finalmente, se comprometió a tener cercanía con la ciudadanía, con audiencia públicas que lo diferenciaran radicalmente de las administraciones pasadas.
Esas, a grandes pinceladas, fueron las promesas de nuestro ahora gobernador. Por lo que a nosotros concierne, 40 días después estábamos entregando nuestro pliego petitorio con 120 peticiones de obras, servicios y vivienda para los estratos más marginados, con una comisión representativa de más de 200 antorchistas que fue recibida por el secretario general de Gobierno, Homero Davis Castro, mismo que refrendó su disposición de trabajar y gestionar apoyos para los que él mismo denominó como “mis amigos de Antorcha”, de quienes dijo, “sé que son gente de trabajo y estamos demostrando que este es un gobierno de puertas abiertas”.
Pues, acaba de cumplirse un año de gobierno morenista. “Así es, porque el pueblo, que es sabio, votó por un cambio”, “porque nuestro pueblo ya despertó”, han corrido atropelladamente a decir nuestros flamantes morenistas, claro, motivados por las tragicómicas mañaneras. Pero, la realidad que quizá es más trágica siempre tiene otros datos distintos a los del presidente Andrés Manuel López Obrador, que ante cualquier dificultad dice: “vamos bien y quien diga lo contrario es porque es nuestro adversario, vendido, perdió sus privilegios o es parte de la mafia del poder”. Es decir, “la teoría del compló” que utiliza desde hace un cuarto de siglo.
Pero, volvamos a Baja California Sur. Hace unas semanas, en víspera de su primer aniversario, nuestro gobernador se dijo “satisfecho con el desempeño que ha tenido su administración” y aseguró que ya cumplió con la mitad (repito: dice que, ¡ya cumplió la mitad!) de sus promesas, entre las que destacó: 1.- Atención a la ciudadanía, con más de 30,000 personas atendidas (que no solucionadas, claro); 2.- Han reordenado las finanzas públicas y no han tenido “casos graves” de corrupción (¡ojo! No han tenido casos graves); 3.- Se vendieron por 5 millones de pesos las camionetas blindadas con el que se compraron ambulancias para comunidades alejadas (habríamos de preguntarnos: ¿Es que en la comunidades cercanas -que son las más pobladas- no hacen falta?; 4.- Ya se está rentando El Caimancito. Mejor avancemos. 5.- Ha recorrido en múltiples ocasiones la entidad. ¡Muy bien! ¡Excelente!
Así vamos. Hace unos días consternó al estado la violación sexual que un individuo, del que se dice ya fue aprehendido, cometió en agravio de una doctora en un consultorio médico de La Paz. Esta atrocidad feroz, monstruosa y por demás criminal ocurrió a plena luz del día; es bien sabido que toda la entidad está inundada de baches, debido claro, al huracán “Javier” y “Kay”, pero también al olvido del mantenimiento de avenidas y calles por parte del gobierno; cientos de miles de personas de Los Cabos y La Paz, principalmente, viven en condiciones infrahumanas, sin que autoridad alguna dé cuenta de ello, mucho menos auxilie a estos menesterosos, damnificados, no de los huracanes, sino de la pobreza.
Por eso urge que se aplique ese tan ansiado plan de vivienda, para dotar de un pedacito de México (aprovechando el mes patrio) a los mexicanos, que se pavimenten calles, que se garantice agua potable, que construyan escuelas o se apoye a las de nueva creación, por ejemplo, la Moctezuma Ilhuicamina en Cabo, que se remodelen o construyan parques, canchas deportivas, espacios culturales, que se garantice la seguridad pública de todos, etcétera. Ese es el verdadero cambio que demanda la ciudadanía, un cambio que podamos tocar, disfrutar, un cambio del que nos sintamos orgullosos nosotros y los que nos siguen, este cambio ¿lo realizará este gobierno? Lo veremos.
Dice un proverbio popular que, “mal empieza la semana al que lo ahorcan en lunes”, por ello apelamos al gran oficio político y a la sensibilidad humana del Lic. Homero Davis Castro, interlocutor intermitente (pero serio y honrado) que hemos tenido y del que creemos, que no se dejará ahorcar por los problemas, que irá librándolos uno a uno, en unidad, “sin que nadie se quede atrás, sin que nadie se quede afuera” como él mismo suele decir.
¿Verdaderamente hará unidad o solo será ésta una frase más de esas bien armadas y calculadas que suelen decir los políticos “profesionales”? Solo el tiempo lo dirá.
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