En su intervención ante la H. Cámara de Diputados del 14 de septiembre pasado, el doctor en Economía, Brasil Acosta Peña, diputado del Partido Revolucionario Institucional y destacado líder del Movimiento Antorchista, acusó al gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” de ser una fábrica de pobres, señalando, entre otras cosas, que durante su campaña para ganar la presidencia de la república prometieron que bajarían el precio de la gasolina cosa que resultó falso pues en vez de bajar los precios estos aumentaron como el de la tortilla que estaba a 14 pesos cuando tomaron el poder y hoy vale entre 21 y 24; también dijo, que antes una familia gastaba el 14% de su salario en salud y ahora gasta el 40%; ¿dónde está el sistema de salud que se parece al de Dinamarca?, preguntó. Señaló que todo el dinero se destinó a tres obras que no han demostrado su viabilidad y que ni siquiera han terminado: el tren maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía. Palabras sabias y valientes del diputado en tiempos críticos.
Mucho se ha dicho en el sentido de que el actual gobierno se dedica a repartir dinero a manos llenas a la gente pobre para comprar sus conciencias y tenerlos como votantes cautivos; personalmente considero que tal aseveración no es muy exacta pues recorriendo el país por cuestiones de trabajo, he platicado con mucha gente y puedo asegurar que muchas personas que cumplen los requisitos para ser beneficiarios de los programas que no reciben nada. Algunos dicen que fueron censados pero que en dos o tres años no les han resuelto nada; otros ni siquiera saben por qué nunca los toman en cuenta si en varias ocasiones han entregado documentación para que los inscriban; todos culpan a los representantes del programa en su comunidad a quienes señalan de favorecer a sus amigos, familiares o a quien les pague por el favor. Hay algo peor, muchos beneficiarios se quejan de que los encargados de los programas los meten a cambio de que les den una parte de lo que reciban de apoyo, incluso, algunos dan el 50% de su apoyo. La explicación del por qué no resultaron las elecciones como la 4T esperaba por la compra masiva de votos, los embarazos de urnas, las amenazas y agresiones que se dieron al por mayor, fue que a la gente no le llegan los programas como los pregona la propaganda oficial. Alguna vez dijo el primer mandatario que en el país nada sucede que no sepa el presidente y por eso no creo estar diciendo una novedad, si lo digo, es porque creo que bien haría en dejar de buscar culpables y voltear a ver lo que tiene en casa, si es que quiere rescatar un poco de prestigio en los tres años de gobierno que le quedan.
En los tres años anteriores muchas voces llamaron a hacer un mejor reparto del presupuesto nacional y la mayoría fueron burladas y otras fueron ferozmente reprimidas; se ha dicho que repartir dinero no ayuda a sacar al país de la pobreza y que en vez de destinar recursos a programas asistencialistas debía de invertirse en proyectos que generen empleo, pero fueron ignorados y no se programó ningún proyecto productivo regional o nacional.
Al contrario, recortaron el presupuesto a estados, municipios, universidades, al IMSS, al ISSTE, a todas las dependencias federales, desaparecieron las instancias infantiles, todos los fideicomisos a pesar de que algunos eran muy importantes como el Fonden para apoyar a los damnificados por huracanes, terremotos, etc. De ahí obtuvieron ahorros billonarios. ¿Todo para qué, si no hay vacunas ni medicinas para los niños con cáncer?
Haciendo una breve revisión a la Ley de Egresos de la Federación enviada a la Cámara de Diputados, encontré que algunos estados de la república son muy favorecidos con dicha propuesta como Sinaloa, Chiapas y Veracruz de gobiernos morenistas que tienen autorizados 235.5, 111.9 y 108.3 mil millones de pesos, respectivamente, mientras que, estados gobernados por la oposición como Aguascalientes, Coahuila y Nuevo León tienen autorizados 23.1, 51.4 y 51.9 mil millones, respectivamente. La más favorecida con la programación del gasto fue la CFE que comanda Manuel Bartlett que tiene autorizado solo para nuevos proyectos 2 billones 848 mil 426 millones 132 mil 204 pesos, sin considerar que para gasto corriente tiene autorizada una cantidad similar y además en los rubros de educación, de los pueblos indígenas, entre otros, tienen otros montos autorizados. Obviamente no podía quedar fuera el programa insignia del señor López y por eso el programa bienestar recibe una asignación bastante elevada. Si a lo anterior se agrega que la mayor parte de los recursos se destinarán nuevamente al tren maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía se entenderá que nuevamente la 4T se asignará un presupuesto a su conveniencia sin importarles las necesidades del país. Esperamos que la oposición represente dignamente a México.
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