Este año cumple Antorcha 41 años de haberse fundado por su gran dirigente y creador, el Maestro Aquiles Córdova Morán, con el propósito de luchar contra la pobreza que castiga cruelmente a la mayoría del pueblo mexicano. Durante más de cuatro décadas, quienes formamos las filas de nuestra querida organización a lo largo y ancho del país, ni un solo día hemos abandonado los ideales por los que luchamos desde entonces: queremos ver un México convertido en una patria justa y noble con todos sus hijos, sobre todo con aquellos que tienen muchas necesidades insatisfechas, casi siempre tiradas al olvido por quienes sucesivamente nos han gobernado.
Sin embargo, en todos estos años, nuestra lucha por acabar con la pobreza se ha hecho más gigantesca, ahora hay más pobres a quienes redimir, cada vez crece más el ejército de pobres en nuestra patria y hoy, según economistas reconocidos, somos alrededor de 90 millones en nuestro país, y según las estadísticas del gobierno, de este mar de gente, casi 30 millones padecen pobreza alimentaria, aquellos a los que no les alcanza ni para comer; casi 30 millones de gente, compatriotas nuestros viven por debajo del umbral de la pobreza soportable. Y es nuestro deber preguntarnos ¿por qué? si los mexicanos tenemos un país vasto en recursos y hombres y mujeres bien dispuestos al trabajo, ¿por qué los mexicanos tenemos que vivir con esta fatalidad? México, se ha convertido en una gigantesca fábrica productora de pobres con salarios raquíticos y desempleo encubierto en millones y millones de trabajadores informales, sin prestaciones sociales. Al mismo tiempo, con una clase social cada vez más rica, multimillonaria, que se ha convertido en un agravio para los mexicanos, el hecho de que haya unas cuantas familias con cerros y montañas de dinero en un país con los niveles de pobreza que tenemos.
El problema es que en nuestro país se nos gobierna con un modelo económico que favorece únicamente a las clases acomodadas, a los más ricos, trátese de mexicanos y extranjeros, particularmente a los de las potencias económicas aliadas, a los norteamericanos, produciendo básicamente lo que esas naciones necesitan de nosotros, sin preocuparse bien a bien de las necesidades y carencias de las mayorías, ni del progreso y avance de nuestra país. Hemos llegado hasta el punto en que más del 80% de la producción nacional va a parar a los Estados Unidos, olvidando al mercado nacional. Es decir, no producimos para satisfacer nuestra demanda de bienes y servicios, más bien producimos para otros, que lo único que les importa es que les demos nuestra mano de obra barata. ¡He aquí el problema! el trabajo de los mexicanos es para beneficio de los países extranjeros, mientras el pueblo se empobrece y languidece cada día más.
Este tipo de modelo económico es el que esta matando a nuestro país, a lo mejor de nuestro país, que son sus trabajadores. Y si los gobiernos presente y futuro no corrigen esta situación preocupante para la gran mayoría de los casi 120 millones de habitantes que somos y que nos esta llevando más rápidamente de lo que suponemos al despeñadero, a graves conflictos sociales y a lo mejor a una revuelta de resultados catastróficos para todos, si esto no se corrige. Sin embargo, vemos y seguimos comprobando, lo cual no es muy difícil de descubrir, que la clase política gobernante que incluye a todos los partidos, de todos los colores, nuevos y viejos, es incapaz de corregir el rumbo de la nación, entonces sólo queda una conclusión, sólo hay una salida: que el pueblo organizado y consciente en un número suficiente tome en sus manos por la vía electoral y pacífica el poder político en México y gobierne con sus mejores líderes, con sus mejores hijos luchadores sociales, para darle un nuevo rumbo a esta patria, quién históricamente ha hecho surgir de sus entrañas a grandes hombres y mujeres de la talla de Juárez, Zapata, Villa, entre otros, aquellos que entregaron su vida, por la lucha y al lado del pueblo necesitado, por el gran amor que le tuvieron, a nuestro país.
Cambiar el modelo económico, esa es la tarea, por otro que asegure trabajo para todos los mexicanos; que establezca un salario mínimo suficiente para que una familia pueda vivir dignamente, sin lujos, pero dignamente; que diseñe una política fiscal progresiva para que, sobre todo los grandes empresarios, paguen impuestos, sobre sus ganancias; y que se destine más recurso para resolver las necesidades del pueblo pobre, más que a los ricos, que tienen menos necesidades y son menos.
Hace falta urgentemente ese cambio profundo y duradero que resuelva a fondo los graves problemas que aquejan los mexicanos. Solamente con el poder político en sus firmes manos el pueblo organizado es el único capaz de darle pan, trabajo, educación, salud y paz social a toda la población. Por eso es muy importante que los antorchistas de todo el país y en nuestro caso los de la CDMX, apretemos el paso organizando un día sí y otro también a más y más mexicanos pobres para tomar el poder de nuestra patria. El mundo no detiene su marcha, y los antorchistas de la CDMX tampoco. ¡Cumpliremos con el compromiso hecho de crecer y crecer acercando a nuestras filas a más luchadores como nosotros! ¡Crecer en número es la tarea del momento más importante! ¡Y es nuestro deber cumplir con ella!
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