La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define la pobreza como la condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas, entre las que encontramos el acceso a una buena alimentación, salud, educación, vivienda, agua potable, instalaciones sanitarias y acceso a la información, condiciones mínimas que le permiten a una persona una vida digna. Toda persona que no tiene acceso a este mínimo de condiciones se le considera en situación de pobreza. “La pobreza sigue siendo uno de los principales problemas a nivel mundial, donde la desigualdad tiende a ir en aumento, afectando a millones de personas alrededor del planeta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, las cifras colocan a más de 500 millones de personas cayendo en la pobreza extrema” (De Fernanda Ávila, El Sol de México, 16 de diciembre de 2021).
En su comparecencia ante el Senado, José Nabor Cruz Marcelo, titular del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), declaró que la pandemia “detonó un incremento de cuatro millones de pobres en el país (comparado con 2018), situación en la que se encuentran 58.2 millones de mexicanos, lo cual representa 43.5 por ciento de la población. (...) Del total de personas pobres en el país, 8.5 por ciento (10.8 millones de mexicanos) se encuentran en el rubro de pobreza extrema; es decir, sus ingresos no les alcanzan para comprar una canasta mínima de alimentos. Así mismo, 44.9 millones de personas se encuentran en pobreza moderada” (De El Heraldo de México, 14 de diciembre de 2021).
En su comparecencia Nabor Cruz señaló que la pobreza laboral, entendida como las personas cuyos ingresos son insuficientes para alimentar a todos los miembros de un hogar, alcanza el 40.7 por ciento de la población: “El pico mayor fue en mayo del año pasado, con 52% de la población en situación de pobreza laboral; en junio se logró una reducción a 48%. El tercer trimestre de 2021 pasamos de 39.9% a 40.7% de población en pobreza laboral, (incluso) con incremento en ingresos y recuperación de empleos” (De Rubén Rojas, UnoNoticias, 13 de diciembre de 2021). El Coneval justifica el incremento de la pobreza laboral en los efectos de la covid-19 y la incontrolable alza de precios (incremento de la tasa inflacionaria). Tlaxcala figura como una de las cinco entidades con mayor incremento de pobres de 2018 a 2020.
El Coneval señala que las transferencias gubernamentales de programas sociales evitaron que 2.5 millones de personas cayeran en situación de pobreza en 2020 (en nota de Rubén Rojas), dato paradójico, ya que según el entonces coordinador general de Programas de Bienestar, Gabriel García Hernández, “27.2 millones de personas (son) las que se benefician de apoyos gubernamentales. Con esto se cubre al 64.3 por ciento de hogares, 20.6 millones” (La Jornada. Lunes 17 de agosto de 2020). El resultado efectivo de la política de transferencias monetarias directas en 2020 es solo de 2.5 millones de personas; para 25 millones de personas no les alcanzó el apoyo gubernamental para salir de su condición de pobreza, siguen pobres y vulnerables. Ah, sí, y para los otros 26 millones de mexicanos que también sufrían pobreza ¿qué atención tuvieron? Se incrementa el número de pobres y la mayoría está marginada de los apoyos del aparato gubernamental.
El gobierno de la 4T quitó las pensiones a los ex-presidentes, anunció la venta del avión presidencial, declaró por decreto la renuncia a la política neoliberal, izó bandera blanca de “cero corrupción” cerrando programas de asistencia social a grupos vulnerables, todo con el argumento de que éstas medidas permitirían un incremento de recursos destinados a atender los crónicos problemas que padecen los mexicanos más pobres del país, de ahí la consigna “por el bien de todos, primero los pobres”, pues bien, ya rebasamos la mitad del sexenio y el resultado habla por sí mismo: los pobres y la pobreza incrementan en nuestro país.
La pandemia sólo ha exacerbado las contradicciones ya existentes en el seno de la sociedad, no es la causa de la pobreza; sin embargo, un análisis equivocado y políticas gubernamentales erróneas tiene a nuestro país en los lugares más destacados en desigualdad, corrupción y muertes por la covid-19. Lo cierto es que no tendremos resultados positivos contra la pobreza en el corto y mediano plazo, primero porque la política asistencialista federal no está pensada para combatir la pobreza sino para comprar votos electorales entre los sectores más empobrecidos y porque la raíz del problema es estructural, se tiene que sustituir el modelo económico vigente que permite la concentración de riqueza en unas cuantas manos mientras que millones de personas en el mundo mueren entre el hambre y la pobreza, hay que cambiar este modelo por uno justo y equitativo para toda la población del mundo, pero, quién se hará responsable de ésta titánica tarea. El pueblo debe empezar por conocer las causas profundas de su pobreza con ahínco y perseverancia, eso lo blindará de los discursos y las dádivas que lo adormecen y lo obligan a postergar su lucha que lo lleve a alcanzar verdaderas condiciones de vida digna, tarde o temprano.
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