MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Política social, un barco más a la deriva

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Las condiciones de vida de la población han empeorado y las personas más pobres del país se han llevado la peor parte de este gran problema. El aumento en la pobreza se dio entre la población más vulnerable

La frase de primero los pobres ha acompañado a Andrés Manuel López Obrador, desde hace más de dos décadas, y hoy, ya en el poder, se supone que todo iba a cambiar, y por eso mucha gente le apostó a ese gran cambio que él prometió. 

El punto del que parte esta promesa no está equivocado. La ingente cantidad de mexicanos sumidos en la pobreza y la inadmisible desigualdad son consecuencia de esfuerzos insuficientes y políticas fallidas de muchos gobiernos anteriores. Ningún escenario de prosperidad puede funcionar sin hacerse cargo de la cuestión social. Pero la frase no pasa de ser parte de un discurso bien armado y convincente. 

Las intenciones del presidente no se han traducido en políticas públicas muy eficaces. La pobreza ha empeorado, la desigualdad también, y los recursos dedicados al gasto social en los primeros tres años de gobierno de la 4T. 

En los hechos, los programas sociales de este gobierno han demostrado que no tienen como objetivo la mejora en la distribución de los recursos o la atención de gran valor  de las personas más necesitadas, mucho menos la ruptura del ciclo perverso de pobreza que ya llevamos por varias generaciones.

Por el contrario, fueron hechos y creados muy adecuadamente para operar bajo sus políticas, en las que lo más importante es entregar recursos monetarios para apuntalar la popularidad y los intereses electorales del presidente. La técnica para la hechura de políticas públicas ha sido lo menos importante. Terminaremos el sexenio con la paradoja de una política social de mucho ruido y pocas nueces, poniendo la palabra bienestar hasta en los tanques de gas, pero sin alcanzar la mejoría de los más pobres.

El discurso prometió un antes y un después que no se dio: “Haremos a un lado la hipocresía neoliberal. El Estado se ocupará de disminuir las desigualdades sociales, no se seguirá desplazando a la justicia social de la agenda del gobierno. No se condenará a quienes nacen pobres a morir pobres”.

Los  mexicanos nos  encontramos en una  situación de pobreza, muy extrema por carencias sociales servicios de salud, seguridad social, calidad de la vivienda, servicios básicos y alimentación, la mitad empeoraron: la población en pobreza alimentaria pasó de 27.5 a 29.6 millones; el rezago educativo aumentó  y la población que no tuvo acceso a los servicios de salud pasó de 20.1 a 35.7 millones.

El presidente dice que 7 de cada 10 hogares reciben recursos de al menos un programa social. El empeoramiento nutricional no puede comprenderse sin la eliminación del programa Prospera, que daba apoyos monetarios a  millones de familias de escasos recursos por hasta 2945 pesos mensuales, pero también complementos alimenticios y capacitación sobre nutrición. Prospera desapareció y en su lugar quedaron las Becas para el Bienestar Benito Juárez, cuya intervención se limitó a un apoyo económico de 800 pesos mensuales a cada familia, sin importar la cantidad de hijos, siempre y cuando éstos estudien.

La caída en el acceso a la salud sólo es explicable por el lío en que se convirtió el Instituto de Salud para el Bienestar(Insabi), que prometió salud universal gratuita.

Difícil que el Insabi logre sustituir exitosamente al Seguro Popular y hace mucha falta,ya que hay mucha gente que no cuenta con seguro social.

El Movimiento Antorchista no sólo evidencia que las condiciones de vida de la población en general han empeorado, sino que las personas más pobres del país se han llevado la peor parte de este gran problema. El principal aumento en la pobreza se dio entre la población más vulnerable, pues la pobreza extrema pasó a afectar a muchas personas.

Pésele a quien le pese, los más pobres han quedado relegados. El abandono en los esfuerzos de focalización de los apoyos, un ejercicio sólo de los que se creen “que si saben” y son los ojos del presidente, esto ha provocado que los más necesitados dejen de ser la prioridad.

Los hogares más pobres recibía algún programa social, esa cifra cayó en 2020; es decir, más del 20 por ciento de los hogares más pobres quedaron descubiertos con los cambios de la política social de este gobierno de AMLO. Y, para rematar, las transferencias en efectivo han tenido un efecto regresivo.  

La conclusión no puede ser sino que la política social ha sido un fracaso, que promete agravarse en la medida en que este gobierno siga siendo incapaz de reconocer los errores de definición y diseño que se advirtieron desde un comienzo, así como los problemas de implementación y resultados negativos que aparecieron tras las primeras evaluaciones de sus programas sociales.

La política social de este gobierno está amarrada a las ideas y los mecanismos que López Obrador definió desde 2018 y ha prestado oídos sordos a todos los llamados de atención, sean de los especialistas de la sociedad civil o de las propias instituciones gubernamentales. El barco avanza sin dudarlo hacia un fracaso anunciado. Un fracaso todavía más lamentable si se piensa que, desde que hay democracia en este país, no se había tenido a un presidente con la fuerza suficiente en el Congreso de la Unión para ordenar la aprobación de leyes y decretos y la distribución de un presupuesto a la medida de sus órdenes, sin que se le cambie ni una coma.

Por esta razón, el Movimiento Antorchista  les hace una vez más el llamado y la invitación para que despertemos y nos sumemos ya que es la única organización que verdaderamente se preocupa por el bienestar de la gente más necesitada.

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