MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Podemos educar a distancia?

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Antorcha Magisterial es un frente de lucha de Antorcha Revolucionaria integrada por docentes en diferentes funciones, que tienen como principal línea de acción la calidad en la educación. Actualmente el gobierno en turno ha reformado el artículo 3° aplicando el término "educación de excelencia", algo sumamente difícil de lograr pues la excelencia es un término más subjetivo, no obstante, nuestro afán sigue siendo el mismo.

Ante la contingencia sanitaria que enfrentamos, la Secretaría de Educación Pública en voz de Moctezuma Barragán, ha instrumentado un plan de educación a distancia basándose en algunos planteamientos específicos:

1. Trabajo con los contenidos de los libros de texto.

2. Clases impartidas por cápsulas televisivas en canales específicos de televisión abierta y de pago.

3. Carpeta de evidencias con las actividades recomendadas vía TV.

4. Comunicación por medios impresos (guías).

5. Programas de radio en comunidades apartadas.

6. Trabajo en plataformas digitales o redes sociales.

Ante este planteamiento, no podemos apartarnos de la realidad y aplaudir incondicionalmente las acciones de quienes tienen en sus manos el rumbo de la nación en materia educativa; siempre hemos mantenido una postura crítica con todos los gobiernos y éste no tendría por qué ser la excepción.

Aclaramos de entrada que, los docentes afiliados a Antorcha Magisterial han hecho y están haciendo todo lo posible por cumplir con las acciones propuestas, además de hacer acopio de otras más, poniendo toda su creatividad y compromiso en lograrlas. Pero es claro que esto no será suficiente.

El problema educativo no puede separarse, aunque lo queramos, del problema global que enfrentamos como sociedad; hacerlo de modo diferente es un error por donde quiera que se le mire. La educación a distancia de facto ya enfrenta el grave problema de la cobertura. Según el Inegi en 2019 solo 44.3 por ciento de los hogares contaba con ordenadores y 56.4 por ciento con acceso a internet; la pregunta crucial es: ¿cuántos de esos hogares siguen teniendo esas facilidades? Basta con recordar que miles de mexicanos han quedado desempleados o subempleados con esta contingencia, con sueldos a la mitad los más afortunados y en el peor de los casos con una prohibición de comercializar sus productos, en el caso de los vendedores ambulantes y comerciantes informales. Por lo que se deduce que miles de familias tendrán que privilegiar la compra de alimentos antes que pagar acceso a redes o incluso a la televisión.

Pero hay otro dato aún más perturbador, aunque nos sea difícil aceptarlo. Nuestros estudiantes no son autodidactas, no hemos logrado, por condiciones que sería largo describir aquí, que nuestros alumnos vean a la educación como un mecanismo liberador y potenciador de sus habilidades, antes que una obligación engorrosa. Esta situación se traduce en bajos desempeños académicos generalizados y un bajo porcentaje de cumplimiento en tareas extraclase. Mientras que el apoyo de los padres en casa está muy por debajo de lo requerido. Aun cuando se trabaje de manera presencial es pan de cada día el ausentismo, el bajo cumplimiento, el desinterés y bajas expectativas de superación de nuestros niños y jóvenes. Razón por la cual será muy difícil involucrarlos de manera virtual o a distancia.

Estas condiciones se agudizarán conforme avance la crisis sanitaria y en relación directamente proporcional con la falta de apoyos a la ciudadanía más vulnerable por parte de los diferentes niveles de gobierno. En este punto, reiteramos la exigencia al gobierno de instrumentar un programa nacional alimentario para los ciudadanos más vulnerables, con el fin de impedir que por propia mano se busque tomar de donde haya. Ya tenemos ejemplos de atracos a escuelas por parte de personas que han visto en esta acción la única manera de llevar alimento a sus familias.

En el rubro del desempleo y los bajos salarios los docentes no están excluidos. Aunque se tiene la idea generalizada de que los docentes tienen condiciones óptimas de empleo, un sueldo seguro, servicio médico, etc.; esto no es más que un mito. Actualmente y en las condiciones de la "contrarreforma" educativa existen miles de docentes que sobreviven con un sueldo raquítico y no alcanzan en muchas ocasiones ni los cinco mil pesos mensuales para subsistir, el gremio magisterial mexicano es de los peores pagados en el mundo y en Latinoamérica solo por encima de Argentina, por un pequeño margen. Además de ser uno de los sectores con alta tasa de desempleo: hasta 2018 un millón, 791 mil 777 personas presentaron alguna evaluación para ingreso o promoción en el servicio docente y de ese total solo 187,000 consiguieron una plaza en educación básica o media superior, es decir, solo el 10 por ciento fue contratado y en muchos casos solo de manera eventual, según datos de la misma SEP.

Sumemos a esto los adeudos de horas y plazas que la Federación y el Estado tiene con los centros educativos, los cuales no han sido pagados por años y que los docentes han tenido que cubrir dando muchas horas de su tiempo de manera gratuita y en el mejor de los casos con un apoyo mínimo pagado por padres de familia u obtenido mediante actividades económicas que los mismos docentes impulsan. Solo en el estado de Puebla las escuelas adheridas a nuestra organización tienen años exigiendo el pago de más de 4000 horas en secundarias técnicas, 43 plazas de preescolar, 58 plazas de primaria, 21 plazas de bachilleratos digitales y 1500 horas de bachilleratos generales; esta enorme cantidad de adeudos es cubierto por un gran número de docentes pagados por recursos propios de las escuelas que ante la contingencia se encuentran también desprotegidos y que, no obstante, estamos dispuestos a seguir apoyando en la medida de nuestras posibilidades.

Todo este panorama nos lleva a exigir de las autoridades acciones pensadas de manera global, sistemática y solidaria: instrumentar un programa alimentario nacional que le permita a las familias paliar los efectos del desempleo, información veraz y oportuna sobre el progreso de la epidemia en la nación, suspensión de los pagos de servicios hasta controlar la epidemia, asegurar el servicio médico dotando de insumos al personal correspondiente para la atención de la población afectada y sobre todo la flexibilización de las tareas evaluativas considerando las complicaciones presentes. Los docentes sabemos y podemos hacer nuestra labor, contamos con el conocimiento y las ganas, pero necesitamos alzar la voz ante la falta de acciones efectivas del Gobierno Federal y una constante falla en el tratamiento del grave problema que enfrentamos. De no hacerlo así estaremos ante una revuelta social de alcances mayúsculos que nadie podrá frenar.

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