La situación más grave que vive la mayoría de los habitantes de los pueblos de Yucatán es sin lugar a duda, la falta de alimentos y de apoyo económico para reactivar la economía.En la mayoría de ellos no hay ayuda por parte de las autoridades de ningún nivel y menos del Gobierno federal, aunque todas las mañanas el presidente de la República sale a decir que los problemas del país se están resolviendo y atendiendo de manera paulatina, aquí no pasa nada, el pueblo pobre está olvidado.
La "nueva normalidad" en todos los municipios y comunidades del estado no se vive diferente económicamente hablando, pues en todas partes se necesitan alimentos y empleo, en algunos, pega más la pobreza; Izamal, "pueblo mágico" se encuentra a 50 kilómetros de la capital yucateca y el ingreso más importante proviene del turismo no solamente por sus vestigios arqueológicos mayas, sino principalmente por la venta de artesanías y ropa típica pues en Kimbilá, una de las comisarías del municipio, se elaboran, confeccionan y venden: bordados artesanales, guayaberas, filipinas, hipiles, entre otras artesanías.Antes de la pandemia operaban aproximadamente 630 establecimientos comerciales y en esta actividad se empleaba el 86 por ciento de los habitantes de la comunidad.
Sin embargo, la industria del bordado en esta comisaria se ha desalentado desde el mes de marzo con el inicio de la pandemia de covid-19 a la fecha, pues la actividad dejó de ser rentable al no haber turistas que adquieran lo que aquí se produce, por tanto, el sostén económico de dicho lugar, se vino abajo y con ello las esperanzas de los trabajadores de llevar el sustento al hogar ya que su ingreso principal es el que proviene del bordado, alforzado, planchado, hasta el empleo de mostrador, que al encontrarse prácticamente inactivo, lacera la vida de los pobladores.
Actualmente, solo algunos talleres laboran con el mínimo de empleados y solo para cubrir algunos pedidos que habían quedado pendientes de entrega ya que la emergencia sanitaria también provocó las cancelaciones de pedidos de tiendas que se dedicaban a vender sus productos en otros lugares de la República.En esta comunidad otrora llena de actividad ocasionada por la llegada de turismo, reina un panorama desolador.Algunos pobladores para llevar el alimento a su familia se dedican a la elaboración de cubrebocas con bordados artesanales de lino y de algodón.Hacen poco y venden igual de poco pero no tienen otra opción para sobrevivir y evitar el hambre.
Este panorama, sin lugar a dudas se replica en muchos lugares del estado y del país, ya que las autoridades encargadas de ayudar a sus ciudadanos a superar esta difícil situación que vivimos hacen poco o no hacen nada.Es triste que un lugar como este que pertenece al primer municipio que fue nombrado "pueblo mágico" en el país esté tan olvidado y abandonado a su suerte.Para los gobiernos no existe una verdadera preocupación por ayudarlos implementando un programa nacional de alimentos que palie el problema del hambre y del desempleo que sufren, sus preocupaciones son otras.
Urge que el pueblo entienda que los únicos que pueden salir de esta situación en la que se encuentra está en sus manos, que no habrá gobierno preocupado con sus males, pero para cambiar la situación es necesario que los pobres se unan con sus iguales y que junto con otros sectores progresistas cambien este modelo económico que vivimos, pero para eso necesita organizarse y juntos poner un gobierno capaz y comprometido con todos los mexicanos.
Ya vienen elecciones importantes en 2021, y los votantes no deben dejar de lado el olvido y menosprecio de que han sido objeto toda la vida, pero sobre todo en esta emergencia sanitaria donde los gobernantes estuvieron ausentes; vienen las elecciones y con ellas las promesas, el pueblo humilde debe estar atento y no dejarse engañar.
La pobreza y la miseria existen, aunque nuestros gobernantes se empeñen en negarlas.
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