MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

PEF 2022, más de lo mismo

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En una de las obras cumbre de Fedor M. Dostoievski, Crimen y castigo, resalta una frase: “…la miseria, señor, la miseria es un delito”, frase que, a pesar de haber sido escrita en 1866, hoy en 2021, sigue teniendo tanta vigencia que es doloroso verla. 

Desde hace ya cuatro años, los recortes al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) que han sido ordenados por Andrés Manuel López Obrador, han dejado a más familias con hambre y con menos oportunidades de lograr una mejor vida, pues se han quitado apoyos, que, si bien no daban una solución permanente a los problemas sociales de México, sí ayudaban de cierta manera a amortiguarlos. 

Hoy nuevamente se ha aprobado un presupuesto que está dejando de lado las verdaderas necesidades del pueblo; se ha creado un documento que muestra que el gobierno federal está bajo la dictadura personal de un individuo, pues de las mil 900 propuestas que se hicieron para la modificación del PEF 2022 por parte de los diputados del Congreso de la Unión, no se tomó en cuenta ni una sola; no se cambió ni una coma a lo ya dictado por López Obrador. 

A este documento y a las implicaciones que conlleva su aprobación, es necesario hacer algunas aclaraciones, empezando por indicar que este presupuesto no pone “primero a los pobres”, pues no garantiza en ninguno de sus puntos la disminución de la pobreza, y tampoco ayudará a reducir la brecha de la desigualdad que crece día con día. 

En primer lugar hay que mencionar que la pobreza en México aumentó, pues cayeron en ella 5 millones de mexicanos, y el gobierno federal, aparentando un aumento en las pensiones a personas mayores, incrementó el gasto social en 100 mil millones de pesos, pero eso beneficiará solamente a 200 mil mexicanos; esto quiere decir que de los 55.7 millones de personas que se encuentran en el umbral de la pobreza, solo esos 200 mil tendrán un cambio superficial, es decir, que solo se estará beneficiando el 0.3 por ciento de la población. 

 En segundo lugar, es necesario tomar en cuenta una de las declaraciones tantas veces repetidas por López Obrador, quien se cuelga la medalla y se llena la boca al decir que es su gobierno el que ha llevado más dinero a los hogares más pobres, pero esto tampoco esto es cierto, pues en 2020 estos “apoyos” llegaban al 47 por ciento de los hogares, esto contra el año 2016, cuando el porcentaje alcanzaba el 67 por ciento. Queda demostrado entonces que estos apoyos que tanto presume, también disminuyeron. 

En tercer lugar, y quizás lo más conocido y mencionado, la mayoría de las inversiones serán destinadas a las obras faraónicas del gobierno de la Cuarta Transformación; en específico, en esta ocasión al Tren Maya, pues del recurso total destinado al turismo, 96 por ciento se invertirá en la continuación de la construcción de este tren, mientras que el impulso y promoción de los pueblos mágicos sigue al margen, así como la promoción misma del turismo que deja algunas ganancias.

Este último dato resulta realmente alarmante si mencionamos el cuarto lugar de este análisis que venimos haciendo, pues se dio a conocer que el presupuesto no incluía programas sociales de recuperación para las personas afectadas por la crisis que provocó, y sigue provocando, la pandemia de covid-19. La razón esgrimida fue la misma de siempre: “no hay dinero”, afirmación que se suma a la lista de mentiras del mandatario nacional, pues sí hay dinero suficiente, y las pruebas irrefutables son el incremento a sus “obras”, y el que recibió la Guardia Nacional: 76 por ciento; mientras tanto, la otra cara de la moneda nos muestra que México sigue siendo de los últimos lugares a nivel global en respuesta a la crisis: el incremento para gasto social fue solamente del 0.2 por ciento. 

Pero esto no es todo. Para nadie debería ser nuevo que los recursos del PEF son aportados por todos los mexicanos a través de los impuestos que, no olvidemos, no son pocos pues para esto también hay una división: tenemos impuestos federales, estatales y municipales; comprar hasta un chicle conlleva contribución al fisco. Pero su pago recae sobre todo sobre las espaldas de los contribuyentes de más bajos ingresos, por lo que durante muchos años el Movimiento Antorchista Nacional ha exigido una reforma fiscal progresiva; nos referimos con ello a que paguen más impuestos los que ganan más. 

Ante esta nueva forma de pagar impuestos nuevamente se miente al pueblo, diciéndole que ya pagan más los ricos, pero amigo lector, eso tampoco es cierto; aquí las cifras: según datos del mismo paquete económico del gobierno, los más ricos pagaban en 2019 el 13.2 por ciento; en 2020 pasó al 14 por ciento y ahora en 2021 volvió a bajar al 13.7 por ciento, cifras muy inferiores a las de países como Honduras, Bolivia y Nicaragua, que recaudan el 22 por ciento, y mucho más lejos aún de Argentina, Brasil y Uruguay, que tienen más del 30 por ciento de recaudación total. En aquellos países los ricos pagan más que aquí, donde pretendidamente se gobierna para los pobres.

Así que, mientras en México los ricos pagan menos y la mayor parte de este presupuesto es aportado por el pueblo humilde y trabajador, el Presupuesto de Egresos de la Federación pasará, otra vez, a la historia como uno de los que más castigan a los que menos tienen. En conclusión, Panem et circenses para el pueblo; darles o hacerles creer que se les da, pero dejarlos completamente desamparados. 

A los mexicanos nos queda la enorme tarea, otra vez, de aprender la lección, de darnos cuenta que la historia nos está pasando la factura. Urge que cobremos conciencia de que un gobierno que prefiere gastar más en obras inútiles y no en amortiguar el hambre, resolver la falta de vivienda, salud y educación de su pueblo, no podrá garantizar una mejor calidad de vida para todos nosotros y aquí recuerdo, parafraseando a Dostoievski: “…la miseria, señor (presidente), la miseria es un delito”.

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