MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Paz, pan y tierra, la vigencia de tres palabras

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En los últimos días de mayo, se suscitaron una serie de manifestaciones en diferentes presidencias municipales del Valle del Mezquital, con reclamos similares y mostrando el hartazgo de la población ante la creciente ola de delincuencia, de asaltos y robos, de falta de obra pública y apoyos asistenciales, de falta de atención y sensibilidad de los gobiernos.

El lunes 29 de mayo, se dieron cita en la presidencia municipal de Mixquiahuala, cientos de pobladores de la comunidad de Jagüey Blanco, misma que ha sido blanco de los delincuentes, en las últimas semanas se dieron, además de robos de vehículos y motocicletas, dos asaltos violentos perpetrados por un grupo de sujetos armados con rifles de alto poder. Estos eventos causaron indignación  y temor entre la población, lo que los llevó a manifestarse en el palacio municipal, exigiendo la presencia del alcalde José Ramón Amieva Gálvez (exjefe de gobierno de la Ciudad de México) para reclamar acciones inmediatas para garantizar la seguridad y paz en el municipio.

“A los campesinos les roban sus animales, a los vendedores sus productos, a las familias su patrimonio, y no hemos tenido respuesta del gobierno”, declaraba uno de los manifestantes.

Al mismo tiempo que se llevaba a cabo esta protesta, se hizo viral en las redes sociales que un policía municipal encargado de la seguridad vial en la cabecera, se cubría de la torrencial lluvia con un saco de croquetas ¡había visto tal cosa!

El martes 30 de mayo, varios pobladores del municipio de Chilcuautla tomaron la alcaldía municipal, sus principales reclamos: el incumplimiento de compromisos en obra pública, la falta de atención del presidente municipal Valente Martínez Mayor, el crecimiento de la delincuencia y la falta de apoyos al campo.

“Es una incongruencia la del presidente municipal. Pregona que el municipio esta en vías de transformación, será para él y sus allegados, porque para su fiesta de cumpleaños no escatimó recursos y hasta los policías andaban de meseros, pero para el pueblo no hay nada”, reclamaba un poblador.

Tras las recientes granizadas en el municipio, se vieron afectados 133 hectáreas de cultivo y 305 metros cuadrados en invernaderos. Además, 112 viviendas y 3900 techos de asbesto presentaron daños. No han recibido ayuda alguna los campesinos y familias damnificadas. 

Otra protesta ocurrió el 29 de mayo, habitantes afectados por la inundación de septiembre de 2021, en el municipio de Tula de Allende, denunciaron que a casi dos años de la tragedia, siguen sin atención ni ayuda.

Desde hace más de dos meses, trabajadores de la Cooperativa Juárez, en la comunidad de El Moreno en Progreso de Obregón, se levantaron en huelga tras el despido injustificado de una de sus compañeras de trabajo como represalia ante el intento de organizarse sindicalmente.

“Exigimos nuestros derechos, no nos dan utilidades, tampoco aguinaldo, nos quieren liquidar sin motivo alguno, necesitamos trabajar pero que nos respeten como trabajadores, por eso estamos en pie de lucha”,expresó uno de los huelguistas.

“Paz, pan y tierra”, era el clamor que se extendía por toda la Rusia zarista, tres palabras que serían la base para uno de los cambios más trascendentales de la historia, la primer revolución proletaria. En marzo de 1982, miles de trabajadores organizados bajo el lema de “paz, pan y trabajo”, se levantaban en contra de la crisis económica, política y social que atravesaba el país de Argentina.

Actualmente, nuestro país atraviesa la peor de las crisis de los últimos 27 años. Los precios de la canasta básica suben como la espuma; empresas cierran y se hace cada vez más difícil conseguir empleo; los trabajadores sufren arbitrariedades en sus empleos y no suben los salarios; enfermarse está prohibido para los pobres porque no tienen opciones para curarse; no hay obra pública y la inseguridad y violencia alcanzan índices nunca antes vistos, mueren más mexicanos por esta causa que los que mueren en países en guerra.

Las movilizaciones que se han realizado en estos días en el Valle del Mezquital no son coincidencia, la casualidad es la forma en que se manifiesta la necesidad y cada vez más el pueblo siente la necesidad de paz, pan y tierra. El lema vuelve a surgir como necesidad de un cambio, la gente vuelve a sentir la necesidad de unirse, de organizarse y levantar la voz. Solo que no basta con unirse en una sola comunidad, en un solo municipio y con demandas solo para nuestras localidades, debemos organizarnos bajo una misma consigna, como un solo hombre y como un solo ideal, para transformar  la realidad en todo nuestro país, para curar de fondo todos estos males. 

Para que nuestras familias salgan a las calles sin preocuparse de la inseguridad y de violencia, para que en nuestros hogares haya alimento seguro, para que regresen las tierras a manos de los que producen, para que exista paz, pan y trabajo; el pueblo debe tomar las riendas de este país, formando un partido político de la clase trabajadora, que defienda los intereses de los que sufren, y que una vez tomado el poder, transformemos nuestra patria en una patria más justa para sus hijos. 

Organicémonos y luchemos ahora, o será demasiado tarde.

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