El viejo cuento de nunca acabar, presidentes de la república, de diferentes partidos, gobiernan y se van, igual sucede con los gobernadores y presidentes municipales, todos ellos durante sus administraciones pasan sin pena ni gloria, como ya es costumbre en todo México, durante sus campañas prometen a los ciudadanos que las condiciones materiales de vida cambiarán para bien, que ahora sí realizarán obras publicas básicas, priorizando a los que menos tienen y más lo necesitan, promesas que nunca se cumplen, solo quedan en el puro discurso.
Suficiente con ver a nuestro alrededor, donde vivimos, para darnos cuenta de la carencia en obras y servicios básicos; las calles polvorientas que llevan décadas sin pavimentarse, los baches ahí han permanecido durante años, los parques abandonados por trienios y podemos mencionar un sinnúmero de carencias en cada colonia o comunidad.
Ante esta problemática real, irrefutable, que cada día se agudiza y nos golpea el rostro, la ciudadanía debe reflexionar y actuar sobre este fenómeno, no podemos seguir permitiendo vivir en condiciones tan precarias. La indiferencia y la apatía de la ciudadanía a participar con el propósito de resolver las problemáticas que nos aquejan en cada comunidad, es una consecuencia de que los gobiernos nos tengan viviendo así, debemos comprender que no es nuestra pobreza la que nos tiene sumidos en esta condición, es nuestra falta de unidad, gestión, lucha permanente y educación política, esto es el ancla más grande que no nos permite avanzar.
El Gobierno federal, el estatal y el municipal, deben darse cuenta de esta grave problemática, la falta y deterioro de la obra y servicios públicos debe ser un tema prioritario, se tienen que adoptar otras políticas públicas donde se invierta la mayor cantidad de recursos públicos, no pueden continuar con la misma cantada de que no hay dinero, cada vez que la solicitan los vecinos.
Solo por poner unos ejemplos, el municipio de Carbó en Sonora recibió en el año 2015, 500 millones para infraestructura municipal básica, en el año 2023; este municipio recibe del Gobierno federal 23,5 millones, que siendo sinceros no alcanza para pavimentar ni dos calles, gracias a la política de la 4T. Con esto se demuestra que la desaparición del ramo 23 destinado para obra pública nos está provocando un daño catastrófico a mediano y largo plazo, como ya sabemos la federación quitó ese recurso a los estados y municipios y se destinó a las obras faraónicas que no servirán de mucho a la mayoría de los mexicanos, como el tren maya, la refinería Tres Bocas, el aeropuerto y el corredor transpacífico.
En un comparativo, son mayoría los mexicanos que se han visto afectados por quedarse sin obra pública básica, que los mexicanos que se han visto beneficiados por el impacto de las obras faraónicas. Claro, aquí impera un capricho y error de política presidencial. Lo que más asombra es el silencio, complicidad y un silencio arribista de la mayoría de los alcaldes, el no solicitar, pedir, incluso exigir y denunciar que necesitan recursos en sus municipios para atender la demanda de obra básica que sus gobernados les demandan. Para ser justos, muy pocos lo han hecho, en su mayoría han asumido una actitud sumisa, agachona, cobarde y convenenciera a sus intereses, más bien andan viendo cómo quedar bien con los de arriba para ver si los contemplan con algún cargo en las próximas elecciones.
Todos los ciudadanos que carecen de servicios básicos como red agua potable, red de drenaje, pavimento en sus calles, alumbrado público, servicio de basura, seguridad pública, infraestructura educativa en sus escuelas, infraestructura y servicios de salud, los parques están vandalizados o su vivienda está muy deteriorada o no tienen, todos esto problemas sociales tienen un origen, tienen responsables y hay quienes les corresponden resolverlos, sean problemas históricos o actuales. No podemos seguir permitiendo que nuestras carencias y necesidades se conviertan en cada periodo de campaña electoral una bandera de promesas y un anzuelo para que nos atrapen, engatusen, distraigan, manipulen y al final nos arranquen nuestro voto y nunca más regresen a cumplir su palabra.
En este país no basta con cambiar de gobernantes cada tres o seis años, cambiar de partido político cada vez que uno de ellos nos decepcione, pensando que con ello resolvemos el problema. La problemática es más compleja, para ello se requiere que la mayoría de la población comprenda a profundidad que necesitamos un nuevo modelo social, con un gobierno emergido de las mayorías que aplique una política económica distributiva donde el mayor recurso público del país se invierta en resolver las necesidades de las mayorías, solo entonces habrá recurso público para hacer obra para los humildes. Lo acepten o no los que hoy están gobernando, saben que la falta de recursos para hacer obra pública en donde más se necesita es un gravísimo problema, mismo que no podrá resolverse si no se destinan recursos financieros desde la Secretaría de Hacienda federal. Por ahora, la única salida que nos queda a los ciudadanos que no contamos con los servicios básicos es organizarnos y luchar, denunciando a los funcionarios que se nieguen a dotarnos de obras sociales, lo demás es problema de ellos. Atentos, compañeros sonorenses.
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