El año pasado, justamente por estas mismas fechas, se iniciaba la efervescencia política; partidos políticos y personajes con arraigo entre la ciudadanía del municipio, distrito local o federal, al cual aspiraban, mediante la elección y si les favorecía el voto, gobernar. Así las cosas, arrancaron su campaña al estilo de siempre, saliendo a las comunidades a conquistar la confianza de los electores con promesas, que hoy, ya lo vemos, fueron mentiras de todo tipo, esto con la clara y única intención de lograr su cometido al costo que sea, obtener un puesto dentro del gobierno en el nivel buscado. Así transcurrieron los meses, hasta el 6 de junio del año pasado, día señalado para la jornada electoral, y, lo dicho, los que ganaron, se olvidaron rápidamente de las promesas a sus electores y solo miran por el bien de sus intereses personales y se olvidan de las promesas que hicieron a la gente que les dio su voto, de las necesidades reales que tienen las comunidades y colonias y no hacen ya nada por hacer frente a los problemas relevantes que perjudican a sus gobernados.
Esto es lo que estamos viendo hoy con aquellos que el año pasado fueron candidatos y ahora ya son presidentes municipales, diputados locales y federales y vemos que solo se deben a ellos, porque vemos con impotencia como en sus demarcaciones las necesidades, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, los contagios y muertes por coronavirus, van en aumento sin que se vea la mano de las autoridades que ayer salieron a gritar a los cuatro vientos que ellos sí tenderían y resolverían las peticiones y los problemas de la gente, igual como sucedió en 2018, con el triunfo de Morena en la presidencia.
En el proceso electoral pasado (2021), en Oaxaca, la mayoría de espacios los obtuvieron candidatos de filiación morenista, debido a que los otros partidos están altamente desprestigiado y la ciudadanía les ha retirado su apoyo y confianza, precisamente por lo mismo que hoy hace el morenismo, y que tampoco se han puesto a la altura de las exigencias que reclama la realidad Oaxaqueña, muy por el contrario, vemos como el gobierno de Oaxaca se congratula, le hace reverencia y aplaude los insultos y atropellos que desde Palacio Nacional se cometen en contra de los oaxaqueños, como es el recorte al presupuesto estatal, que servía para la ejecución de obras de infraestructura, apoyo al campo, mejoramiento de vivienda, apoyo a la salud, etc.. Así las cosas, los electores, por desconocimiento o por confusión o por dar el voto de castigo, cargaron su preferencia por los candidatos emanados de morena. Y ¿Cuál es el resultado? Lo que ya se esperaba, se hace muy poco o nada por cumplir las promesas, no dan la cara para atender y resolver todas las necesidades que padece el pueblo oaxaqueño o cuando menos, las de su municipio y o distrito demarcación donde tienen la representación que les otorgó la gente en la pasada elección.
Dentro de este panorama, ya de por sí difícil, se inicia la pugna por la gubernatura de Oaxaca. Nuevamente se nota el interés y la ambición de llegar al máximo escaño del Estado, para desde ahí, repetir la misma historia y continuar con la política de promesas incumplidas, engaños y no solución de demandas y carencias que durante muchos años han padecido miles de comunidades.
Sin importar el partido que gobierne, el contenido y forma siempre ha sido la misma, siempre se protegen y respaldan los intereses de los poderosos, de los ricos, manteniendo a los pobres en cada vez mayor pobreza y sumiendo la vida de las grandes mayorías, de los trabajadores en la absoluta indefensión.
Muchos Oaxaqueños aún siguen siendo engañados, otros están confundidos, creen que si Morena gobierna, Oaxaca mejorará radicalmente su condición de vida; no se dan cuenta que son los mismos personajes, solo que ahora militan en otro partido y difunden otro discurso, pero en los hechos tampoco ellos son dignos genuinos y representantes y defensores de los derechos y los intereses del pueblo trabajador.
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